miércoles, 29 de julio de 2009

Nociones de sensación térmica

Toda la calefacción de mi casa es una salamandra de principios del Siglo XX; es un objeto hermoso de hierro fundido y con una moldura de un dragón -o posiblemente una salamandra adragonada- sobre la puerta. Funciona a carbón o leña cortada en astillas y demora bastante tiempo en calentar. Una vez que lo hace permanece caliente varias horas y alcanza para templar casi todos los ambientes de mi hogar.

Pero es miércoles y estoy metido a las nueve de la noche en mi cama, con todas las frazadas y mantas que tengo encima mío. Afuera la temperatura ronda el cero grado pero los meteorólogos dicen que la sensación térmica es de varios grados bajo cero. Les creo. Abajo de las frazadas es el único lugar dónde puedo estar sin sentirme un soldado alemán en Stalingrado. No prendí la salamandra. No tengo carbón y no tengo un mango para comprar una bolsa. Según el gobierno soy parte de la franja pudiente, de las personas de altos ingresos a quienes no les cuesta nada sacrificarle al IRPF una buena parte de su sueldo. Sin embargo no me siento así; hay cero grado y no puedo comprar una bolsa de carbón. Y es recién 22 de este mes.

Abajo de las mantas estoy bien y me duermo muy temprano. A la mañana me despierto tiritando porque me destapé durante una pesadilla de la que sólo recuerdo borrones. A cuatro cuadras de mi casa alguien con quién estuve conversando tres días atrás acaba de estrellarse contra una columna y está muerto.

***

Desde mi adolescencia siempre defendí el invierno ante mis amigos, que parecían no poder asociar ninguna clase de felicidad intensa con algo que no fuera el verano, estación en la que yo me sentía torpe e inadecuado. Yo amaba la ropa de invierno, amaba el salir a la calle sin más que mi nariz al descubierto, vestido como un soldado finlandés patrullando los alrededores de Viipuri. Amaba el despojarme de esa ropa frente de una estufa a leña ardiendo, escuchando música melancólica y bebiendo vino en copa, hablando de nada. Amaba estar con una chica cálida e ir levantando las numerosas capas de tela que la cubrían hasta encontrar la piel tibia. Amaba la lluvia reventando contra la claraboya y amaba estar al resguardo de ella. Hoy en día me doy cuenta de que ya no amo tanto al invierno y que prefiero estar en una mesa de verano o primavera al atardecer, tomándome un whisky y observando los ombligos de otras chicas, vestidas con remeras deliberadamente cortas.

Luego de nueve años sin hacerlo empecé a fumar otra vez. Una noche, en una semana de un increíble stress al que ni la música ni el alcohol parecían debilitar, le pedí un cigarrillo a un amigo. A las tres pitadas ya me sentía más relajado y los problemas me parecían más blandos.

Tengo que volver a dejar de hacerlo, porque noto que las resacas se hacen más largas y que mi voz está desapareciendo. Pero veo a Tabaré Vázquez en la Cumbre del Mercosur predicando acerca de los mil y un males del cigarrillo, y siendo saludado como un apóstol de la vida. Como el hombre que encontró el dragón al que derrotar. Me alegro de no ser parte de su cruzada; otra virtud del cigarrillo.

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La expresión de "sensación térmica" aplicada a una supuesta exageración de la percepción de la inseguridad ciudadana fue acuñada por el ex Ministro del Interior José Díaz, pero la prensa de la oposición de derecha insistió en adjudicársela, una y otra vez, a su sucesora, Daisy Tourné, a la que odiaban con fervor. La expresión de Díaz no era gratuita y correspondía a la exageración casi histérica de los medios, particularmente los vinculados con la oposición, en relación al tema de la seguridad, instalado según las encuestas en un lugar central dentro de las preocupaciones de los montevideanos. Pero aunque su diagnóstico sobre el manejo intencionado de esta preocupación por medios nada inocentes era válida, la expresión cayó muy mal. El que un problema sea utilizado por intereses políticos no quiere decir que el problema no exista, y hablar de que la inseguridad ciudadana tiene algo de "sensación térmica" -es decir, de percepción irreal- resultó terriblemente ofensivo para quienes habían sufrido un delito o eran cercanos a alguien que lo había hecho. Y esos eran, y son, muchos.

El Observatorio Nacional sobre Violencia y Criminalidad -creado por este gobierno en el 2005- hace poco reveló las nuevas cifras sobre crímenes y delitos ocurridos el último semestre. Las cifras eran más bien aterradoras; con un claro ascenso de los homicidios y los delitos sexuales. Pero el Ministro del Interior Jorge Bruni tenía algunas buenas noticias: las rapiñas habían crecido en menor proporción que en semestres anteriores, lo que permitía hablar de un descenso de los índices de delito. Un economista se hubiera vuelto loco tratando de explicar por qué algo que aumentó en realidad disminuyó, basado en la razón de que aumentó menos que antes.

Meses antes, Daisy Tourné -ante un informe anterior- dijo que las cifras eran buenas porque solamente las rapiñas habían aumentado -un 20%- pero que los demás delitos seguían más o menos en sus números que en el 2002. La misma lógica anterior; pero en el 2002 el país estaba quebrado y con los peores índices de desempleo y pobreza que se hubieran visto desde el fin de la dictadura, y en este momento el gobierno podía exibir con orgullo un desempleo de apenas un 7%, una cifra cercana a lo que se considera "pleno empleo" en economía. Si ante variables económicas claramente mejores, los delitos se mantenían -e incluso aumentaban- en los mismos términos de cuando el país había estado al borde del colapso, entonces había un problema que no explicaban las teorías deterministas sobre el factor pobreza y necesidad. Ahí había otra cosa, un problema sociológico y cultural para el que la izquierda no tenía respuestas ni nombres que darle, y mucho menos una solución inmediata. Todavía no la tienen. Cuando los aprietan dicen que es todo culpa de la pasta base.

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Me encuentro con una amiga a la que veo muy poco. Se acaba de divorciar y tiene dos hijos pequeños, así que sus oportunidades de salir y divertirse un poco son casi inexistentes. Pero esa noche dejó a sus niños con su hermana y decidió salir a tomar un trago conmigo. Está de buen humor y me cuenta que el trauma del divorcio le está resultando más suave de lo que creía. Hace poco tiempo murió su madre -su padre había muerto unos años atrás- y fueron tiempos muy difíciles para ella, pero la está llevando bien y, al menos en ese momento, se está divirtiendo.

Me muestra su celular nuevo. Es un Nokia bastante barato, pero según ella mucho mejor que el que tenía antes, al que describe como una mierda prehistórica. Cada tanto abandona brevemente la conversación para mandarle un sms a su hermana para ver cómo están sus hijos. No me importa la distracción porque cuando está atenta es una de las personas más graciosas que conozco. En un momento salimos a fumar y nos quedamos conversando con una conocida mutua. Yo entró a buscar un trago y me quedo un par de minutos charlando con el mozo. Cuando salgo retomamos la charla hasta que ella vuelve a buscar el celular porque no le contestaron una pregunta que había enviado. No lo encuentra; le había desaparecido de su bolsillo. También había desaparecido un personaje habitual que suele merodear el boliche desde hace años, mangueando en forma ininterrumpida y generalmente molestando a los clientes, aunque algunos lo encuentran simpático.

Le ofrezco el mío pero no se acuerda del número de su hermana, y además la noche está arruinada. Nos despedimos y quedamos en vernos en otra ocasión, y ella se va a ver en qué están sus hijos. Yo me voy a casa.

A los pocos días estoy en el mismo lugar y vuelve a aparecer el personaje que posiblemente se había ganado un celular aquella noche. Me dice "¡amigo! ¿no me da una moneda?". No; y no soy tu amigo.

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Me conseguí una copia de Let the Right One In, la película de vampiros sueca de la que todo el mundo crítico estuvo hablando pero que sigue sin estrenarse en Uruguay. Le tenía un poco de desconfianza porque las reseñas insistían en que era una revolución en el cine de terror, y en ese género yo soy un clasisista. Además no me gusta el cine sueco.

Decidí empezar a verla una noche, demasiado tarde, para al menos tener una idea de qué se trataba pero convencido de que me iba a dormir a los veinte minutos. Dos horas después estaba todavía despierto y convencido de que acababa de ver una de las mejores películas que caía en mis manos desde hace muchos años, y un nuevo clásico del cine de horror.

Let the Right One In es una película increíblemente fría y cálida a la vez; llena de cabos sueltos, de datos imprecisos, de personajes que dan una clara y definida impresión individual pero sobre los que al mismo tiempo no sabemos casi nada. De violencia y ternura simultánea. De hecho es una película sobre la atracción de los opuestos, pero no solamente la evidente entre la vampira centenaria con cuerpo pre-adolescente y su amigo de doce años, sino también entre el horror y el afecto, entre la belleza de la fotografía invernal de la nieve y la textura granulosa, casi de realismo socialista, del suburbio de Estocolmo, entre lo refinado y lo grotesco. No hay moralidad en sus personajes, solo sentimientos y el que predomina es el de la soledad, renuente y finalmente combatida en un campo de batalla que no tiene nada que ver con los conceptos del bien y el mal.

No leí la novela de John Ajvide Lindqvist en la que está basada. Las críticas son excelentes pero dudo que sea mejor que la película; tan sólo con leer en el resumen de la Wiki algunos datos que en la película permanecen nebulosos y que, al parecer, en la novela se desvelan, me convenzo de que seguramente sea menos sugerente que su versión cinematográfica. Me encantan esas películas de horror en las que nada se explica demasiado, películas como The Suicide Club o varias de las de David Lynch, que operan en el terreno extrañado de las pesadillas. Y me encantan las películas de horror como Let the Right One In, siempre conscientes de que hay una igual cuota de espanto tanto en los monstruos sobre las que giran como en el entorno apacible que vienen a perturbar.

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Este es mi primer invierno sin perro en nueve años. Pienso en él en esas noches heladas, eran las únicas en las que lo autorizaba a subirse a mi cama y a dormir sobre las mantas, encima de mis pies. Luego las mantas tenían olor a perro, pero valía la pena. Recuerdo como roncaba y cómo gruñía o lloraba completamente dormido, acosado por sueños de perro de los que no sabemos nada.

Mis amigos me dicen que me hace falta una novia. Puede ser. Yo creo que me hace falta un nuevo perro.

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El frío ahuyenta a la gente de las calles, y estas se vuelven mucho más peligrosas para los que necesariamente tienen que transitarlas.

Una amiga me dice que no va a poder salir conmigo como habíamos convenido. La noche anterior, volviendo de un recital la arrastraron por la calle para robarle la cartera y se lastimó las rodillas. Está impresionada y no se siente ni lo bastante sociable ni alegre como para moverse de su casa.

Tuvo suerte; hace unos meses a otra chica que conozco dos tipos la molieron a patadas en el suelo para robarle el celular. Terminó con una fisura de tibia por la que tuvo que usar bastón durante semanas y someterse a una larga y dolorosa fisioterapia. Ambas son bastante parecidas, veinteañeras, bajitas y no pesan mucho más de cincuenta kilos.

A una compañera de trabajo la robaron tres veces las mismas tres malandras en los alrededores de Tres Cruces, uno de los epicentros de Montevideo. Ella también se divorció este año y tiene más de un trabajo para poder mantener, apenas, a su casa y a su hijo. En la seccional de la zona le dicen que sí, que saben quienes son las ladronas, que siempre están en la vuelta de la Plaza de la Bandera, pero que son menores y cuando las detienen están tres horas después en la calle nuevamente.

Una de sus compañeras de sección fue asaltada también hace unas semanas. El chorro le dijo "dame la plata o te robo". Nos reímos mucho cuando lo contaba. Pero en el fondo no tiene nada de gracioso.

Abro un diario y leo la noticia de que una chica de trece años fue raptada, violada y asesinada. Se llama exactamente igual que mi sobrina, que tiene trece años. Durante los dos segundos que demoro en pasar de las primeras líneas hasta la que aclara que el crimen fue cometido en Florida, que el segundo apellido es diferente al de mi sobrina y que el asesino está detenido, siento un vértigo que no quiero volver a sentir en mi vida.

Las mujeres son las víctimas favoritas de todos los delincuentes modernos, tanto dentro como fuera de sus casas. Si fueran un grupo político se hablaría de persecución o incluso de terrorismo y exterminio, habría marchas multitudinarias defendiendo la democracia y las garantías de ese grupo acosado por torturadores y asesinos. Pero la criminalidad contra las mujeres es vista como si fuera una fatalidad inevitable, "y... es la sociedad fracturada, es la pobreza, es la pasta base, es el hogar detonado, es el consumo, es el Siglo XXI". Sí, ¿y qué?

Trato de imaginarme qué le pasa por la cabeza a un par de tipos capaces de patear brutalmente a una chica en el piso para sacarle un puto celular. No puedo; me resulta mucho más fácil tratar de imaginar en qué sueñan los perros, al fin y al cabo criaturas con muchos más principios básicos que estos espectros repugnantes cuya suerte, desventura o justificación me dejó de importar hace tiempo.

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La serie de documentales de La Historia de la Música Popular Uruguaya es posiblemente el mejor producto audiovisual que jamás se haya hecho para la televisión uruguaya. Juan Pellicer demoró ocho años en terminar los quince capítulos que la componen y es evidente que ninguno de ellos fue sabático; se trata de uno de los mayores trabajos de estudio -por parte de Pellicer y su grupo- que se hayan hecho sobre -perdón por la redundancia- la música popular uruguaya de las últimas cuatro décadas. No hay mucho material bibliográfico al respecto, y esta serie llena el vacío con asombrosa calidad. Y con no menos asombrosa generosidad y falta de prejuicio; conozco a más de úno -incluyéndome- que quedaron totalmente sorprendidos al comprobar que más allá de lo que culturalmente se suele inscribir en el libro de oro de dicha música, esta serie incluye a varios discriminados, como la música tropical o el folclore más bien de derecha, que suelen caerse afuera del canon. Y los incluye con todo el respeto que se merecen.

No dan ganas de salir al frío cuando emiten La Historia de la Música Popular Uruguaya en un canal público que, por una vez, parece indiferente a otra cosa que no sea ofrecer la mejor televisión posible sin pensar en el mínimo común denominador. Es un espacio de calidez y homenaje a una tradición uruguaya mucho más gloriosa que la futbolística y mil veces más ignorada y subestimada. La tradición de un grupo de gente que sin recompensas y poco respeto creyeron que en Uruguay se podía generar un calidoscopio musical original y poderoso que, en un país de población mínima, dio dos o tres generaciones de compositores que naciones diez o veinte veces más poblados no ha conseguido alinear.

Hay muchos momentos emocionantes en esta serie; Jaime Roos enseñando a tocar "Cometa de la farola", el Darno explicando con sinceridad desgarrada cómo la dictadura le cagó los mejores años de su carrera, el Sabalero reconciendo que los músicos exiliados estaban en realidad en una situación mucho mejor que los que se habían quedado acá -a pesar de lo cual los locatarios fueron mucho menos reconocidos, un integrante de Combo Camaguey explicando cómo la introducción del sintetizador les permitió librarse de la tiranía de los clubs de música popular en los que habia piano, los Estómagos hablando de la total desprotección en la que se movía el rock de los 80... muchas cosas. Y está, como resaca lúcida, la clara evidencia de que hubo un tiempo en que la música era mucho más importante. Y que los nexos formados alrededor de ella también.

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La gripe A introdujo un nuevo elemento, antes desconocido para casi todos nosotros, en nuestras casas: el alcohol en gel. Por curiosidad me compro un frasco, y en pequeño acto de mariconería elijo uno perfumado de aloe vera. No sé si sirve para un carajo, pero tras pasarme el gel por las manos, las mismas me quedan perfumadas con agradable aroma a alcohol y aloe. Horas después de hacerlo sigo sintiendo ese olor fresco en el dorso de mis manos.

Una noche descubro también que es excelente para encender los tercos carbones de mi salamandra, y por un minuto es humo con olor a aloe lo que ambienta mi casa.

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El sociólogo Rafael Bayce es entrevistado por la diaria sobre el tema de la minoridad delictiva y los grupos que son percibidos como difusores de códigos violentos (las barras de fútbol, algunas tribus urbanas...). Bayce, con quién suelo coincidir sobre todo en su visión legalizadora de las drogas, ha asumido desde siempre el papel de defensor de los sectores marginales, y es de los pocos que se molesta en dar el punto de vista de los mismos. En la entrevista, Bayce defiende a estos grupos de pertenencia, como aglutinadores de identidad y como sectores a los que los prejuicios han estigmatizado, generalizándolos en base a sus integrantes más violentos sin tener en cuenta el gran número de integrantes de los mismos que se comportan en forma completamente sociable. Ok, es un punto de vista válido. Yo tengo mis dudas sobre los beneficios integrarse a un conjunto de personas que cantan juntas que lo mejor que les pasó en las vidas fue el día que algunos de ese conjunto mataron a un joven por llevar una remera de color distinto, pero admito que es un tema complejo.

Pero luego de prevenir contra las generalizaciones, Bayce realiza una particularmente brutal, dice: "Esos comerciantes que son asaltados por monstruos que consumen pasta base son los negreros que le roban a la gente, remarcan los productos vencidos, tienen la balanza trucha, tienen a uno trabajando al que le pagan 3.000 pesos donde deberían trabajar cuatro y ganar 5.000. Después de que empobrecen a media población, se quejan de que los asaltan, por favor. Quieren pagar mal, quejarse, y que la sociedad los defienda de los monstruos que ellos crearon".

El gremio de Cambadu -Centro de Almaceneros Minoristas, Baristas, Autoservicistas y afines del Uruguay- posiblemente sea el más golpeado por la delicuencia actual. Practicamente no pasa una semana en la que algún almacenero no sea asesinado por un chorro nervioso, y no pasa un día en el que dos o tres no sean asaltados. No sé en qué barrio vive Bayce; en el mío -que no es particularmente humilde- los almaceneros no son precisamente explotadores capitalistas que se comportan como terratenientes algodoneros del sur de EE.UU. antes de la Guerra Civil; por el contrario, los que conozco y han sobrevivido a la instalación de los grandes supermercados, son gente que labura desde las 7 de la mañana hasta las 9 de la noche -a veces más-, que rara vez tienen gente trabajando con ellos que no sea de su familia y a los que jamás he visto subirse a un 4 X 4 luego de cerrar la cortina metálica, simplemente porque no lo tienen. Los almaceneros que conozco han mantenido sus negocios ante la competencia más bien desleal de los negocios de grandes superficies gracias a su capacidad de fiar a los que no tienen tarjetas de crédito, o a instalarse en los barrios en los que nadie quiere instalarse, o a su capacidad de convertirse en vecinos, de ser parte de una comunidad barrial. Los almaceneros que conozco me conocen, saben como me llamo, me dejan llevarme una coca-cola que les pagaré más tarde, me prestan cambio para el ómnibus cuando no lo tengo.

Debe haber cientos de reverendos hijos de puta entre ellos, como no, pero aún en estos casos los opinadores de corte determinista como Bayce parecen nunca ser capaces de apreciar la tremenda desproporción entre que alguien robe tres pesos por tomate con una balanza tuneada y el que ese alguien se quede sin la recaudación de una semana, o sin los implementos necesarios para mantener su negocio. La imposibilidad de comparar el que un tendero tenga a un empleado en negro y le esté pagando menos de lo que merece, y el que ese mismo tendero reciba un tiro en la cara frente a su familia. Entre lo reprobable o levemente punible y lo definitivamente irreparable.

Bayce, como los apóstoles de la seguridad a los que les parece un crimen el que alguien manotée una billetera pero no el que un empresario vacie una fábrica y deje a cien jefes de familia sin trabajo, ve las agresiones en términos de comprensibles e incomprensibles. No ve el dolor ni el daño. No imagina la cara de alguna viuda de almacenero que lea su apreciación. Mientras tanto los dueños de los grandes supermercados, que siguen sin dejar agremiarse a los trabajadores que trabajan bajo la amenaza de un seguro despido a la menor protesta, pueden leer esa opinión sin molestarse en lo más mínimo: al fin y al cabo nunca asaltan a los grandes supermercados, ellos nunca están detrás de las cajas y, generalmente, ni siquiera viven en Montevideo o en este país empobrecido.

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Mi canción favorita de este invierno es "The Trapezee Swinger" de Iron & Wine, es decir de Sam Beam, ese cantante tan dulce que podría matar a un diabético con sólo tararearle en el oído. Pero la dulzura de Beam nunca es una especie de subterfugio para quedar bien con las suegras y las escuchas femeninas potenciales, sino que el tipo tiene la capacidad envidiable de sonar realmente como si fuera -o es, quién mierda sabe- una persona mejor que el resto. También lo diferencia una tristeza subterránea, que hace que su al parecer infinita comprensión por el mundo que lo rodea no suene a un hippismo filantrópico transnochado, sino a la empatía humana de quién vio cosas infernales y no salió intacto de dicha contemplación.

"The Trapezee Swinger" es la "Sad Eyed Lady of the Lowlands" de Beam, compositor al que claramente se le nota su amor por la lírica entre surrealista y callejera del mejor Dylan. Dura unos nueve minutos y cada una de sus estrofas comienza con un "Please, remember me". Hay un tema recurrente en las canciones de Iron & Wine, y es el deseo de ser recordado con felicidad y afecto. Para Beam parece no haber terror mayor que el de abandonar esta tierra sin haber dejado rastros de amor entre los que nos rodearon. Es fácil compartir ese miedo.

La canción evoca una serie de imágenes juveniles, de recuerdos totalmente personales y entrañables, en los que cualquiera puede identificarse a pesar de ser muy precisos, localizados y definidos. Beam recuerda el contar autos negros desde una colina, pintarse la cara en Halloween, fumar porro en una torre alta, apretar cerca de un circo... Pero también recuerda errores, recuerda cosas perdidas, recuerda haber perdido a los perros que aman la lluvia y los pájaros de colores que corren en círculo alrededor de un aljibe. Recuerda sobre todo a una mujer, a la que la canción se dirige. Dice "I heard from someone you're still pretty".

Pero de la misma forma en la que mezcla con naturalidad lo integrado y lo definitivamente perdido, Beam tiene la costumbre -como el mejor Dylan- de intercalar elementos fantásticos entre sus pinturas de suburbio, y en "The Trapezee Swinger" se imagina que las puertas perladas del Paraíso están cubiertas de "graffitis elocuentes". Y en algunas estrofas enumera algunos: "We'll meet again", "Fuck the man", "Tell my mother not to worry", "Lost and found", "Don't look down", "Someone save Temptation", "Who the hell can see forever?". Casi al final promete que si llega a las puertas de San Pedro, va a hacer un dibujo de Dios y Lucifer, de un chico y una chica (tal vez los propios Dios y Lucifer), de un ángel besando a pecador, un mono y una banda marchando alrededor del trapecista asustado al que refiere el nombre del tema.

Aunque la melodía de "The Trapezee Swinger" es una secuencia de acordes bastante elemental (Do-Sol-Fa-Do-Sol en los primeros dos pares de versos de cada estrofa y la misma secuencia comenzando en La menor en los dos últimos), no aburre en ninguno de sus nueve minutos, gracias tanto a la belleza de la letra como a unos arreglos sutilmente mutantes (otra vez la tradición del mejor Dylan), que se van enriqueciendo progresivamente sin que el tema escale en un exceso de energía. Es un resumen fantástico de la imaginería de Beam y, posiblemente, de su concepción vital de la memoria, el afecto y lo que no vuelve. Pero entre tantos versos brillantes posiblemente el que me sigue gustando más es el más sencillo, que ya cité antes: ""I heard from someone you're still pretty". Me hace pensar en un par de mujeres que no necesito que nadie me informe de que conservan su belleza.

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Hay un flaco que vive en la calle, deambulando por una galería céntrica y los alrededores del pub al que suelo ir, mangueando comida, algún trago y sitios donde dormir. Evidentemente tiene algún trastorno psíquico -tal vez debido a las drogas, tal vez no- y evidentemente no es uno de esos tipos acostumbrados a vivir en la calle. Anda con una mochila con sus pertenencias a cuestas y de vez en cuando agarra un vaso que no es suyo. De vez en cuando se liga una trompada. En un mundo sensato estaría internado o medicado, pero no lo está. Tiene días mejores y días peores, a veces lleva solo una remera con temperaturas de cero grado y con el viento de la rambla sur espantando hasta a los más abrigados. Sin embargo dice que tiene calor y no tiembla.

Como todos los solitarios y los que se cayeron afuera del mundo, generalmente está callado pero cuando alguien le da entrada habla sin parar durante horas. Lo veo aproximarse a un grupo de alemanes que beben como si fueran a invadir Polonia. Los alemanes son afables y el flaco se suma a la conversación; lo escuchan con educación durante un buen rato y luego intentan proseguir su charla. Él sigue hablando. Finalmente los alemanes se cambian de mesa, estratégicamente, hacia una más pequeña en la que no hay lugar para el charlatán desvariado. Él los sigue y se queda parado junto a la mesa mirándolos fijamente y sin poder intervenir, ya que ahora están conversando en alemán. Pero es incómodo estar conversando con alguien que está parado a tu lado mirándote con ojos de loco, y finalmente uno de ellos le pide que los deje solos. Lo hace, por un par de minutos, luego vuelve y se para en el mismo lugar.

Los alemanes terminan la botella y salen del pub, seguidos por su espectador. Cuando se suben a un taxi, él trata de subirse con ellos. Le dicen que no y lo apartan sin ninguna violencia, él se queda parado junto al taxi y les dice "por favor, llévenme". Pero los alemanes no lo llevan. Yo tampoco.

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La violencia invernal no es potestad exclusiva de los más marginados; todo el mundo se horroriza al enterarse que en un baile de Marindia, dos barras de jóvenes de clase media -la mitad locales, la mitad de El Pinar- se agarran a fierrazos y un adolescente muere de un tiro. El motivo al parecer fue que alguien de El Pinar se había ennoviado con alguien de Marindia. Un gran motivo para el que quiera ver una historia de Montescos y Capuletos, pero que en verdad es sólo una prueba más de cómo se puede sacar odio del amor, y de cómo gente que vive en casas parecidas, en balnearios igualmente cercanos a la costa, pueden encontrar una excusa para matar, para arruinar, para destruir por nada en nombre de nada.

Cuando yo era adolescente íbamos a bailar a algunos lugares de la Ciudad de la Costa. Eventualmente nos metíamos en algún quilombo de difusos motivos. Lo peor que te podía pasar era irte con un ojo negro. O un diente menos. No te pegaban con una varilla de construcción de acero. No te disparaban con un 38 en el cuello.

Cuando yo era adolescente, rara vez terminábamos la noche con alguna chica. Pero recuerdo una, en el country de Atlántida en la que una muchacha hermosa -hermana de una actriz menos atractiva que ella pero que fue considerada un símbolo sexual mediático- decidió que yo le hacía gracia y que valía la pena estar conmigo. Recuerdo sus labios en el muelle de Atlántida y la sensación de que había estado esperando todo el tiempo por algo así. En una de esas hubiera valido que me pegaran un tiro. Por suerte en aquellos días no le disparabas a un pobre flaco en un día afortunado.

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Todos los días, cuando voy a trabajar en ómnibus, paso frente a una pintura de graffiti que me llama la atención. Está sobre la puerta tapiada con bloques de un bar cerrado en la esquina de Gonzalo Ramírez y Minas y representa a un mamífero no demasiado definido; es completamente blanco como un oso polar -salvo los ojos y la nariz- , pero la forma de su cabeza y orejas recuerda más bien a la de un mapache, y al mismo tiempo hace pensar en un oso panda.

La parte inferior del cuerpo del oso-mapache, desde la altura de su panza, se está desintegrando en fragmentos geométricos, como si se estuviera convirtiendo en vidrio y este hubiera sido apedreado. Tiene los antebrazos levantados y mira, con una tristeza de gigante, como sus manos también comienzan a cristalizarse y desmoronarse.

Mientras la observo por enésima vez, desde el fondo de la capucha de mi campera, me pregunto como me veré, sentado, maldormido y algo desorientado, junto a la ventanilla del ómnibus casi vacío.

64 comentarios:

yolibel dijo...

Muy invernal el post. Te dejo un link de Escohotado y el tabaco. Saludos.

http://www.escohotado.com/articles/losfumadoresentreelatracoylaestafa.htm

Roberto Carlos dijo...

Qué haces Benito?

Termino de leer tu post.
Muy Interesante.

Me quedé pensando sobre todo en "Let the right one in" y en la historia del flaco de la calle y los alemanes. Esta última historia termina con una sentencia bastante lapidaria. Es muy fuerte pero también muy honesta. Yo y el resto de los que lean, creo que tampoco lo llevaríamos. Y si bien eso es así, no deja de conmoverme la historia de un tipo - de quien solo conozco lo que vos relatas- que se queda parado delante de un grupo de extranjeros, escuchandolos hablar en una lengua extraña, sin posibilidades de entender lo que estan diciendo, y que quisiera seguirlos hasta su casa, o hasta donde carajo sea que vayan. Tal vez con la esperanza de salir del infierno congelado en el que está. En fin. Me viene a la cabeza una analogía con un perro de la calle que te sigue esperando que le des algo de comer. Muy jodido.

Sobre la película: La vi y me pareció muy buena. Obviamente también tuve que conseguir una copia, pirata, totalmente pirata. Y más o menos comparto lo que comentás. Es muy buena en la forma sutil en la que sugiere algunas cosas cosas. Por ejemplo, me resultó particularmente estremecedora la escena en la que el niño está jugando al cerito con su padre, y luego llega el amigo de este último.
Y bueno, la verdad toda la problematica afectiva del botija en torno a su padre sobre todo, está en mayor o menor medida ilustrada con muy pequeñas cosas.

El final, que obviamente no voy a contar, es la otra parte que destaco ahora. Me transmitió más que en ningún otro momento la sensación de algo intensamente tierno y a su vez profundamente perverso. De repente en esa perversión que yo le encuentro, soy yo nomás que tiendo a darle vueltas y vueltas a las cosas, pero bueno, explicar por qué se me ocurre es contar todo, así que ta.

El resto del post también esta muy bueno, pero no tengo ganas de empezar discusiones de política, seguridad o lo que sea. Lo dejo por ahí, hasta que alguien la arranque.

Saludos.

ptit_momo dijo...

Vi 'let the right one in' por recomendación de un amigo hace aprox. 1 año y me fascinó... cada vez que veo una película tan buena me siento 'estafado' por las 10 películas anteriores que vi, es algo difícil de explicar. Los méritos del film en cuestión son muchísimos y me recordó entre otras cosas que a principios de 2007 tuve el libro en mis manos, ya traducido al español, en un breve pasaje por Madrid y tras releer la contratapa decidí no comprarlo. No se si me calienta más el hecho de no habérmela jugado, o el hecho lamentable de que aún ninguna librería montevideana lo tenga (imagino que por entera responsabilidad de las distribuidoras). Se suma a otra enorme colección de libros que nunca llegan, que posiblemente nunca podré leer, un bajón.

Igual gané 1 amigo al que sé que le puedo aceptar las recomendaciones de cine y música, algo cada vez más raro. Viste la alemana 'Die Welle'?

robertö dijo...

Qué rápido pasan los perros... El primer homínido que se trajo un cachorro de lobo abandonado y la crió en su clan seguramente no tuvo la menor idea de la magnitud de ese acto tan sencillo.

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Lo que transcribís sobre Bayce es para calentarse. No tengo en la cabeza un solo almacén que haya abierto en los últimos años y haya prosperado mínimamente, andá a pagar buenos sueldos y encima les mete la culpa de crear delicuentes!!!. Si le sumás a que es imposible competir con las grandes superficies, el hecho de que son blanco fácil de los delincuentes te lleva a pensar que ya no se abrirán más comercios minoristas. Creo que el viejo almacén se muere con los almaceneros viejos y pasará a formar parte del mundo de la nostalgia en pocos años. Estoy seguro que un empleado de un super gana menos que uno de un almacén o como mucho algo parecido. Si dividís por la rentabilidad del negocio creo que la cuenta te daría que el bolichero es más generoso que lo que aparenta.

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Mientras te leía la primera parte me puse a pensar en lo violento que fue hace un tiempo cruzarme con un grupito de anormales cantando sobre que no se podían olvidar del día que mataron una gallina y que fue lo mejor que les pasó en la vida. Y después pusiste ese mismo ejemplo más abajo, que lo parió...

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Ayer sábado prendí un rato la tele, algo que ya casi no hago. Paré en una documental que hablaba sobre el puerto de Rotterdam. Mostraba unos camiones que andaban solos, eran muchos, los cargaban grúas pórtico que también eran automáticas, era un movimiento de cientos de miles de contenedores y no veías gente, era un panorama de película futurista. Los camiones eran chatas sin cabina que tenían programados los traslados de los contenedores, era un enorme hormiguero de artrópodos rodantes colosales. Y me quedé pensando en si todos los negocios tienden a funcionar así (que es más barato, por cierto) que harán los hombres que ya no pueden trabajar. Entonces pasa que ves que aumenta la delincuencia. Que pueden hacer los humanos cuando somos tantos y no nos podemos ganar la vida decentemente? Entretanto la educación se degrada y la gente ya no se educa. Es dos más dos cuatro que la gente tiene que salir a robar, y para peor que lo va a hacer cada vez más violentamente. El grado de evolución de la técnica y la tecnología hace que sea necesario un replanteo mucho más profundo que lo que pueden estar deseando los grandes polos del capital. Pero es necesario para que el mundo no se convierta en un sitio demasiado horrible, cosa que es en algunos lugares olvidados y desde hace mucho tiempo.

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Qué buen post.

sean dijo...

el tipo de posts por el que vuelvo y vuelvo a este blog, aunque no lo actualicen tanto como quisiera.

xopxe dijo...

Una cosa fantástica (de tantas) de Let the Right One In, es la presentación de la nieve. Se ve claro que es una porquería. Es una cosa fría, húmeda y pegajosa. Hace que el abajo sea más luminoso e indistinto que el arriba. Todas las cosas se perciben en referencia a ella, y por ranto se convierten en grises. Hace imposible caminar en silencio. Y en la película se percibe clarito como cambia su esencia entre la ciudad y la nieve virgen.

maxi dijo...

Soy porteño, y Buenos Aires es un caos de delincuencia. El sábado 11 de julio me robaron 3 adolescentes, me sacaron el celular y mucha plata, pues el día anterior había cumplido años y como no hice fiesta considere oportuno invitar a mis amigos con unos tragos esa noche. Sin embargo, a la media hora mi odio hacia los delincuentes se movió hacia sus supuestos enemigos: la policía. Como sabia que era probable que estuvieran en un aguantadero conocido comprando paco, fui a buscar un policía para que me ayudara. No encontré ninguno. Al final, dándome por vencido, ultra cagado de frió por estar dando vueltas, un amigo que me fue a asistir para a comprar cigarrillos, y dentro del kiosco vemos a un agente tomando mate, y a solo media cuadra del lugar del robo. Cuando le pregunte por que razón no estaba afuera cumpliendo con su trabajo, me respondió “tengo frió”. Los ladrones, lamentablemente, se bancan salir a “trabajar” con frió. Los canas no. Para remarla, una semana después salgo a trotar a la tardecita, y un patrullero me detiene por que la gente corriendo es sospechosa. Durante 5 minutos me tratan como si fuera Pablo Escobar, haciéndome preguntas imbeciles de mal modo. Al final me dejan ir, y yo sintiéndome el boludo más grande del mundo, pensando que vender falopa es una buena carrera a tener en cuenta, por que si sos narco no te hacen nada. ¿Quien carajo hace las admisiones en la policía? ¿Quién los prepara? ¿Alguien conoce un comisario que viva acorde a lo que gana? En el debate por la seguridad el factor de los organismos que se supone deben asegurarla siempre es sospechosamente evitado. El crimen es negocio para mucha gente, y lamentablemente, los que nos tienen que “cuidar” son más cobardes que los delincuentes. Así es en Argentina, y dudo que sea distinto en Uruguay.

benito dijo...

yolibel: tan ilustrativo y sensato como todo lo que escribe Escohotado, uno de los últimos librepensadores de Occidente.

Maik: no veía como terminar esa historia que fuera sincera. En realidad es una situación medio ambigüa y más allá de lo triste de la imagen, también hay otros márgenes del tipo que enternecerían menos. Igual yo creo que cualquier sistema de salud de cualquier parte del mundo tendría que poder identificar y cuidar de personas que están tan desamparadas.

La película tiene tantas puntas que cuando pienso en empezar a escribir sobre alguna me da miedo. El final (los dos finales, el clímax y la coda) es colosal.

ptit_momo: leí algunas entrevistas al autor de la novela y me pareció un tipo brillante (era comediante de stand up y malabarista o algo así), que de hecho fue el guionista de la película, y que demuestra que tiene buen gusto desde el momento en que elige como nombre de su libro un tema casi desconocido de Morrissey. Pero como decía, dudo de que el libro sea mejor. A menos que sea otra cosa. Cuando pienso en la película no puedo dejar de pensar en imágenes, no en frases ni situaciones.

No, no vi Die Welle, por lo que leo sobre ella parece fascinante.

robertö: puede ser que lo que más me molestó de esa declaración de Bayce fuera el que es un tipo al que respeto. Quiero creer que fue un exabrupto, el dejar que una idea provocativa salga sin filtro. No me cabe la menor duda de que cualquier almacenero -hasta los más guachos- es un tipo más consciente e integrado que cualquier dueño de supermercado. Perdón por generalizar; cuéntenme ejemplos contrarios.

He visto niños cantando lo de la alegría de matar "a una gallina", he visto padres corear con ellos... He visto también a las familias de alguna "gallina" muerta en nombre de dos colores (o tres o cuatro) relacionados con una empresa deportiva privada a la que todo le importa un carajo.

Lo último tuyo es cuestión de un post -y mil comentarios- extra.

xopxe: qué mugrienta que es la nieve, o qué rápido que se ensucia. Es impresionante como este mono maneja las distintas tonalidades de la misma en la película (y no cae en la tentación fácil de sangre roja + nieve blanca)

la petisa dijo...

Hola Benito: acabo de leer un post que da la impresión de haber sido escrito desde una tristeza casi compañera….salvo el párrafo musical (donde asumo que estoy medio fuera de onda y no conozco al cantante que nombrás, buen motivo para hacerlo) comparto el resto de tu post.
Tal vez peque de pesada o reincidente en el tema del IRPF (apenas mencionado al inicio) pero reconozco que en mí actúa como un elemento detonador de una serie de broncas que, acumuladas con otras, seguramente flecharán mi voto en octubre. Soy, como muchas de tus amigas, una mujer que cría sola a su hija pequeña. Profesional con más de un empleo (entre los que figuran un cargo docente en la udelar), suelo pagar (en realidad, me descuentan) ese impuesto de los 3 salarios que percibo, pero a la hora de hacer la declaración anual, termino debiendo lo que para mí es un montón de $$. Y ahí empiezan a surgir los interrogantes: “no tengo derecho a aspirar a vivir mejor”? Por que la “mejora” en algunos términos se da con el hecho de tener más de un trabajo, aunque el mismo termine menoscabando mi calidad de vida. Siempre digo e insisto en que no es lo mismo ganar $ 40.000 trabajando los 7 días de la semana, que ese mismo monto en un trabajo de 6 horas de lunes a viernes….tiene mucho más valor la hora de trabajo de este último, pero a la hora de aportar, aportan lo mismo. Cuando este año hice mi declaración en la DGI, le dije a la chica que me atendía que era madre soltera, y quería ser contemplada en lo que se llama “grupo familiar”, o algo así. Me dijeron, con mucha amabilidad, que eso empezaba a funcionar a partir del año entrante….o sea, en buen criollo, suponiendo dos situaciones: madre sola con hija y matrimonio con un hijo, yo (mi familia) termino aportando mucho más que un matrimonio (una familia) donde entre los trabajos de ambos ganen lo mismo que yo…con la salvedad que yo estoy muchas más horas fuera de mi casa….y aporto mucho más por que al ideólogo de esta reforma no se le ocurrió pensar que para mantener un nivel mínimo muchísimas personas deben tener más de un empleo….o se creyeron que la gente trabaja en más de un lugar por “amor al trabajo”?
Otro tema es el de los robos. La cartera en la calle me la robaron hace tiempo ya….pero el otro día, fui objeto de un robo nuevo para mí, pero a partir del cual ya no duermo de corrido toda la noche. En mi casa (reciclada) tengo un escritorio que da hacia la calle. Las ventanas son de aluminio corredizas, y tienen rejas. La noche del domingo en que le festejé el cumpleaños a mi hija, me desperté sobresaltada a las 4 de la mañana para encontrarme con la sorpresa de que habían abierto la ventana y habían “pescado” varios elementos del escritorio, entre ellos, una mochila con papeles del trabajo. Puse “pescado” por que así fue….los elementos robados estaban todos a más de dos metros de la ventana…Lo mejor fue que llamé a la policía, y cuando vieron que “sólo era eso” me mandaron a la seccional a hacer la denuncia…..pero en la seccional muy amablemente me dijeron que “no podía hacer denuncia de robo por que no había un actor” (¿??????) y me tomaron la denuncia como de “extravío”. Entonces, cabe preguntarse: es válido basarse en las estadísticas que dicen tener en la policía, cuando no sólo mucha gente ya no denuncia, sino que al hacerlo nos “hacen” denunciar diferente? A cuántas personas les dirán lo mismo que a mí?

benito dijo...

maxi: una de las cosas más estremecedoras que me pasaron en relación a la delincuencia me pasó en tu ciudad (en realidad no me pasó a mí directamente); me encontré con una amiga en un recital y ella me presentó a una compañera de trabajo. Era una chica muy atractiva y simpática, así que en un momento le pregunté a mi amiga si ella estaba sóla. Me dijo que sí, pero después me contó por qué: un día se estaban subiendo al auto del novio y aparecieron un par de chorros con un caño exigiéndole las llaves del auto. El tipo se las dio, pero cuando se subían al auto el chorro lo miró y le pegó un tiro en la cabeza matándolo. Evidentemente no me cargué a la chica porque ¿cómo pasás frívolamente por encima de semejante trauma reciente? Es como alguien que haya sobrevivido a un horrible incendio, pero que vos sabés que hay una enorme parte de su cuerpo quemada.

Con respecto a lo de los canas bueno, por supuesto que hay de todo, pero al menos en Uruguay son gente absurdamente mal paga, hasta el punto de que tienen que convivir en los mismos asentamientos con los mismos chorros a los que tienen que reprimir. Es complicado pedirles mucho, y además -como en tantos otros gremios- está lleno de caracagadas que prefieren usar su autoridad con los que les resultan más inofensivos.

Pero los vericuetos legales son muy complicados: en Uruguay se prohibe -con razón- venderles alcohol a los menores en los boliches, donde en cierta forma están contenidos, y se vigila muy estrictamente eso. Pero hay una laxitud total con respecto a la venta en la calle, por lo que las calles -un ámbito menos protegido- están llenas de pendejos en coma etílico. Un conductor al que se le encuentren rastros de alcohol en el aliento, sufre una punición económica muy severa y la posible inhabilitación como conductor, aunque esté manejando perfectamente, no le haya hecho daño a nadie y, evidentemente, no tenga intención de hacerlo. No digo que esté mal; pero es una legislación apoyada en posibilidades de riesgo y mala intención muy relativa. En cambio no existe ninguna pena ni programa reeducativo para el menor que intenta robar o rapiñar a menos que consiga su objetivo. Es decir, una conducta cuya base sí es la de hacerle daño a alguien, pero a la que la legislación premia en función a que su posibilidad de riesgo explícita y voluntaria no tuvo éxito. Ambos ejemplos tienen su explicación y justificación, pero a nivel de mono moral, son bastante irritantes.

la petisa dijo...

(continuación del post anterior)

En cuanto a Bayce, es un hijo de puta. A los tipos como a él, los mandaría a trabajar en un lugar con atención al público solamente un mes, a ver si dice lo que dice tan suelto de cuerpo. A mi hermana la asaltaron en su comercio 2 veces en 15 días, un grupito de menores de edad. Iban de 8 a 16 años. El de 8 años tenía una piña americana, y el de 16 una escopeta. No menciono al resto, pero imagínense….la cuestión es que la primera vez los detuvieron y fueron a la seccional, para que a las 2 horas el juez se los entregara a los padres…el asunto es que los mismos pendejos volvieron a asaltar el comercio a los 15 días. Habían quedado con “la sangre en el ojo”. A partir de ese robo, mi hermana mandó poner una reja en la puerta del local y atiende a través de ella….Es muy, muy fácil hablar desde un escritorio….yo misma trabajo en lugares donde hay porteros, por lo que evidentemente no voy a sufrir asaltos…Bayce es de los tipos que merecerían que un día lo robaran en la calle y se quedara sin un mango para nada….seguramente no será tienda inglesa ni el disco el que le fíe la leche….ese va a ser manolo, el almacenero de la esquina….Ah!!!, y eso de las balanzas truchas ya no corre, al menos en los locales instalados en los barrios céntricos. Ustedes conocen la existencia de un impuesto a la balanza del LATU? Existe un grupo de inspectores que visitan los comercios, verificando el funcionamiento de las balanzas, y cada comercio debe pagar un impuesto por balanza, directamente en el BROU. El año pasado rondaba los $ 800 por cada balanza, si mal no recuerdo.
Bueno, tu post dio rienda suelta a muchas cosas que tengo atragantadas…reconozco que soy repetitiva, pero la verdad, estoy muy caliente.

Por una cuestión natural, los humanos solemos tener varios perros a lo largo de nuestra vida….Está bueno el consejo de tus amigos acerca de una novia, pero viste que las parejas van y vienen…y los perros siempre están. Cada vez que se me moría un perro, yo era conciente de que en poco tiempo traería otro, no para ocupar el lugar del que ya no estaba, sino para llenar su propio espacio…. Siempre hay un huequito en el corazón.

Un beso

benito dijo...

petisa: releyendo el post me doy cuenta de que tiene un tono particularmente triste. No es del todo representativo de mi estado actual, pero no deja de serlo.

Me doy cuenta por tu comment de una conexión puramente casual del mismo; digo, entre mi referencia al IRPF -motivada por un día en que me sentí particularmente desgraciado y pobre- y las de la criminalidad posteriores. No soy un enemigo del IRPF, salvo por el hecho de que sólo tiene franjas a partir de una cifra arbitraria, divide a la gente entre los que pagan y los que no (lo cual suele producir la paradoja de que un aumento de sueldo termine siendo una rebaja, ya que antes se estaba exonerado de dicho impuesto), pero con todas las fallas que tiene me parece un impuesto más o menos claro, es decir, un elemento preciso al que apoyar o combatir. Me joden mucho más la miriada de pequeños impuestos (el cardumen impositivo de la IMM, el cargo de los costos de los trámites burocráticos que el Estado exige para ordenar lo que él mismo debería ordenar, el IVA y, sobre todo, la inflación de los precios de los servicios esenciales y monopólicos con la intención de aportar a rentas generales), que pasan mucho más desapercibidos y que han hecho que Uruguay tenga -a menos que seas un inversor extranjero- una carga impositiva que se lleva entre un cuarto y un tercio del salario anual de un trabajador. Algo que sólo es concebible en un estado de bienestar como el de los ingleses antes de Tatcher o en una socialdemocracia a lo sueca, países donde la retribución a cambio de esa carga impostiva era correspondiente.

Y eso se enlaza con lo de la seguridad; a mí no me molestaría esa carga impositiva si se me convenciera de que una gran parte de la misma va dirigida a programas educativos o de reinserción que modifiquen los modelos de quebranto social actuales. Me parece indispensable. Pero te encontrás con que, mientras los sueldos de los policías y los maestros no llegan a los 10.000 pesos, el mantenimiento de un preso es más del doble, y el de un menor de un centro de reclusión para menores peligrosos ronda los 50.000.

No quiero decir con eso que deberían dejarlos morirse o que no haya que invertir en ellos, sino que evidentemente hay un enorme problema administrativo y de planes y soluciones.

Por otra parte es evidente que el número de delitos que maneja el Observatorio es un pálido reflejo de los números reales: de los casos que yo menciono en este post, que yo sepa sólo un par terminó en denuncia (es decir, en estadística), el resto no se molestaron. ¿Por qué? porque es al pedo. A mí me robaron hace unos meses y, porque corrí al chorro y tuve la suerte de cruzarme con una furgoneta de la policía, lo atraparon e hice la denuncia correspondiente. Pasé unas cuatro horas hasta que terminó el trámite burocrático para recuperar mis pertenencias; el petit ladrón salió dos horas antes.

Como dije antes, Bayce me parece respetable en algunos ángulos de su mirada, pero esas frases fueron un asco. Y desde este humilde lugar se las cobro.

Y un perro es un perro; último bastión ciudadano de la auténtica comunicación con el gran espíritu de los animales.

Unknown dijo...

Anteayer sábado a la noche me robaron por segunda vez la radio del auto y me destrozaron la cerradura. La primera fue hace un año. Esta vez marcharon también Never mind the bollocks, Back in black, la ensalada Grafitti, Montevideo Agoniza,Zurcidor, Las quemas y algo de Offpring .
Marcharon los lentes de sol también.
Hace unos meses entraron a mi casa , pero como estaba adentro se limitaron a robarme el contador de Ose.
Yo que se....

El autor dijo...

Serías un gran dueño para un hermoso cachorro de 2 meses (aproximadamente.) que se me cruzó por la vida la madrugada del sábado pasado, a eso de la 1 am por la rambla de Bello Horizonte - Guazuvirá.

Estaba muerto de hambre y frío y como no tenía collar ni había nadie alrededor (si conocés la zona sabrás que no hay chances de que haya gente alrededor), decidí que pasaría la noche conmigo. Lo alimenté, le di calor y entre hoy y mañana lo voy a desparasitar y vacunarlo. Hoy le busco un hogar ya que no puedo quedármelo.

Vos me avisás.

xopxe dijo...

Es que la nieve captura toda la mugre del aire. Despues de una nevada el aire es de una pureza casi de laboratorio. Cuando inspiras profundo sentis como entra hasta los pulmones, parece que estuvieras respirando agua destilada.
Por supuesto, en la primavera todo ese hollín y polvo aparecen, y se ve como debajo de una fina capa de nieve blanca hay estratos y estratos de toda la roña de ciudad, como una muestra geológica de la historia del invierno.

Ah, y un pequeño comentario. Los economistas no se extrañan para nada con ese tipo de análisis (lo de la disminución de los aumentos,etc.). Es como la "desaceleración de la economía". Es el tipo de cosas que aparecen primero cuando se usan modelos matemáticos, porque son antiintuitivas sin el modelo, y obvias con él. Cuando alguien con herramientas matemáticas (economistas, físicos, periodistas deportivos) intenta "hacer un aporte", lo primero en aparecer son esas variaciones de variaciones.

benito dijo...

autor: sin dudas sería un gran dueño de ese o cualquier perro, pero me niego a ver ninguno -soy un tipo débil- ni a buscar uno hasta dentro de unos tres meses. No sólo mi casa es muy fría para un cachorro, sino que son meses en los que voy a estar super ocupado, y los cachorros necesitan mucha atención. Por otra parte, tengo una clase de perro muy definida en la cabeza y no me quiero mover de ese modelo. Gracias por la oferta.

xopxe: tenés toda la razón; mi ejemplo comparativo con un economista es inadecuadísimo porque los economistas son los reyes de la relatividad de los aumentos o rebajas. De hecho, creo que el concepto manejado por Bruni partió del lenguaje economicista, que en realidad es totalmente absurdo en relación a las tasas delictivas. Incluso si no hay un aumento de las mismas, estas tienen un efecto acumulativo que hacen que sea ridículo el pensar que están estabilizadas, ni hablemos si crecen.

Conozco poco la nieve, pero vi ese proceso de mugre progresiva en la de Chicago, a la que vi transmutarse del más maravilloso de los elementos en una porquería similar al agua con jabón después de haber lavado un cenicero. Pero las primeras noches es única.

Una cosa curiosísima; la primer vez que vi nieve en mi vida fue en Brasil. Pero esa es otra historia.

Anónimo dijo...

Que post raro. A mi me dejo destilando una tristeza con la que por un monton de razones en mi vida actual, empatizo y me llega. Bueno, quizas sea mi estado de animo que determina esa percepcion mía sobre el post.

Hace unos dias se murio el Canario Luna. Lo unico que hice, ademas de escuchar alguna cosa dicha en los medios, fue- en una de estas noches jodidas de invierno que me estan tocando vivir- volver a escuchar Adios Juventud. Y pensando en repasar el tararero del canario, me colgue con las notas del piano, de ese piano, que despues me enteré que interpreta el choncho. Hoy me parece el mejor piano del mundo. Lo escuche varias veces, y me emocione hasta las lagrimas.

Bueno, necesitaba contarselo a alguien.

un abrazo.

pd: Bayce fue docente mio en varios cursos cuando fui estudiante. Es un tirabombas, un histrionico, le gusta de esa condicion y la alimenta. Es sin dudas, un gran docente y el tipo que sabe mas de teoria social clasica en este país, pero se ha dedicado a cultivar un perfil mediatico que lo ha alejado mucho de la investigación rigurosa, pese a ser alguien sin dudas muy inteligente y capaz.Cuando sos guacho te fascina, te engancha con esa cosa provocativa y punkie que tiene para sentenciar cosas poco aceptadas. Despues te das cuenta que muchas de esas cosas las dice solamente sabiendo que va a armar quilombo y solo por eso. Lamentablemente le gusta mucho el rol de vedette aún a costa de tirar disparates como el que dijo sobre los pequeños comerciantes.

Pad

Roberto Carlos dijo...

¿Nieve en Brasil?

Esa tal vez sea una historia digna de ser contada.

Sobre lo del final de la película, fa, "colosal" es un buen adjetivo para definirlo.
Y en cuanto a sus dos partes, (luego de cerciorarme del significado de la coda), puedo decir que estaba pensando concretamente en ella cuando hice el comentario.

Aiolfo dijo...

Como andas Benito?
Buen post. Justo en estos días de frío, se me cruzó mucho por la cabeza esa gente en la calle, en el frío.
La historia de los alemanes. Quizá no sea necesario que hablen otro idioma para que quede afuera del círculo, yo tampoco podría llevarlo.

Me acuerdo de ir a bailar a la ciudad de la costa. Me acuerdo de que me miraran mal la única vez que tuve suerte con una chica del lugar. No me acuerdo de haber que jamás me hayan dado un golpe, ni siquiera de puño.

La violencia es todo un problema. Me asustó mucho que subiera la violencia doméstica, de esa no se le puede hechar la culpa a la pasta base y pasa en todas las clases sociales. Capaz que si fuésemos menos indiferentes en gral con respecto a esto, las cosas cambiarían, al menos un poquito.

Voy a tener que ver la película y voy a tener que escuchar la canción, la frase que elegíste me hizo acordar a alguna persona

Saludos

Unknown dijo...

Benito : tenés razón en cuanto a que el efecto acumulativo no te puede llevar nunca a pensar que las cifras están estabilizadas.
Pero el concepto de Bruni parte del lenguaje estadístico, no del económico. Es común que estos se confundan porque la gran mayoría de los estadisticos son economistas( El Instituto de Estadística depende de la FCCEE ).Pero en realidad la estadistica se aplica a todo, eso ya lo sabemos, es una verdad de Perogrullo.
Todo se trata de curvas de tendencia. Habitualmente se ve con "esperanza" cuando una curva incrementa o varía su concavidad hacia abajo porque preludia un descenso real en el futuro de la variable que se estudia.
Es que en realidad son pocos los cambios de tendencia que se dan en forma brusca, sino que lo mas natural es precedido de una curva con concavidad negativa ( hacia abajo, desacelerada ).
Como siempre , en economia, estadistica o sociología, el problema son los plazos . Todo el mundo prevee los fenómenos o las tendencias, pero nadie te dice cuando van a ocurrir - o terminar-, o le erran como a las peras. Y en el medio de esos años margen de error...la quedan unos cuantos.

benito dijo...

Maik: fue una cosa extraordinaria, durante un festival de cine en Gramado, lo bastante algo en la Sierra Gaúcha como para nevara. La última noche del festival tuve una de las mejores conversaciones que haya tenido nunca, con dos periodistas argentinos -un hombre y una mujer- a los que posiblemente no iba a ver en el resto de mi vida. Por esa circunstancia -o por el vino- tuvimos una charla de una sinceridad de la que rara vez se tiene incluso con los mejores amigos. Cuando terminó semejante catársis de pronto miramos por la ventana y todo se había vuelto blanco. Obviamente salimos y nos agarramos a pelotazos de nieve. Una noche inolvidable.

Emiliano: el hecho de que fueran alemanes no era para señalar algún tipo de insensibilidad germánica. Al contrario, los alemanes residentes en Uruguay -como los que describía- suelen ser mucho más urbanos, sociables y considerados que los locales (me han dicho que los alemanes residentes en Argentina no lo son). Gente bohemia y con una tolerancia asombrosa, tal y como demostraron con este flaco, que la verdad era molesto como una carie.

Profe: siempre se dice que las estadísticas son esa ciencia por la cual si vos tenés dos pollos y yo ninguno, entre los dos tenemos un pollo cada uno. Cuando se habla de delincuencia, la misma opera sobre los mismos sujetos, así que una cosa es si hay, pongamos, una rapiña por mes; pero si esa rapiña le sucede al mismo tipo durante tres meses, el pobre tipo fue rapiñado tres veces en un segmento de tiempo delimitado, en el cual, por motivos obvios, cada una es peor que la otra. Por otra parte si en un grupo de tres personas esa rapiña mensual le toca primero a una, luego a otra y luego a la otra, vas a tener que el primer mes un tercio de la población estudiada fue rapiñado, luego dos tercios y luego el 100%. Sin embargo el número de rapiñas no aumentó.

La "sensación térmica", especialmente cuando es fogoneada por intereses políticos, es totalmente inválida como instrumento de medición de las dimensiones reales del delito, pero el problema es que las estadísticas tampoco tienen una representación real de nada, apenas son unos putos índices.

Ezequiel dijo...

Que lindo diálogo se armo aquí:
Solo una cosa que no se comentó: El tema que comentás (the trapeze swinger) es bellísimo y no lo conocía. También baje un disco de los Iron & Wine y descubrí una muy buena propuesta, que esquive de tarado por años por pensar que era solo otra banda folk edulcorada. Si, tienen bastante de eso, pero son buenísimos.
Salut.

maxi dijo...

Buenos Aires esta perdiendo parte de su encanto por la inseguridad. A pesar de tener 24 años y no haber vivido la época en la que se podía salir tranquilo a la noche, si he notado como aumento el robo (y también la violencia inherente a ellos) en los últimos 10 años. Hace una década había que tener precaución solo en ciertos barrios que se sabia eran peligrosos, ahora no es tan así. Es una cagada. Seguro que a la hora de hablar de LA policía uno cae en prejuicios boludos, pero la verdad es que no ayudan demasiado, pero en definitiva, son parte del estado, y como sabemos, el estado esta hecho mierda, seria una estupidez pretender que la policía no. Lo que yo si veo es en los policías una posición típicamente argentina a la hora afrontar un laburo: Me chupa un huevo todo, yo hago lo que se me canta el orto; actitud que uno encuentra en almaceneros, call centers y en el senado de la Nación. Con el agravante de que son funcionarios públicos, no empleados privados.

xopxe dijo...

Je, entonces es algo que tienen los festivales de cine en Brasil. Cuando estuve en uno (el de Rio) me sentí de lo más gracioso e ingenioso. Y se pasó lloviendo.

Yo entiendo que la ciencia estadística es una invitación a la desconexión cognitiva ("Vaticano, la ciudad de los mil Papas por millón de habitantes"). Pero la aproximación "periodística", por llamarla de alguna manera, también me rechina. Descubrí que soy completamente refractario a la acumulación de anécdotas en material periodístico. No me generan minguna sensación térmica. Capaz que es por haber leido mucha cobertura de guerras, donde esas viñetas "como es la realidad" con una foto de alguien llorando mostrando su casa quemada son casi un cliché... O sea, sé que la realidad está ahi en alguna parte, pero no es esa. Esa es una tragedia personal que vale por si misma, no como representación de otra cosa. No se.

En cuanto a las implicaciones del final de la película, me cayó la ficha recién al otro dia. Simplemente se formó la imagen del todo.

benito dijo...

Ezequiel: tuve una impresión muy similar a la tuya la primera vez que escuché Iron & Wine, y además me agarró en un período de particular odio hacia la música que la iba de "dulce" o "íntima"; pero inmediatamente (porque me colgué con un tema llamado "Bird Stealing Bread") me di cuenta de que el tipo era mucho más. Igual no lo examiné durante un buen tiempo hasta que vi el capítulo final de la 4ª (o 3ª, no recuerdo bien) de House. Es un capítulo tristísimo en el que se muere la novia de Wilson (el mejor -o único- amigo de House), y en la parte final, que una sucesión de escenas muy conmovedoras, empieza a sonar una canción de Iron & Wine ("Passing Afternoon") que hace que todo sea mucho más triste aún. Yo detesto los sobornos musicales, es decir, esas escenas que se vuelven emotivas solo porque te ponen de fondo una canción emotiva. Pero en este caso el orden era casi al revés, y me di cuenta de que era una canción de la puta madre.

Un poco tiempo atrás, examinando a Calexico -banda que siempre me resultó difícil pero que me había matado acompañando a James James en el cover de "Going to Acapulco" que aparece en I'm Not There- descubrí el In the Rains, el EP que hicieron con Sam Beam (Iron & Wine) y, literalmente, me descerebró.

Beam es hoy en día un artista muy popular -es muy accesibe y lo agarran para publicidades y bandas de sonido de películas tontas-, y todo su arte está basado en una dulzura extrema. Pero nunca es una dulzura chota o elemental. Es un gran letrista, un gran melodista y cantante, y, como plus en este tiempo de gente que se queda cómoda en su nicho, cada disco significa un tremendo avance -y riesgo- en su propuesta musical. Es serio; canta dulce y susurrando, sus melodías son muy gancheras, pero sus canciones son enormes y tienen mil sutilezas que lo hacen diferente.

Hace unos días estaba en la casa de una amiga escuchando una recopilación de temas, algunos de los cuales había sacado de mi I-Pod- y empezó "Jezabel". La conversación se murió, porque todos nos quedamos colgados en semejante belleza. Se las recomiendo.

benito dijo...

xopxe: estoy totalmente de acuerdo en que decís de la aproximación "periodística" al asunto de la delincuencia, y creo haberlo dicho tanto en el post como en los comments.

Pero hay cosas que revientan por su evidencia y por su gravedad. Ayer, cuando acababa de contestar el comment en el que hablábamos sobre la nieve en Brasil, cambio a una página de noticias y me entero que el día anterior cinco tipos habían demolido a una mina de 29 años a patadas para robarle. Ella está ahora mismo en el CTI, bastante grave. Pero más allá de la atrocidad, lo que me impresionó más fue que la dirección en la que se realizó ese crimen está solamente a una cuadra de casa. Una cuadra por la que han caminado mis novias y mis amigas; y mi madre, mi hermana y mi sobrina (las tres de las cuales, valga la pena decir, fueron asaltadas por primera vez en sus vidas durante este año, aunque por suerte sin que les pasara nada más grave). Me quedé helado, porque mi barrio es considerado como tranquilo y porque por la buena relación que tenemos entre vecinos me asombra de que nadie haya escuchado semejante bestialidad y reaccionado al respecto.

Lo que escribí sobre la violencia hacia las mujeres no fue para hacerme el caballero galante o hacer una finta de preocupación político-correcta. Yo vengo de un semi-matriarcado personal en el que aprendí tanto a respetar a las minas como a reconocer las cosas para las que están preparadas y para las que no. Y el que se vuelvan víctimas preferenciales de lo peor de la socidedad uruguaya es algo que me brota. Que me indigna en serio.

Pero no sólo en casos extremos como este; hace poco hablaba con una amiga sobre comercios en los que a veces coincidimos, y ella me contaba que personajes que siempre me atendieron bien tenían por costumbre destratarlas al santo pedo. Sólo por la convicción -más allá de la que supongo de su carácter de perdedores crónicos incapaces de conversar, ni hablemos de tener una relación, con una mujer atractiva- de que ellas no les iban a romper la trompa de la forma en que yo -o vos- lo haríamos de ser tratados así.

Hace unos días, hablando sobre el tema, otra amiga mía -muy pequeña físicamente pero de notoria belleza- me enumeró las veces que le habían tocado el culo en una semana, y algunas de las "galanterías" que le habían encajado esa misma semana (de las cuales "chupame la pija, puta" debía ser la más educada y sensible). Era una o dos por día. Hace poco mi sobrina volvió bastante alterada acerca de un piropo similar por parte de un cuidador de autos -ese trabajo que no existe y que es una especie de microchantaje cotidiano- de la zona en la q. Mi sobrina es realmente muy linda y elegante, pero tiene 13 años. Es un país horrible ese al que a una niña de 13 años le dicen "vení que te rompo el orto putita" en la calle y nadie le rompe la cara y los dedos a la bestia lumpen que lo dijo.

Todo el mundo llora sobre la reinserción y las oportunidades que hay que darles a los asquerosos -de todas las clases sociales, no es un privilegio de los lumpen la bestialidad- y casi nadie dice nada sobre esa agresión cotidiana, celebrada a cada rato por colectivos deportivos o humorísticos, que las mujeres se curten cada día.

Unknown dijo...

Si, o "en los promedios se ahogan los petisos", etc,etc y miles de frases populares más.
La estadistica no es un fin en si mismo.Los resultados que arrojan sus herramientas de cálculo tampoco.
Su valor agregado viene en lo que se aprende sobre la realidad en el proceso de estudio que lleva a esos resultados.
Por lo tanto no estoy de acuerdo con el concepto de "puto indice" y que "no tienen representacion real de nada", y tampoco con el concepto del amigo Xopxe acerca de que "la ciencia estadística es una invitación a la desconexión cognitiva". Todo lo contrario.
Lo que ocurre es que hay que saber lo que significa un indice y como se llega a su valor.
Que haya gente que maquille los numeros , que realice falsas interpretaciones, es otro problema.
Me parece que ambos están confundiendo el mensaje con el mensajero.

xopxe dijo...

Profe, con desconexión cognitiva me refiero a qué la probabilidad y estadíastica son de esas ramas del saber donde si aplicas el sentido común, seguro te equivocas. Ejemplos de eso sobran, incluso aquí. Para arrancar, los conceptos no tienen el significado que uno cree que tienen (en economia pasa algo parecido).
Y por supuesto, la versión retardada que se presenta en los medios empeora las cosas. Claro, si los tipos le agregaran los intervalos de confianza a las grafiquitas esas que hacen no habría nada de que hablar.

Benito, creo que sí hablábamos de cosas distintas en cuanto a la prensa, pero realmente no importa. No es que vayamos a sacar algo en claro de esto.

Y respecto a la hijaputez hacia las mujeres... Ciertamente no es exclusividad de Uruguay. Pero algo que si es raro es que para el nivel de misogínia existente, no es para nada obvio de donde viene. Quiero decir, ah tá, ahí es así por un tema religioso, y allá por la estructura social, y en Japón porque están mal de la cabeza, pero acá? De donde salen esos índices de violencia en el hogar? De la escuela Vareliana seguro que no. La cultura popular? Hay equivalentes a un Canario Luna en todos lados, la cumbia es el hip-hop... De donde entonces? Supongo que toda esa bilis debe salir de muy, muy adentro. Capaz que no es misogínia, sino una especie de autismo.

benito dijo...

xopxe: no estoy seguro de los motivos de la misoginia local, pero como en casi todos los fenómenos sociales estoy convencido de que es responsabilidad de los sectores dominantes. Y en Uruguay sigue siendo el del patriarcado; los machos.

La misoginia y el machismo está presente en todas las sociedades latinoamericanas, y proviene tanto de la herencia mediterránea, como de la indígena y de la afroamericana. Pero Uruguay -país que supo ser pionero en el voto femenino y en la integración de las mujeres en los sectores profesionales- en algún momento pareció otra cosa. Entre mucha hipótesis trucha de dedo al viento, la mía es que tiene que ver tanto con la creciente desintegración social del país -los espacios entre las clases también son espacios entre individuos- como con una tolerancia imbécil hacia la agresión gratuita en los espacios públicos. Con el fútbol oficiando como enorme campana cultural de resonancia del machismo más asqueroso, y el carnaval y la televisión aportando lo suyo, y ante la ausencia de una educación que realmente trate del asunto, se genera una cultura de desprecio a la mujer, más que por las características propias de su naturalez por la ausencia en ella de los valores exaltados del machismo, por su debilidad, por su escasa tendencia a la confrontación.

Pero volviendo a los espacios públicos; cuando se hace habitual para alguien el gritarle "chupame la pija" a una mina sin reprobación ni castigo social de ningún tipo, luego también se considera habitual el meterle una mano en el orto, y ¿por qué no el sacarle la cartera de un tirón?, y si se resiste, ¿por qué no encajarle un par de bifes? ¿por qué no patearla en el suelo? Al fin y al cabo es una concheta de mierda que no le daría pelota a alguien como uno. Y al volver a casa, ¿por qué no surtir a esta mina que no se parece a Jessica Cirio y no me hizo lo que tenía ganas de comer? ¿por qué no matarla? Al fin y al cabo es una "perra", y nadie va preso por matar a un perro...

A mí que me chupen la pija todos los hip-hopperos, cumbieros, reggeatoneros, murgueros y demás misóginos de mierda que difunden su puta inseguridad asegurando que son los más machos de la tierra. Yo estoy con Segolene Royal en su movimiento para hacer campaña para que el Estado francés no apoye ni subsidie al rapero OrelSan, que se ha destacado por ser "el Eminem francés" y hacer canciones sobre cagar a tortazos a las minas por hacer cosas horribles como coger con otros que no sean OrelSan. Francia fue el país de los derechos del hombre y de la Ilustración, ¿por qué mierda tendría su estado que subsidiar a este pajero terminal que pone cara de malo en las fotos y al que yo lo pelearía con una mano atada a la espalda? Que se vaya a cagar... por algo lo apoya Sarkozy.

benito dijo...

(sigo) todos estos pelotudos misóginos, de cualquier género musical, siempre se escudan en la libertad de expresión y en que ellos "reflejan la realidad". No, proyecto inacabado de un hombre completo, eso no es reflejar la realidad, es amplificarla debajo de un modelo de rol y elaborar una ficción cuya credibilidad se basa en su carácter "real". Eso es propaganda.

Profe: yo no tengo nada en contra de las estadísticas, es como estar en contra de las matemáticas. El asunto son las preguntas y las conclusiones -elementos totalmente subjetivos- que se extraen de la fría objetividad numérica, y que por provenir -supuestamente- de la misma suelen confundirse con algún tipo de objetividad.

Trabajé durante algunos años con uno de los principales profesores de estadística locales, y no había nadie que desconfiara más de las mismas y del uso que se le dan en Uruguay. No porque desconfiara de los números de las mismas, ni en los sistemas, sino en el contexto determinado por la intención de su contratación y por el contexto de la inserción de las mismas. Las estadísticas y sus sistemas son permeables a las intenciones exteriores o los propios baches de su sistema. Una catedrática de sociología que tuve la suerte de tener como profesora en una materia extracurricular, nos contaba, por ejemplo, que las estadísticas de acceso al agua potable se elaboraban en base a la presencia de servicios de la misma en un radio x de proximidad de la población a estudiar, y que en los últimos años de Pinochet, habían descubierto que con tan sólo poner una canilla pública dentro de ese radio la estadística consideraba que toda la población comprendida en el mismo tenía acceso al agua. Lo cual por supuesto no era cierto, pero en los números era lo que se leía. Ese es, por ejemplo, uno de los grandes problemas del cálculo de la canasta familiar, que tiene -en este y en los gobiernos anteriores- a equipos enteros de economistas y expertos en estadística haciendo piruetas para que los números se mantengan estables, mientras que todo el mundo cuando va al supermercado tiene la sensación -para nada térmica- de que su sueldo está desapareciendo cada vez más rápido.

Las estadísticas son un gran instrumento, hoy en día indispensable, pero su popularidad, fogoneada por los números económicos y de conflictividad social, hace que muchos las confundan con leyes naturales. Y no lo son.

xopxe dijo...

Como a propósito.

http://exiledonline.com/revenge-of-the-nerd-what-the-media-wont-tell-you-about-the-rampage-killer-who-attacked-a-pittsburgh-aerobics-class/

Anónimo dijo...

Excelente post.

Un comentario sobre el tema de la violencia. Creo que en Uruguay, aun sigue existiendo una mentalidad de clase media, por la cual la mayoria de la gente se diferencia de los delincuentes. En Uruguay, a pocas personas se les ocurre ir a comprarse un arma para defenderse activamente de un eventual ataque.

Yo he vivido en varios paises centramericanos y esa diferencia no existe. La gente ha aceptado de que viven en algo asi como un "estado de guerra" en que defenderse es responsabilidad de uno. Es comun que cualquier paisano o paisana lleve un arma automatica abajo del asiento del auto.

Esto en Uruguay no es asi. La mayoria de la gente espera ser defendida aun sabiendo que la policia no sirve para mucho. Y si no las defienden, se quejan.

Igualmente a medida que la violencia aumente -como creo que sucedera- el "estado de guerra" (del que hablaban los filosofos) creo que se ira instalando en la sociedad uruguaya.

A medida que ello suceda probablemente haya una mejora en los modales. En Guatemala, El Salvador u Honduras si uno va por la calle gritandole a una mujer "chupame la pija" o su equivalente, tiene altisimas probabilidades de terminar con un tiro en la cabeza. Por eso la gente suele ser mas cordial y respetuosa. Porque si no, hay consecuencias.

En Uruguay en cambio, es relativamente facil hacerse el maton, ya que hay pocas probabilidades de recibir castigo. Pero no creo que esta situacion se mantenga por mucho, a cada accion hay una reaccion aunque esta demore.

benito dijo...

xopxe: es muy interesante el punto de vista del artículo, y coincido con varios de sus puntos de vista. Al fin y al cabo y sin ser determinista yo creo que el origen de la violencia está siempre en causas de injusticia social. Sin embargo creo también que hay un solipsismo descomunal en el pensamiento de que la insatisfacción económica, social o sexual (en el caso del artículo las tres al mismo tiempo) puede ser algún tipo de excusa para descargar semejantes cargas de violencia en terceros que no necesariamente tengan que ver con el asunto. Me cuesta sentir cualquier tipo de empatía con este tipo de gente, aunque pueda reconocer -magnificadas a un punto que tal vez no pueda imaginar- las frustraciones que puedan sentir. Al fin y al cabo, nadie los mató, ellos tenían una vida aunque fuera una vida de mierda, y matar es el acto más definitivo de injusticia y despojamiento que existe.

Nicolás: Sí, yo también vi ese tipo de mentalidad en Brasil, donde me sorprendió -incluso en fiestas populares regadas con hectolitros de alcohol- la ausencia de peleas callejeras o de maltrato cotidiano. Pero esa suerte de equilibrio mediante el miedo mutuo a que te bajen de un tiro no me parece para nada un modelo deseable. Hoy en día los uruguayos están ya bastante armados, y no tienen ni idea de que hacer con las armas, y muchos de los muertos tienen que ver con eso. Y en esos países de vecinos cotidianamente armados la violencia hacia las mujeres también es aterradora, aunque tenga otras características. Yo creo que si hay algún tipo de solución, esta no pasa por la posibilidad de una respuesta desproporcionada, sino con la simple intolerancia -ejercida mediante castigos proporcionales (yo soy un gran defensor de los trabajos comunitarios como alternativa a la cárcel para los delitos menores)- que indiquen la reprobación social hacia algunas conductas. Creo en la educación al respecto y, en el caso de los menores, en la responsabilidad legal y económica de sus padres.

Y creo en la simple evidencia de dos o tres anormalidades del sistema legal uruguayo, sobre todo hacia los menores, que es totalmente inexplicable que no hayan sido corregidas. Es totalmente inexplicable que sea habitual y fácil para un menor el fugarse de un centro de detención para menores que cometieron delitos graves, es inexplicable que la tentativa de hurto por parte de los mismos no tenga absolutamente ninguna pena y es inexplicable la tendencia jurídica a no aplicar las penas de reclusión previstas para los mismos en todo su rigor. Vos no podés legalizar la tentativa de hurto, como se ha dado el hecho de facto, y pretender que la sociedad puede seguir como si tal cosa. Vos no podés dejar en la calle a un chico que mató a otro por un par de Nike, luego de sólo un año de reclusión. La vida vale más que eso.

ceryle dijo...

Siempre me pregunté quién mide la sensación térmica. Y cómo. Tratando de definir la expresión a unos extranjeros, que se me reían en la cara, me inventé en el momento que se debía al viento que siempre anda enfriando todo.

Anónimo dijo...

Benito: a mi tampoco me parece que sea un modelo deseable, aunque ni siquiera lo llamaria "modelo" mas bien el producto natural de las circunstancias.

Evidentemente, las soluciones que sugeris son mejores. Sin embargo, yo creo que no va se va a adoptar nada de eso, sencillamente porque es mas facil no hacer nada. Para los politicos, para la policia y para todo el mundo involucrado en el tema y que tiene el poder de intentar cambiar las cosas.

No hacer nada en absoluto siempre es mas facil que hacer algo -cualquier cosa- y sinceramente no creo que los que deciden tengan la energia ni la determinacion necesaria.

Por eso creo que Uruguay se va a ir deslizando de a poco en la misma situacion de Centroamerica o Brasil, etc... pero bueno, que se le va a hacer.

Unknown dijo...

Benito :

Coincido contigo en que el origen de la violencia está en la injusticia social. Pero lamentablemente ese sistema perverso de retroalimentación ya tiene vida propia. Trasciende su origen.
No estoy para nada de acuerdo con los que dicen que la violencia está en todas las clases sociales.Mentira. Los episodios violentos en los grupos de clase media, media baja o alta son casos aislados. Pero abundan en los barrios marginales.
De todas formas no creo que el tema tenga solucion , ni ahora ni nunca. Se podrá paliar un poco el deterioro corrigiendo esos aspectos que tu mencionás, pero aunque la situacion economica mejore la sociedad ya está fragmentada. En la escuela -cuando yo era chico- estaba un hijo de un estanciero sentado adelante, atrás uno del " Hogar de Varones " (¿se acuerdan ? ), al lado una chiquilina hija de un funcionario de OSE, y asi seguimos. Casi nadie tenia auto ni telefono. No habia mucho a lo que aspirar.Pero hoy esta cada uno por su lado y con las rejas bien cerradas.
Mi unica esperanza es que -al igual que el deterioro ambiental- el salvajismo social se vaya dando paulatinamente y que sigan existiendo espacios donde mi descendencia pueda tener una vida digna, feliz. En la medida de que se corrijan , repito, esa cosas que mencionaste, creo que va a ser posible.
Pero el futuro lejano es negro.

Emily dijo...

Perdoname Profe pero discrepo de cabo a rabo con eso que decís respecto a que “Los episodios violentos en los grupos de clase media, media baja o alta son casos aislados. Pero abundan en los barrios marginales”. Eso no es así, para nada. El punto es que a mayor grado de educación mayor refinamiento en los modales y costumbres. Así como uno reprime otros impulsos cuando tiene un mayor grado de educación y se mueve en entornos donde está obligado a reprimirse si aspira a ocupar un determinado lugar, con la violencia pasa lo mismo. En vez de agarrar a trompadas a la mujer en la mitad de la cara y gritarle adentro de un rancho de lata donde los vecinos escuchan todo, en las clases medias y altas los tipos le pegan a las esposas en la panza o en lugares donde no se ve, las humillan en voz baja, las vulneran psicológicamente, por ejemplo, a través del uso del dinero.
Sucede también que muchas veces la violencia es simbólica en las capas medias y bajas y no física, pero las secuelas son tan terribles y a veces peores que cuando ser violento supone darte una trompada. En mi modesta experiencia, en Uruguay el crecimiento de la violencia se da a todos los niveles y clases sociales solo que se manifiesta de distintas maneras. Hace unos años un juez de menores me comentaba, por ejemplo, que estaba horrizado con la cantidad de casos de violencia psicológica entre adolescentes mujeres de colegios privados que tenía ultimamente. Si, no se agarraban a las trompadas, pero hacían cosas espantosas como contratar pasacalles con leyendas humillantes acerca de una compañera y ponerselos en la puerta de la casa, hacer blogs dedicados pura y exclusivamente a destruir la imagen de una compañera, y un muy largo y horrible etc.

alotropico dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

salud, benito!
lo que se llama sensación térmica, con todo tiene su correlato empírico, es
algo que tiene que ver con la temperatura que se mide sobre la piel, que es
diferente a la del ambiente debido a la propia piel y al efecto del viento. de
hecho, gracias a esa definición es que pueden calcularala aunque no midan
la temperatura de ninguna piel...
(aclaro que no soy fan de ninguna medición de ese tipo más allá de la física,
en la que creo aunque no comparta).
cuando se metaforiza el término, sin embargo, recupera su lenguajidad.

la violencia es un tema que me ha ocupado mucho en los últimos 10 o 12
años.
hoy en particular tuve que enfrentarme a algo que se repite desde hace
meses en el apto. del fondo. hay una situación salada de lo que se llama
normalmente maltrato infantil.
en esa casa viven madre treintañera e hijo de cuatro años. ella lo ama y él a
ella.
pero es frecuente que escuche un gran quilombo. grande mismo.
me costó que me cayera la ficha, con todo. cayó una día que mi hijo de 11
lo escuchó también. (como toda representación, el quilombete doméstico
tiene sus horarios privilegiados, antes no habíamos coincidido con mi hijo
en escucharlo).
pa, es difícil hasta contarlo.
es difícil saber qué hacer. me siento cómplice de una injusticia.
no puedo llamar a la cana ni a la línea azul, ¿qué se yo qué mierda van a
hacer? al fin y al cabo, son mis vecinos.
me cuesta horrores intervenir, y si no intervengo me siento cómplice.
ya hablé con la protagonista, en la mejor que se me ocurrió, le ofrecí la
posibilidad de que distanciara del quilombo cuando se ssaca, del
descontrol: si estoy en casa y te sacás, dejame a tu hijo y andate, está todo
bien.
o quedate en tu casa y yo me llevo a tu hijo a pasear, está todo bien.
cuando mi hijo escuchó el quilombo aquella vez decía: cuando ese niño sea
grande y su madre vieja, la va a someter con un látigo.
hoy logré sacar a la mina hacia mi casa, para que la cortara. en algún
momento de su enorme angustia me dijo: "...y al final, termino cagándolo a
patadas, como mi padre me cagaba a golpes a mí".
sí, le dije, y si vos no parás esta historia, así va a seguir, tu hijo cagará a
patadas a los suyos. a la mina le cuesta controlarse, pero no es ninguna
boba y trata de entender, aunque no es fácil y no pasa sólo por entender.
yo no sé un carajo qué hay que hacer, pero tengo que hacer algo. el
chiquilín tiene cuatro años y es insoportable. ella es una demente y lo
maltrata porque no sabe cómo relacionarse con él de otro modo, pero lo
quiere como nadie más lo quiere en el mundo. por eso no llamo a la cana ni
a los de la línea azul. sí, van a terapias múltiples ambos. sí, ella, cuando
achica, es capaz de razonar....

(sigo)

Anónimo dijo...

todo esto viene porque es la parte de violencia social que más me afecta.
cuando vivía en malvín me robaron la casa como cuatro veces, la última fue
directamente un saqueo, no quedo casi nada. fueuna situación muy salada
de sobrellevar, durante unos días no me animaba a ir i a la esquina,
directamente temblaba.
hace unos años robaron a mi hijo que en ese entonces tenía nueve años,
en la calle, de día, otro niño.
yo no creo que esas demencias personales y sociales se solucionen
condenándolas. por ejemplo, con mi vecina, las primeras veces mi fantasía
era irrumpir en su casa y literalmente voltearla de una piña, para que
parara de insultar y maltratar al hijo.
hoy pensaba en sacar al niño, llevarle algo para atraerlo a él a zafar de la
demencia con su madre. mientras daba vueltas como una naba, lo único
que se me figuraba en la cabeza era darle el revólver de plástico que anda
tirado por ahí, para que la matara jugando, claro.
o de verdad, como algunos acá quieren matar al que chorreó a sus amigas
o hermanas, con comprensible deseo y motivo.
porque es lo que a veces quiero hacer, escucho el quilombo y pienso
"yegua de mierda, hija de mil putas, el chiquilín tiene sólo 4 años, voy a ir y
romperte la cara para que te calles y lo dejes en paz".
pero a la vez me queda claro que la persona que más quiere a ese chiquilín
es ella, y que también cotidianamente da muestras de ello.

no creo que mi vecina sea un caso raro.
no creo que la violencia social se circunscriba a la violencia callejera.

ahí tenés, benito, un posible resultado de eso que vos destacás y que es
cierto: las mujeres son las principales víctimas. habría que agregar que, tal
vez por eso mismo, también terminan siendo las principales reproductoras
de esa violencia de la que son objetos privilegiados.

de machismo hablo en otro momento, tal vez. no es tan grave como lo del
adultismo, creo.

saludos,
fer

Unknown dijo...

Emily : vos sabés que yo sigo pensando que no es así como decís vos. Esos episodios que mencionás son ,justamente, lo que considero casos aislados. Son fenómenos de hostigamiento o asedio, que por supuesto que existen y existieron siempre . Ni que hablar que hay que ponerles mucha atención y que generan mucha angustia e inseguridades en los chiquilines. A quien de nosotros no le pasó de tener problemas con compañeros de escuela o liceo. Miles de veces. Hoy se los ha rebautizado con términos como "violencia psicológica", "acoso" , "terrorismo emocional", etc.Pero no tienen ni punto de comparación con los hechos de sangre , con los actos de barbarie que se ven en los barrios marginales.
Te acepto que cada 100 bebés abandonados vivos en una volqueta, uno sea de una familia del sur de Avenida Italia. O que esta "solucione" el problema de una manera mas sutil o "educada". Pero, repito, son casos aislados.
Obviamente hay una posibilidad de que tengas razón y yo esté equivocado.Claro que la hay. Siempre dije que cada uno es esclavo de su historia, de lo que vive, de lo que vé.Pero con 40 años tengo que tener un poco de fé en mi criterio y en mi experiencia. De lo contrario no puedo tomar decisiones.
Pero ojo ,explicate bien, porque leyendo lo que escribiste, yo interpreto que pensás que el nivel educativo,social y económico no tienen nada que ver con la violencia y que esta solo se vuelve mas refinada.No se si te compro eso.

Unknown dijo...

Obviamente esta mujer -tu vecina- está siquiatrica. Salvo que al niño lo salve algun familiar, está condenado.
Si esta mujer alquila, esperá que se vaya. Si no, denunciala como corresponde y acto seguido mudate.Te va a terminar afectando y no tiene porqué.

benito dijo...

ceryle: la sensación térmica ambiental tiene una fórmula que combina temperatura, viento y humedad. Claro que no por eso deja de ser un bolazo, porque en realidad debería tomar las variables de la persona que es expuesta al clima, que son, por supuesto, numerosísimas.

Emily: tengo que estar un poco de acuerdo con El Profe a este respecto, porque son relativismos incomparables. Uno de los peores años de mi vida fue cuando me cambié de un liceo público a uno privado y descubrí el clasismo y en esos ámbitos vi conductas de una crueldad y sadismo sorprendentes. Pero por más que dejen secuelas siguen siendo incomparables con las que dejan los actos de violencia extremos, y estos siguen siendo más bien excepciones en los sectores de mayor poder económico y cultural. Es un poco lo que hablaba sobre la respuesta de Bayce.

Sin embargo tengo que concederte que estos sectores también están mucho más violentos; las pandillas de la pelea de Salinas no eran provenientes de los asentamientos, y que los códigos de malandra están hoy en día en todas partes. Hay muchos motivos para ello, e incluyen tanto la pertenencia multi-clase a las barras bravas como el contacto vía compra de droga con delincuentes o incluso la autodefensa. Y los elementos de hipercomunicación semi-anónima son ideales para todo tipo de canalladas.

El discutir sobre el origen de la violencia actual es un poco la discusión sobre el huevo y la gallina, cuando en realidad creo que hay que actuar sobre el huevo y la gallina simultáneamente, pero las tradiciones ideológicas de la izquierda y la derecha tienden a alinearse sólo con una explicación o medida, esencialmente por pánico a ser confundido con su opuesto.

Lo que yo noto es cómo este clima ensucia a todo el mundo en mayor o menor medida. Yo me doy cuenta de que, a mi pesar, suelo generalizar a determinada clase de personas, o a ignorar sus pedidos o acercamientos de una forma en que antes no lo hacía. Tengo mis motivos experienciales, pero simultáneamente soy consciente de que así reafirmo y confirmo conductas de resentimiento y odio de clase. Pero no me pasa sólo a mí. Vivimos el tiempo de la muerte definitiva del Uruguay batllista e integrado, y todos colaboramos con ello. Culpa de todos, aunque de algunos, los que tienen mayor poder de difusión y responsabilidad política, mucho más.

benito dijo...

fer: yo creo que las mujeres tienen mucha menos tendencia a la violencia que los hombres; pero por su mayor inserción en el núcleo familiar y su mayor relación con los hijos, las consecuencias de la misma -cuando existe- es más grave.

Hoy en día existen conductas de increíble desnaturalización: una amiga que trabaja en servicios sociales me contó una vez al borde de las lágrimas cómo había quedado en shock una vez que llevaron a un paseo comunitario a varias de las madres jóvenes que se atendían en su centro. El paseo -creo que al zoológico- incluía un almuerzo, y a la hora de servir la comida las madres -no una o dos, sino el grupo entero- se abalanzó sobre lo que habían servido, que era abundante, tratando de morfarse todo lo posible antes que nadie. Antes que sus hijos, que recién comieron después que ellas. Hace unos años tuve durante unos días a un cachorro de mi perro viviendo en casa durante una semana. Yo les servía dos platos simultáneamente y el bicho menor, que era una bola de pelos enana, se engullía todo y saltaba encima del plato del padre y comenzaba a engullírselo también. El perro grande, que podía haberlo matado con ponerle una pata encima y que no tenía forma siquiera de saber que se trataba de su hijo, se apartaba y me miraba llorando, pero no hacía nada contra el cachorro. Al final tuve que darles la comida por separado.

A lo que voy no es que los perros sean más buenos, es simple conservación de especie, algo que tenemos impregnado en nuestro ADN: las especies que no lo hacen se extinguen y no queda rastro de ellas en la tierra. Hay que venir de un enorme colapso cultural para pasarle por encima a esa información.

(Es impresionante, por otra parte, el desánimo de mucha de la gente que trabaja en asistencia social, ven reacciones muy positivas y cosas que les alegran el corazón, pero simultáneamente todos los meses ven cosas dignas del infierno y situaciones irreparables a corto o mediano plazo, si es que alguna vez se reparan)

Pero si lo educativo es el núcleo duro del problema, yo no creo que haya que olvidar lo punitivo. No sólo como forma de disuasión, sino como forma de diferenciación y de compensación hacia los dañados. En política nadie -al menos de la izquierda- tiene la menor duda acerca del dolor que produce la impunidad, aún si el crimen no se repitió y no parezca tener la posibilidad de repetirse. En lo social esto no parece importar gran cosa.

Agustin Acevedo Kanopa dijo...

Iba a hablar sobre aspectos mucho más incisivos relacionados a la pelotudez soberana de Bayce ( y de quien tengo un nutrido historial de pelotudeces similares, por tener amigos que cursan la facultad de ciencias sociales), pero prefiero entregarme a la nostalgia y recordar aquella época que solía ir a Keops (boliche en donde sucedió el deplorable incidente que mencionás).
Recuerdo la espera en la terminal Río Branco, a pocos pasos de Aruba, ese container gigantesco lleno de los tipos más grandes y las minifaldas más cortas que hayamos conocido, la bajada de los interdepartamentales en el medio, el epicentro trepidante de junio, ese kilómetro y medio de caminata en donde hacía tanto frío que la respiración por primera vez era considerada un cuerpo, una entidad con nombre y apellido, los espantosos tetrabrick en la puerta, el tiritar y hacer arcadas perpetua y alternativamente mientras mirabamos todas las mujeres que entraban, ese vuelo de ave de presa, la pulseada ganada con trampas a la ecuación mujer linda = mujer difícil, y las vueltas en los COPSA atestados, la luz del sol que nos revelaba a nosotros y nuestras conquistas como lo que éramos, lejos del escalpelo y el maquillaje del neón, algún borracho que era bajado a patadas de los ómnibus, el viaje de regreso ya historizando la noche acontecida, mintiendo a rajatable, pero respetando nuestras mentiras, como todo buen mito.
Pero principalmente me acuerdo de una noche en que medio borracho saqué a bailar a una mujer francamente mayor que yo. Tenía diecisiete años, y ella tenía todos los rasgos de una mujer con mucha carretera. Recuerdo haber bailado cinco, seis temas, resistiéndome por algún extraño designio a intentar a hacer un liviano avance, dar un beso en el cuello, o directamente apuntar a los labios, más allá de la simpatía de aquella mujer, la forma en que todo parecía tan sencillo y diáfano, la forma en que se refregaba de un modo curiosamente sinestésico con las instrucciones de las letras de cumbia. Fue ahí que bailando, por tener algo de qué hablar, palpé un anillo dorado en su mano y le pregunté quién se lo había comprado, respondiéndome ella "un chico". Yo no quería saber mucho más que eso, pero terminé comprendiendo que aquello que brillaba en la oscuridad, aquello que rozaba y ahora quemaba mi anular era una alianza. Fue ahí que me enteré que su esposo vivia en Marindia, razón suficiente para inventar una excusa, un hipotético amigo en peligro, para escaparme de ella y de su hipotético novio, sus hipotéticos amigos, la hipotética paliza que me podrían dar de sólo verme uno de ellos con la mina.
Viendo casos como los de la otra vez, ocurridos en aquel mismo lugar, hay veces que me siento como Houdini.

Unknown dijo...

Mi viejo siempre me repetía incansablemente : no te metas nunca con mujeres casadas y con menores. Si le contaba algo enseguida preguntaba : que edad tiene ?
Que razón tenía.
Ahora que lo pienso , lo que le faltaba a los padres de aquella època era dar un poco mas de explicaciones , no ? tanto mi abuelo como mi viejo te tiraban los consejos desde arriba de un pedestal...mirá, botija que:______.Punto.

Roberto Carlos dijo...

La puta..., que recuerdo me acaba de saltar con lo que escribe Agustin.

Esto se va un poco de tema, pero ta.
Tengo una historia muy similar, aunque un poco peor dadas dos cosas: 1-la muchacha tenía pareja pero no anillo; 2- me enteré de esa situación recién después de besarla en público.

Pasó en un boliche del interior, donde era, soy, y seguramente siempre seré un extranjero, a diferencia de ella y su novio (que no se encontraba en el lugar) que eran locatarios.

En un acto de soberana inconciencia potenciada cuando no por varios litros de alcohol, decidí, luego de asimilar la nueva situación, quedarme hasta que terminara la noche. Me pareció perfectamente coherente razonar (si es que se le puede llamar así al proceso demente que hice), que si no me habían recontra cagado a piñas casi instantaneamente, seguramente ya nada me pasaría. Aún peor fue el hecho de que además seguimos bailando y franeleando con la muchacha un buen rato.

Hasta el día de hoy no me explico como carajo pude haber sido tan imbécil y doy gracias a dios, los angeles, y al monstruo del espagueti por poder caminar todos los días y correr el bondi.

Nunca más volví a esa ciudad.

maxi dijo...

Profe, no es mas lindo cuando descubris solo el "ahhh, a eso se referian?", como esos chistes que no entendias de chico pero que de grande tenian un sentido. Justo Benito hablo en este post de lo aburrido que es cuando te dicen todo...

daniel dijo...

para mi the trapeze swinger es la canción de este verano -estoy en el emisferio norte-. la descubrí eschuchando el disco que la trae, paseando a mis dos perros, atardeciendo y con un lorca insoportable. las amplias vistas que tengo durante el paseo no son muy estimulantes, pero se transformaron en algo mejor en cuanto las estrofas empezaron a caer. duró nueve minutos. si hubiera durado alguno más volvía a casa casi en paz con el mundo.
en youtube hay colgadas un par de grabaciones del tema en directo muy buenas.

benito dijo...

Agustín: más allá del planchazo que le meto en el post -y que se lo merece-, no me parece una voz despreciable la de Bayce. Tiene algunos puntos de vista muy interesantes, pero no hay por qué comprar el paquete entero.

Coincido, consejo de veterano, con que no hay que tener historias con mujeres casadas. No por prejuicio moral, simplemente es muy peligroso en este país de eternas recurrencias.

Una vez creé una pequeña batalla campal en un boliche de Paso de los Toros, por apretar con una local -a la que conocía de Montevideo-, produciendo la ira de los del pueblo, que decidieron agarrársela con mis amigos, con los que había llegado de la capital para asistir a un cumpleaños. Quiso la suerte de que yo ni me enterara, porque había salido con la chica a dar una vuelta junto al río. Cuando volví al campamento me encontré con mis amigos que parecían haber vuelto de Vietnam. Después de que me identificaron como el culpable del asunto, se encargaron de hacerme llegar algunas de las trompadas que habían recibido.

Pero eso es una tradición en los pueblos chicos del interior, y tiene una cierta lógica algo mezquina, y de cualquier forma -al menos por lo que he visto- no pasa más que de un intercambio de guantes, sin mayores consecuencias. Tal vez eso haya cambiado, pero hace más de una década que no voy a un baile del interior.

Daniel: The Trapezee Swinger es realmente una obra maestra, tanto en letra como en arreglos. Me sorprende que esté tan bien administrada que el único verso en el que una voz femenina dobla a la de Beam no sea en la última estrofa, sino en la antepenúltima. Y me maravilla el bajo caminante -que nunca desentona a pesar de la diferencia- en una de las estrofas. Suelo escucharla mientras voy a trabajar, y llego sintiéndome más bueno.

Agustin Acevedo Kanopa dijo...

Sin embargo, y ya que estamos, voy a contar una historia de principios de este año que pudo haber tenido un desenlace quizas no tan violento, pero si mas bochornoso.
Acortandola bastante, un primo mio me invita al cumpleaños de un integrante de su banda metalera en solymar. Yo habia conseguido un vaso de un litro, en el que me servi el contenido de una botella entera (esto no afecta en absoluto a la historia pero amerita contarlo, anda a saber por qué). La noche pasa y caminando despreocupado me encuentro con dos minas que se me quedan mirando. Doy otra vuelta y casi al unisono las dos me dicen "buena esa camiseta de sonic youth" (la del lavarropas, la uso una vez a la semana). A partir de ahi nos colgamos a hablar. Minas geniales, muy divertidas y emprendedoras (asumo que las dos siguen estan cursando primer año en el conservatorio ahora). A todo esto veia que mi primo, el cumpleañero y todos sus amigos nos miran a nosotros tres con particular deferencia (estabamos contra el parrillero, calentando un poco las manos). Una de las amigas me interesa particularmente. La otra tambien es muy crá, pero me cuelga la otra mina. ¿Soy yo o cada vez que hablo con esta chica, hay un limo, un excedente de cinco, seis segundos en que nos quedamos mirandonos sin decir nada? Bueno, se me ocurre invitarla a adentrarnos a los oscuros (los oscuros de solymar, que son muy oscuros) para comprar una botella de grappamiel que sin querer estrelle contra el suelo -en un espectaculo avergonzante, dulce y pegajoso-, pero me parece una mala actitud no invitar tambien a su amiga. Distinto a mis planes se prende la tercera, pero aun asi, bastante contento por todo el entorno de buena onda, me dispongo a comenzar la travesia con las dos. Cuando me estoy yendo escucho unos aplausos, pero asumo que es por alguna cancion que toca mi primo con una criolla. Caminamos, no encontramos nada, hablamos sobre GY!BE y Buenos Muchachos(esos detalles totalmente necesarios de mencionar para engendros indies como yo) y volvemos cantando bajito Mañana en el abasto. A todo esto soy una maquina de tirar onda. No paro porque mis infusiones son bien absorbidas. El excedente temporal del que te hable se prolonga de cinco a ocho, diez segundos. Bueno, vuelvo a la fiesta y toda la gente nos mira. Volvemos a la parrilla y nos quedamos hablando.
(sigue...)

Agustin Acevedo Kanopa dijo...

(...del comment anterior)
Cada tanto aparece el cumpleañero y se le pone a hablar a la mina. Me incomoda un poco. Quiero que se vaya. Por suerte se va, aunque vuelve de a ratos. Aun asi, es una competencia leal, el tipo aun hablando con ella me ofrece hamburguesas, yo le digo que le salio bien la fiesta. En un momento los tres nos convertimos en dos y tras una ida al baño de la amiga, me quedo hablando con la chica en cuestion y tras quedarnos mirandonos unos cuantos segundos comienza a invadirme esa sensacion al borde del pecho, el impulso colgado de mi espalda, "le tengo que dar un beso ahora". Bruce Springsteen lo haría. Le daría un beso y se iría con ella a toda velocidad por interestatales perdidas de Estados Unidos. Pero yo no tengo auto y estoy en fuckin Solymar, y algo me impide darle ese beso espontaneo, como si reculara a ultimo minuto, y le digo, con rostro y gesticulacion bastante obvia (imaginense la mano apoyandose sobre la chimenea mientas que la otra sostiene una botella de whisky, como si le cortara el paso a la chica) "che, no queres irte conmigo a otro lado... no se si me entendes". La tipa mira hacia el suelo, mira hacia la izquierda y con una extraña sonrisa me dice "es complicado". ¿que es complicado?, me quedo pensando... me la quedo mirando, los dos nos quedamos mirando y le hago la pregunta. Me mira, sonrie timidamente y me dice "es complicado", sin bajar la mirada. Silencio de quince segundos. Para sus adentros, bajito repite com-pli-ca-do. "Bueno, si es tan complicado por algo será, todo bien...". Le digo y acepto una pequeña derrota. Aún así me quedo mirando con la tipa largo tiempo,y es ahi cuando vuelve su amiga.
La noche ya no es la misma, no es la misma relacion con la chica, aunque aun asi llegamos a cantar a capella El tiempo esta despues los dos juntos.
La noche termina, me doy cuenta de que estuve hablando exclusivamente con las dos mismas personas por casi cuatro horas. Mi primo me acompaña con su novia. Se comienzan a reir bajito y al preguntarle que pasa me dice que espere un poco. Vamos caminando por las calles de solymar que estan clareando de a poco y cuando estamos a una distancia prudente de la casa mi primo me dice
"Que carajo hacías cargandote a la novia del cumpleañero?"

Roberto Carlos dijo...

Agustin, esto es genial:

"Aun asi, es una competencia leal, el tipo aun hablando con ella me ofrece hamburguesas".

Ya de por sí me agrado la forma en la que quedaba ilustrada la "sana competencia". Pero después, al terminar de leer, es mejor todavía.

daniel dijo...

me permito una recomendación que tiene que ver con muchos de los comments. el país del miedo de isaac rosa. es una novela que alterna sus capítulos con breves ensayos -generalmente embolantes- sobre el tema del miedo y sus múltiples formas. el libro logró lo que nunca hubiera creido posible: que empatizara con una persona irracionalmente miedosa que jamás tuvo una razón personal para serla...hasta que la tiene. es bastante brutal. comparada con el vano ayer, del mismo autor, es una obra menor, pero suficiente para recomendarla.

benito, la chica que canta -y que también participa en su directos, creo haber leído que es su hermana.
...y los coros que tarararean suavemente un rato y desparacen como casi todos los elementos de la canción. todo muy sutil. un crack.

resina dijo...

Que lindo post Benito, invernal y montevideano. Con respecto al subsidio estatal que recibe el impresentable OrelSan, pienso que se deberia hacer algo similar contra el programa de Petinatti. De ultima el tipo esta usurpando un bien publico para vomitar su dosis diaria de machismo y mala conciencia. No se si seria posible armarle una causa por incitacion a la violencia (apologia del delito no creo que funcionase en este caso ya que su mensaje es mas "sutil" si cabe el termino)
Como se combate la patetica violencia contra las mujeres en este pais? A quienes alguna vez han salido de fronteras les resulta evidente que lejos de ser un pais exacerbadamente violento (no estamos en Ciudad Juarez) el machismo de los uruguayos es particularmente repugnante y abyecto. Es el machismo del "perdedor cronico" como bien decias en uno de tus comments. No se muy bien que se puede hacer frente a esta lamentable weltanschauung del macho local mas alla de reaccionar cada vez que nos toque de cerca. Tampoco entiendo porque los desvaidos colectivos feministas que quedan en la vuelta se preocupan mas por universalisar el uso de la @ en el lenguaje escrito (por decir algo) que en pelear con armas de verdad contra enemigos mas reales y nocivos.

Unknown dijo...

Maxi , lo que pasa es que me hubiera gustado comprenderlo mejor en aquellos años. Adolescente desconfiado y desconforme , recibí consejos sin explicaciones ...y no les di mucha pelota.
Con los años me fui enterando de ciertas cosas, como la de un compañero de trabajo que un juez hijo de puta mandó en cana 2 meses por tener relaciones -obviamente consentidas- con una mina de 17 años con una madre mas hija de puta todavía que lo denunció.Lo mas probable es que suceda una vez cada millon de años, pero sucede.Y mi viejo lo sabía.

Agustin : nadie fué capaz de avisarte nada ??? que h..de p..

maxi dijo...

hablando de todo esto de la inseguridad y la actitud de ciertos medios, escuchen esto

http://www.youtube.com/watch?v=H-kpcLaTR6o

Nico Peruzzo dijo...

coincido. Historia de la Música Popular Uruguaya es de lo mejor que ha producido la televisión local en mucho tiempo (junto con Prohibido Pensar). Si a eso le sumamamos que en la pantalla de Televisión Nacional también podemos ver a Capusotto y Paenza, se podría decir que el el canal 5 está en un momento altísimo.

Aunque una de las cosas que más me ha llamado la atención de TNU es que los informativistas tienen sobre su escritorio varias MacBooks.
¡Ni siquiera CNN tiene Mac para sus conductores!!! ¿Quién carajo pago por esas maquinas?????

Volviendo a Historia de la Música Popular Uruguaya, me sorprendió muchísimo el programa dedicado al rock post dictadura. No podía creer como Bonaldi y los demás detractores siguieran manteniendo al día de hoy los mismos argumentos pelotudos de aquellos años.
Acusar a Los Estómagos o Los Traidores de instrumentos del imperialismo en 1986 era bastante imbécil, pero tenían un par de atenuantes: la guerra fría no había terminado, todavía estaba el muro, en Chile aún gobernaba Pinochet....
Pero a esta altura del partido, en 2009, seguir hablando de complots perpetrados por la CIA -que supuestamente financiaba los festivales a través de Coca-Cola para acallar al Canto Popular- es de un nivel de estupidez alarmante.

El gaucho insufrible dijo...

Yo estaba en el '86 y el argumento resultaba igualmente estúpido y ni ahora ni en ese momento tenía atenuantes; el hecho de que Pinochet siguera en Chile y el muro no hubiera caido no era razón para no ejercer el pensamiento crítico.

En el 86 había mas gente que pensaba igual - si admitimos que el dogmatismo es una forma de pensar.

Recuerdo discusiones en las reuniones de estudiantes del FI20 (juventudes del MLN) sobre si Pink Floyd era parte de macabro plan imperialista o no, cosa que no impedia el pasar la pelicula "The Wall" acompañada de abundantes chorizos en dos panes como forma de atraer a la gente a los mitines con el loable fin de "concientizarlos".

Agustin Acevedo Kanopa dijo...

Siempre mantuve que aquella noche me utilizaron de cobayo. De hecho, el aplauso del que había hablado (y al cual su sentido había adjudicado al las virtudes guitarrísticas de mi primo), en realidad había sido hacia mí, en un recurso para molestar aún más al cumpleañero (que además de justamente quemado, estaba un poco fumado, y ya sabemos a los lugares inesperados que puede disparar la persecuta cannabica).
Igual, la abstinencia informativa de mis conocidos, mas alla de que podria haber derivado en algo mucho peor (por Dios, no me imagino que hubiera pasado si le hubiera lanzado a darle ese beso), sirve para este tipo de anecdotas (y que un fanatico de Wong Kar Wai como yo sabe recaer con particular placer).

COSTRO08 dijo...

Benito

He entrado a este blog, por curiosidad, al ser mencionado el mismo, por alguien conocido en cierto foro.
Realmente no tengo mucha cosa para decir.
Solo una comprobacion ya reiterada.
La gente, mucha gente, lmentablemente, por razones muy personales y por supuesto respetables, tienen una vision de la vida cargada de un negativismo atroz, producto quiza, de una depresion cronica, lo que la hace ver de esta tan solo los aspectos negativos, privandose de la posibilidad sana, de compartir simultaneamente de mbas opciones.
Es decir, la vida y los hechos circunstanciales que nos suceden o provocamos, tienen en si mismos, visiones de estos positivas y negativas.
Esta en nosotros, en tanto seres pensantes, en lograr discernir que o cuanta carg negativa pueden tener los mismos y cuanta positiva, que sin duda la tienen, y permitirnos de esa manera, optar siempre por la positiva, que es la manera que nos permita poder transformar la realidad sin sentir que esta nos acosa y nos aplasta sin que podamos hacer nada por modificarla. Sin duda el tema del IRPF, que a mucha gente les cae como una especie de sentencia, tiene incontables elementos positivos, desde el simple hecho que el tal impuesto le a permitido a este gobierno lograr llevar adelnte ciertos cambios como el FONASA, por citar uno, el cual la mayoria de la gente apoya, sin siquiera darse cuenta que el mismo es hijo del fatidico impuesto.
Tan solo por citar un ejemplo, de lo que seguramente hay varios, y muy sustantivos.
Lo mismo el famoso PLAN CEIBAL, al que muchisima gente, lamentablemente, tan solo le ha permitido sacar del mismo criticas lamentables, al intentar compararlo con las carencias que sin duda aun mantienen ciertos secores de la sociedad.
Bueno, la dejo por aca, ya que al entrar sin sentir que tuviese mucho para decir, una cosa lleva a la otra y se podria trasformar esto en un monologo no deseado.
Saludos
Costero08

rizla_ dijo...

uy benito, tu perro. te mando un abrazo muy grande por esa cosa infinita.

Roberto Carlos dijo...

Benito:

Ya sé que en principio no pensás leer la novela, pero si te llega a interesar, tengo una versión electrónica de "Let the right one..."

Saludos.

Anónimo dijo...

Hoy leo este viejo post,no sé si alguién leerá el comentario pero creo que tiene que ver y me gustaría escribirlo en algún lado.Ayer en telenoche 4 se presentó una nota donde un viejo israelí tenía 30 mujeres y 80 hijos,la mayoría de ellas en regimen de esclavitud.
Este tipo fue detenido y procesado por esto y por abuso sexual, en una de las escenas una niña chiquita le besaba los pies..
Cuando termina la nota Fernando Vilar "reflexiona" sonriente diciendo:"A este hombre más que ponerlo preso debemos aprender de él"
Sé que no hay que mirar telenoche 4, se grado de toxicidad que irradia,pero es tamos jodidos,demasiados jodidos..tenemos que tolerar estos comentarios misóginos?los chistes de este chimpancé violento y reaccionario?
Coincido la violencia hacia las mujeres es brutal, me da mucha bronca y mucha verguenza.

Marcos.