sábado, 18 de abril de 2009

Las estrellas lentas

Una rara noticia fue medianamente difundida la semana pasada; algunos de los habitantes del balneario y pueblo rochense de Valizas estaban juntando firmas para oponerse a una iniciativa del intendente departamental, Artigas Barrios, con respecto a su localidad. A pedido de un número, al parecer no muy importante, de vecinos de Valizas, Artigas Barrios decidió iluminar artificialmente las oscuras calles del pueblo. Una medida aparentemente modernizadora y apoyada -cuando no- en el reclamo de mayor "seguridad", en una localidad en la que las pequeñas raterías de algunos de sus desastrados visitantes durante el verano son habituales, pero en la que los delitos mayores son prácticamente desconocidos.

Pero la luz eléctrica -símbolo de progreso desde que hace 110 años Edison inventó la lamparita-, tiene algunas desventajas además del consumo enorme de energía que implica. Entre ellas está el hecho de que no es una fuente de luz que se encuentre en forma casual en la naturaleza, y la naturaleza en estado más o menos puro es una de las cosas que atrajo originalmente a muchos de los que decidieron hacer de Valizas su hogar. Localidad vecina, y en cierta forma una versión ligeramente más barata y urbanizada, de Cabo Polonio, Valizas recién tuvo electricidad en 1992, y eso ante la oposición de algunos de sus habitantes más naturistas, que sostenían que el atractivo del lugar era justamente su diferencia con cualquiera de los otras decenas de balnearios de la costa de Rocha, diferencia basada en su encanto primitivo. Tras varias reuniones se decidió que la energía eléctrica -por supuesto no obligatoria para todos los residentes- iba a traer muchas ventajas, y se decidió aceptar esta modernización, aunque con el compromiso de que esa energía eléctrica iba a permanecer dentro de las casas y no a alterar la fisionomía del paisaje valizero. Es decir, se estableció el compromiso de que no hubiera iluminación eléctrica en las calles.

¿Por qué, por atavismo primitivo, por dogmatismo naturista, por nostalgias de los luditas, por miedo...? No, los opositores a este cambio tenían un argumento más romántico y sin embargo bastante práctico y evidente: las estrellas. A algunos de los habitantes de Valizas les gusta mirar el cielo en la noche y observar en su total majestuosidad la belleza rutilante de la Vía Láctea, tal como se la puede apreciar en el hemisferio sur cuando no hay fuentes de luz artificial iluminando el entorno del observador. Es algo innegable, cualquiera que haya levantado la cabeza en el campo o en cualquier lugar sin focos callejeros sabe que hay muchas más estrellas en el firmamento de las que vemos los citadinos. Y algunos creen que ese es un espectáculo hermoso al que no tienen por qué renunciar.

(Hace unos meses en Punta Rubia, otro lugar que prácticamente carece de luz eléctrica en las calles, tomaba una cerveza en la noche, sin más música que la de las chicharras, conversando con un amigo que hace ya varios años que vive en España, y mientras me comentaba con horror el deterioro que notaba en el lenguaje castellano que se usa en Uruguay, también contemplaba con maravilla el cielo y comentaba que en el hemisferio norte el cielo nocturno es mucho más pobre y aburrido, con menos constelaciones visibles, menos joyas de luz en la oscuridad. Estuve dos veces en el hemisferio norte pero no tengo la menor idea de si es así o no. El cielo sobre Nueva York y Chicago, los enormes epicentros de claridad eléctrica que visité, es totalmente negro).

Nunca me gustó Valizas; de hecho en los aproximadamente veinte años desde que llegué a Rocha por primera vez debe ser el balneario que menos visité. Lo cual es curioso, porque naturalmente me parece un lugar bellísimo con su arroyo y sus médanos irreales; pero hay algo en el punk adolescente que fui y en el elitista que todavía soy que no tolera la estética hippie casi obligatoria en el lugar; los muchachos peludos berreando canciones de Fito Páez y Raúl Seixas alrededor del fuego, las muchachas mal depiladas tomando vino berreta en botellas plásticas de refresco, el mangueo constante llevado a modus vivendi en forma sistemática, el lenguaje pastoso y lleno de muletillas insoportables de los malucos... Ok, no es lo mío. Pero me parece tan respetable el elegir ese destino como cualquier otra opción, como mi decisión de ir a otros lugares, y es uno de los pocos centros de Rocha que no se han ido al reverendo carajo con los precios de alquiler y estadía. Por lo que no me extraña que mucha de la gente que quiero y estimo hayan hecho de Valizas su lugar de veraneo favorito. Y que les guste así como está.

¿Por qué cambiar algo que es disfrutado desde hace décadas en su estado más o menos rústico y alterar el pacto semi-naturista con sus visitantes? El motivo de la "seguridad" es muy tenue, por más paranoica que se haya vuelto alguna gente y las necesidades de urgencia -necesidades de comunicación o de salud que dependen de la electricidad están ya cubiertas. El motivo es otro y muy sencillo: por guita.

Artigas Barrios cuenta con el índice de aprobación más alto de los intendentes uruguayos; cerca del 70% de los rochenses considera que su gestión ha sido buena o más, lo cual no es de extrañarse teniendo en cuenta el agujero negro que hizo su predecesor Riet Correa, quién literalmente dejó la intendencia en quiebra. Pero más allá de que haya sido un buen administrador, Artigas Barrios tuvo un golpe de buena suerte, le tocó ser intendente de Rocha en el mismo lustro en que el gusto de buena parte de los turistas argentinos y los veraneantes uruguayos de alta capacidad económica se desplazó de Maldonado a Rocha, y las playas oceánicas del departamento pasaron a ser el punto más cool de la costa uruguaya. Esto, obviamente, significó una enorme inyección de dinero al departamento, y Artigas Barrios en combinación con el Ministerio de Turismo explotó inteligentemente el fenómeno.

Hay muchos motivos posibles de este desplazamiento de los turistas adinerados hacia el este, abandonando en cierta forma (aunque no se haya notado excesivamente por la nueva afluencia de turistas brasileños y paraguayos) Punta del Este y sus balnearios aledaños. Hay mucho de veletismo y moda, por supuesto, pero también tiene que ver con la sobre-explotación que se ha hecho del aún balneario estrella de Uruguay. Soy semi-fernandino, y tengo una relación emotiva con Maldonado que obviamente no tengo con Rocha (y de alguna forma he heredado algo de la histórica animosidad entre ambos territorios), pero ya desde hace muchos años dejé de sentirme en casa en la comunidad en la que pasé buena parte de mi infancia, y de encontrar alguna clase de diversión en la estética miamizada y menemizada de un Punta del Este que ya no tiene nada que ver con el que yo recorría en bicicleta y en el que iba a pescar con mi abuelo. La última vez que fui, al concierto de Bob Dylan en el repulsivo Hotel Conrad, encontré a Punta del Este -que no visitaba desde hacía más de seis años- convertida en una metrópolis costera pintada de dorado, terraja, ruidosa y mal vestida.

Pero no soy sólo yo el que la siente así e incluso muchos de los que la prefieren como ciudad super lujosa, moderna y exclusivista, comenzaron a cansarse de los precios insultantes y del desprecio comunal hacia lo que consideraban privilegios ya adquiridos. La avidez monetaria de las intendencias de Enrique Antía primero y de Oscar de los Santos después se pareció mucho al razonamiento del dueño de la gallina de los huevos de oro (en cierta forma el razonamiento base de la mentalidad empresarial-capitalista actual), y a cambio de beneficios comunitarios o personales inmediatos permitieron modificaciones abruptas en la fisionomía del balneario que desagradaron a muchos de sus visitantes tradicionales. Los permisos de construcciones excepcionales (un disparate jurídico, ya que ¿de que mierda puede servir el establecer exclusiones o prohibiciones edilicias si se pueden ignorar otorgando excepciones?) y la proliferación de proyectos explotativos en puntos como La Barra, Manantiales o José Ignacio han ido cansando a la gente que había elegido esos puntos justamente por su aislamiento y exclusividad. Y mucha de esa gente ha comenzado a emigrar a Rocha. La persistente protavoz de la comunidad cajetilla Mecha Gattás decía en un reportaje reciente que La Pedrera es como Punta del Este en los años 60, y mucha de esa gente quiere ir a la Punta del Este de los años 60. El problema es que lo que hay allá no es Punta del Este de los años 60 sino La Pedrera, que es otra cosa. Pero Artigas Barrios, el intendente maravilla, está en campaña de solucionar ese pequeño inconveniente.

Hay que ser muy ingenuo para no entender qué es lo que hay detrás de la modernización eléctrica de Valizas. Es lo mismo que en menos de diez años transformó al pueblo de pescadores de Punta del Diablo en una especie de favela turística, lo mismo que permitió edificar a un millonario argentino una serie de bungalows en la mitad de la Playa del Barco en La Pedrera, arruinándola para siempre (al menos para los que no tengan a Miami como el modelo estético universal), lo mismo que hizo prohibir el acampar en forma gratuita en todo el departamento y lo mismo que hace babearse al Pepe Mujica cuando sueña con convertir todas las playas desiertas de Rocha en villas hiper-privadas para que "los platudos vengan a lagartear", para que el turismo, la segunda industria de Uruguay en cuanto a ganancias, se convierta en la primera. Valizas es un lugar naturalmente hermoso y -a diferencia de Cabo Polonio, dónde hay un consenso (aunque frecuentemente amenazado) de preservarlo como reserva natural- susceptible de ser convertido en un gran centro de turismo del que sirve, del que deja dinero, no de hippies mugrientos.

Pero para eso se necesita una infraestructura de comodidades mínima, entre las que se encuentra la iluminación eléctrica de las calles: uno no va a atraer a empresarios cincuentones a invertir en un sitio donde los hippies deambulan en la penumbra de sus calles sin electricidad. No, hay que limpiar, mejorar, pulir y, si se puede, echar. ¿Pero que pasa con los que ya estaban ahí, los que prefieren ver el cielo estrellado aunque tengan que caminar con linternas por la calle? Bueno, es un interés sacrificable en relación a los posibles beneficios materiales. Porque todo es sacrificable en relación a los beneficios materiales, sobre todo cuando son para colectivos que luego misteriosamente terminan siendo mucho más pequeños que los damnificados.

Un editorial del verano del 2007, un año antes de la explosión definitiva del turismo en Rocha, del periódico abanderado de la izquierda oficial, La República, -editorial no firmado aunque carente del estilo inefable de su director Federico Fasano- identificaba el gran problema de este departamento y su fauna veraniega en términos muy concretos. Para el editorialista anónimo parte del subdesarrollo (subexplotación) de Rocha era culpa de que "en el departamento esteño se ha instalado una visión de supuesta protección de la naturaleza, que en los hechos para lo único que ha servido es para empeorar algunos aspectos negativos". Una afirmación bastante complicada, sobre todo cuando no se apoya en nada más que frases como la siguiente: "El ministro de Industrias y Energía, Jorge Lepra, en una reciente entrevista ponía como ejemplo a Cabo Polonio, de cómo Uruguay en algunos aspectos sigue viviendo y defendiendo el pasado. En ese caso a una supuesta ecología de dunas móviles "únicas en el mundo", como dicen algunos, afirmación más que falsa, pues las mismas existen y existieron (hasta en Malvín), en cualquier zona desértica)".

Pero no era este el centro del problema para el anónimo editorialista de izquierda, sino más bien el siguiente: "A los demás balnearios nombrados (Punta del Diablo, Valizas) llega el turismo de "baja calidad", no se tome esto como una afirmación despectiva, sino la descripción de una modalidad de vida que fue fomentada por años como perfil para ciertos niveles de nuestra juventud, se ve atraída por ese tipo de oferta turística. Un tipo de cliente que, evidentemente, no es atractivo para promover inversiones en hoteles, restaurantes de buen nivel, en lugar de "carritos" de chorizos y quioscos con empanadas amasadas en el lugar". Ni Pancho Dotto lo hubiera dicho mejor; ¿cómo se les va a ocurrir a los jóvenes sin guita querer ir a playas vírgenes, querer dormir en una carpa y comer empanadas caseras? La playa para el que pueda pagarla, privatizarla y arruinarla, no para mugrientos que no saben lo bueno que es tener un diario de izquierda y vivir en una mansión de 2 millones de dólares a la orilla de un lago. La playa para los jubilados japoneses, no para los estudiantes de psicología, los surfistas o los músicos ambulantes. La playa para los amigos de Fasano y para los jerarcas ministeriales que pautan frecuentemente en el multimedios plural. Esa es la visión de esta izquierda que nos gobierna y de sus portavoces.

Pero hasta los defensores del turismo progresivo y de alto perfil tienen sus contradicciones, como demuestra el caso del balneario de mayor desarrollo comercial en la Rocha de los últimos años, La Paloma, a la que se piensa arruinar casi con seguridad mediante la construcción de un hiper-contaminante puerto de aguas profundas. Y allí se da un caso bastante notable de la poca o nula solidaridad que existe en algunas comunidades: aunque casi todos los habitantes permanentes de La Paloma están en contra de la instalación del puerto, la mayoría de los rochenses están a favor de que se haga, ya que cuentan con que les toque algún beneficio residual del movimiento comercial que este puerto produciría. Y además ellos no viven allí.

Por otra parte no sería la primera vez que se revienta ecológicamente un balneario entero en Rocha; en los años 70 fue La Coronilla -por aquel entonces el balneario con más futuro del departamento- al que la construcción del Canal Andreoni convirtió en un cementerio de animales en descomposicón y productos químicos de los arrozales. Claro que en aquel caso se tenía la excusa de que fue algo implementado por una dictadura, y ahora los desastres son aprobados democráticamente. Por los mismos vecinos que lloran frente a las cámaras de Canal 4 porque sus barrios de la capital rochense se inundaron en forma inédita en la historia de la ciudad, reclamando ayuda estatal sin entender el hilo directo que hay entre las alteraciones ecológicas de su entorno y los cambios que estos conllevan. Ni la responsabilidad que le puede corresponder a una comunidad que está aceptando pasivamente la mayoría de esos cambios basados en la esperanza de ser beneficiarios económicos de los mismos. Pero hay gente que, como prueban las frecuentes burlas del caso de Valizas y su lucha por un cielo estrellado, está tan acostumbrada a agacharse que ya no puede mirar para arriba.

Uno que descubrió La Paloma este año, y al parecer le gustó aunque paradójicamente defiende la instalación del puerto de aguas profundas, fue el periodista multimediático Gerardo Sotelo, y habiendo pasado sus vacaciones allí, decidió dedicarle una columna en Montevideo.comm. En ella Sotelo, cuyo tiempo es al parecer extraordinariamente valioso, generaliza su impresión subjetiva sobre la vida en el balneario y la convierte en una metáfora de las opciones, no ya de los rochenses sino de todos los uruguayos, y los caminos excluyentes que están planteados al parecer con suma urgencia. Escribe sobre La Paloma y Rocha: "sus habitantes parecen sordamente divididos entre quienes se preparan para el futuro y quienes prefieren mantener el pintoresquismo y la pachorra aún a costa de pasarla mal".

¿Qué le inspira una reflexión tan crucial? Muchas cosas, entre ellas -mencionada al pasar- la demora en la construcción del puente sobre la Laguna Garzón, que conectaría en forma más directa a Punta del Este con los balnearios rochenses, una construcción que se sabe atravesaría y alteraría en forma dramática una de las mayores reservas naturales de Uruguay, y que fue aprobada por la Dinama sólo luego de que se bajaran considerablemente los requisitos ambientales para una obra así. Pero sobre todo lo que inspira a Sotelo, aunque no lo dice en la nota -pero lo señaló con furia en una de las emisiones que conduce del informativo de Radio Sarandí- es la demora, la lentitud, en la atención que sufrió en uno de los restaurantes de La Paloma. Una cosa terrible al parecer.

La lentitud rochense es algo que realmente asombra las primeras veces que un montevideano -es decir, no precisamente alguien que venga de una comunidad caracterizada por su celeridad- tiene contacto con la misma, y que puede irritarlo sobremanera, sobre todo si no se entiende que no es algo personal en su contra. ¿De dónde viene esa lentitud tan distintiva? Creo que debe ser algo fundamentalmente tradicional, pero que tiene su férrea lógica; las localidades veraniegas de Rocha son comunidades pequeñas en las que durante nueve o diez meses al año no hay ninguna necesidad de apurarse porque no hay nadie esperando atrás. Un tiempo social de metabolismo lento, en el que el día alcanza para hacer todo lo que hay que hacer. ¿Por qué Sotelo piensa que es tan sencillo cambiar eso y switchear a una velocidad que para ellos es anti-natural solo para complacerlo? Al fin y al cabo él es un turista de vacaciones, tiene tiempo libre y no tiene que trabajar como la pobre moza a la que quiere apurar. Y además hace calor, hinchahuevos. Relajate un poco.

He comprobado que la lentitud de balneario no es exclusiva de Rocha; en lugares mucho más turísticos y populares que La Paloma como en Bahía he visto a los locales moverse a una velocidad que, por comparación, hace parecer a los rochenses guepardos anfetaminizados. Es en mi opinión un tiempo, un ritmo, filosófico, que tiene que ver con el mismo concepto de las vacaciones. Entiendo que una demora muy al pedo pueda ser molesta, pero yo, de vacaciones, no tengo ninguna necesidad ni deseo de que me atienda un histérico que me haga sentir que yo también tengo que apurarme para que mi lugar quede libre nuevamente. Hay algo de bellísima rebeldía en esa lentitud, algo de la hoy en día muy olvidada dignidad de saber que estar sirviendo a alguien no implica necesariamente ser su sirviente, ni ser un subalterno.

Pero para Sotelo el turista es un dios celoso y todopoderoso, así que esto le parece ofensivo y, alegrándose que ya hay habitantes de La Paloma modernizados, se queja de que "la mayoría funciona al revés, es decir, pretendiendo que el turista se adapte a los peculiares horarios laborales y de descanso de los lugareños". Qué locos los de La Paloma, pretenden que los visitantes se adapten a las costumbres de la localidad y no lo contrario. Supongo que con esa lógica, si el día de mañana llega una excursión de árabes sauditas a La Paloma, las mujeres locales deberán cubrirse de la cabeza a los pies a la hora de ir a la playa y habrá que subir un muecín a la torre de la OSE.

No puedo encontrar palabras educadas para definir esa clase de pensamiento (el "cipayo" jauretchiano me parece un poco suave), pero por desgracia no es único de Sotelo sino que es una mentalidad que cada vez se extiende más y que, supongo, debe tener su origen en los países que viven del turismo sexual, porque fuera de los mismos no se puede entender una concepción tan degradada de identidad comunitaria a cambio de dinero. Pero no es sólo problema de los propagandistas, también es problema de los clientes.

Porque además es hora de desmitificar y dejar de respetar religiosamente a una clase de larvas excedentarias a las que de tanto mimar han empezado a confundir hospitalidad con derecho al privilegio, alquiler con compra y amabilidad con sumisión. Es decir; los turistas.

Dicen que un viajero es alguien que no sabe a dónde está yendo y un turista es alguien que no sabe dónde está. Bueno, alguien que no sabe dónde está es aún más peligroso para el sitio en el que se encuentra que para sí mismo, porque no sabe lo que pisa, no sabe el valor que la comunidad local le atribuye a lo que le permite observar pero no modificar. Debería existir una suerte de código universal de conducta referido al turismo, y que permitiera el fusilamiento sumario de quienes lo infrigieran. El turismo es sin dudas una fuente de transferencia de recursos excedentarios de las sociedades ricas a las pobres (o de las ricas a las ricas, nunca de las pobres a las ricas porque eso se hace por otros caminos), pero el aumento de la población mundial y la extensión del turismo como costumbre vacacional globalizada ha generado un número de turistas que afecta en forma decisiva las comunidades que estos visitan, y el efecto es casi invariablemente de degradación y desintegración social.

De la misma forma en que no hay monumento de la antiguedad que soporte el paso de miles y miles de visitantes diarios -muchos de los cuales deseosos de llevarse consigo una piedrita de un lugar tan pintoresco-, no hay muchas comunidades que soporten el quebrantamiento constante de sus costumbres ni la oferta casi continua de soborno por hacerlo. Porque para el turista por lo general es más importante la evidencia física de su viaje -ya sea un pedruzco de Machu Picchu o una historia sexual exótica-, que cualquier experiencia cultural recibida. Y sobre todo es importante como experiencia de estatus: el empleado de último rango que vive en un apartamento de 30 m2 en Shinjiku pasa como por arte de magia a reposar en un bungalow de 100 m2 en Cartagena, con un montón de personas jóvenes que no hacen más que sonreir y ofrecer el complacerlo. Es comprensible que le sea atractivo, pero por supuesto es una ilusión y una ilusión dañina tanto para él como para la comunidad que se desintegra para integrarlo fugazmente.

Otro de los factores intrínsecamente destructivos del turismo organizado para la clase media es eso que Sotelo añoraba en La Paloma, la velocidad. Los paquetes turísticos basan buena parte de su atractivo en la variedad acumulativa de la oferta, por lo que los tours dependen mucho de la cantidad de actividades que puedan amontonar en una o dos semanas, lo cual en términos estrictamente vacacionales es, por supuesto, una mierda en la que nadie puede relajarse y descansar, pero ideal a la hora de sacar fotos o sumar anécdotas. Es decir a la hora de contar y no vivir. Pero la experiencias de estatus dependen más de lo cuantíficable que de lo vivido, se sabe, y el turismo es más que nada algo que se hace ante los demás, no que se vive.

Hace diez años Tom Wolfe, ya senil o definitivamente imbécil, sostenía que ese tiempo era el mejor de la historia de la humanidad, ya que por primera vez un obrero de Detroit podía visitar Japón. Wolfe obviaba el que la capacidad de visitar Japón no entrañaba, tal vez menos que nunca en una sociedad en la que prima la experiencia del status por sobre la del conocimiento, la capacidad de entender Japón, y que ese mismo obrero que ahora era capaz de visitar Japón no era, a diferencia de su abuelo -o incluso de su padre-, capaz de comprar su propia casa en Detroit. Es decir: era y es la época de las experiencias de pertenencia virtuales, de simulación de conocimiento, simulación de estatus y simulación de posesión, mientras que, para variar, los auténticos propietarios eran cada vez menos y cada vez más reales, aunque menos visibles.

Lo que quedaba era lo que Johnny Rotten había definido como "Cheap holidays on other's people's misery". Miserables que miran con conmiseración a miserables, sirvientes servidos, la experiencia magnificada y falsa del hogar trasplantado al extranjero. Algo que no tiene nada que ver con el viaje, una experiencia necesaria, casi obligatoria, para los espíritus inquietos. El viaje, sea físico o meramente psíquico, es una experiencia iniciática cuyo núcleo es, siempre, la despersonalización. Al contrario del turismo, que es una experiencia de reafirmación virtual del propio ego mediante una pseudo-confrontación con la otredad, el viaje es el auténtico contacto con esa otredad y el auténtico intercambio con el mismo. Un intercambio que sólo es posible bajando las barreras del ego personal y el ego cultural colectivo, que solo es posible mediante toda la desaparición del yo que sea posible para dejar lugar a lo que pueda ingresar o lo que queremos que ingrese. La experiencia que nos demuestre que no somos tan importantes, uno de los primeros pasos para adquirir alguna clase real de importancia humana.

Hoy en día, con el auge mundial del turismo ya calificado como industria y extendido como forma de relación de exclusiones mutuas, el viaje es cada vez más raro. Entre otras cosas porque es imposible viajar donde van los turistas; el turista modifica el entorno en forma dramática y hace todo lo posible para que el mismo se le asemeje para su comodidad. Es decir, elimina la otredad, pero sin intercambio mutuo, simplemente mediante la sumisión supresiva del local, que es reducido a un color, a un collar de flores con acento extravagante. El turista es, por supuesto, un conquistador, no un huesped, pero que en lugar de ejércitos trae tarjetas de crédito. El viajero, viaje con el dinero que viaje, esencialmente viaja desnudo, pero ¿qué tipo de viaje se puede hacer en lugares como Punta del Este, Mar del Plata o Acapulco? Ninguno, evidentemente, a menos que se tenga una bolsa de peyote o algo así. Y aún así, yo jamás recomendaría el colocarse en serio en un ámbito con tan mal karma y tantos estímulos nocivos.

Hace poco más de un siglo un viajero podía encontrarse con las Islas Galápagos y que su espíritu se alborotara lo bastante como para encontrar un instrumento con el que batallar contra la teoría misma de la Creación. Hoy en día esas islas están amenazadas por los turistas amantes de la ecología, que al generar una gran y rica industria turística alrededor, la convirtieron en la zona de mejor nivel de vida de Ecuador, lo que produjo una migración de oferentes de servicios superior al que el ecosistema de la misma puede soportar. Es decir que los amantes de las iguanas, las tortugas gigantes y la naturaleza intacta han alterado con su propia presencia el equilibrio intacto de las islas, que hoy en día encuentran a su fantástica fauna en peligro. Pero andá a discutir contra el derecho inalienable de esos turistas a visitar las islas y de los locales a hacer dinero con ellos. Hasta ahora casi ningún ecosistema le ha ganado un mísero round a una bolsa de dinero, y en las contadas ocasiones que ha sido así, sus triunfos han sido más que nada aplazamientos temporales, treguas eventuales hasta la próxima ofensiva.

(No es sólo un problema de las sociedades pobres, aunque en las mismas se note más el efecto corruptor, sino que también le sucede a los ricos. Una persona que conozco volvió a Europa luego de 20 años, y me comentaba tristemente que al revisitar los museos y lugares de Paris que la habían fascinado en aquel entonces, le había resultado imposible reeditar esa experiencia a causa del número de gente presente. Me decía que en un primer momento pensó que habría caído en un mal día, pero luego confirmó que era lo mismo en cada plaza, en cada exposición, en cada paseo. Me decía que el placer de la pura experiencia plástica de estar frente a un cuadro de Vermeer o de Caravaggio, y poder interiorizarse de él mediante ese ejercicio casi olvidado que es el de la contemplación, era hoy en día imposible ante las hordas de personas llenas de cámaras de fotos a las que no les importaba estar ahí ni ver a Vermeer, sino simplemente documentar su presencia en el lugar. Esto me lo contaba una uruguaya de 60 años, pero yo pensaba en los pobres franceses, en los que sienten que los corren a codazos hacia las filas atrás del espectáculo que sus padres, abuelos y bisabuelos construyeron, y que cuando se les ocurre protestar ante el acomodador, el mismo está contando billetes de todas las nacionalidades, y los mira, y se encoge de hombros. Ellos también están perdiendo algo que, a pesar de la artificialidad esencial del arte y su exhibiciones, también era un territorio natural.)

Yo tuve la oportunidad y la experiencia de haber vivido la Rocha más agreste, desolada, primitiva y hasta hostil. Nadie me obligó a hacerlo, podría haber elegido quedarme en la Costa de Oro o volver a Maldonado, pero era una vivencia que quería tener y que fue esencial en mi formación vital. Hasta el día de hoy solemos contar con nuestros amigos anécdotas veraniegas -o de fuera de temporada- de viajes tenebrosos atravesados por tormentas salvajes a la intemperie, de historias que parecen propias de naúfragos o de bárbaros, y de maravillas aventureras en las descubrí que la naturaleza habla y dice cosas esenciales, pero que sólo lo hace dónde los humanos nos callamos y nos quedamos quietos.

Hoy me descubro más prejuicioso y aburguesado, y cuando luego de un año de trabajo intenso llegan mis vacaciones no tengo ganas de estar cargando agua de la cachimba ni de tener que calentar agua en un fogón para lavar los platos, así que prefiero evitar los sitios menos civilizados de Rocha y optar por lugares intermedios, dónde tenga agua corriente y luz en el rancho, pero que al mismo tiempo pueda deambular por caminos de tierra sin cruzarme con nadie y pueda ver las estrellas.

Tal vez a medida que vayan pasando los años yo tenga cada vez más necesidades de comodidad y consumo, y requiera buenos restaurantes (es decir, caros), y servicios de delivery, y casinos y centros comerciales aclimatando mis vacaciones. Tal vez me vuelva un viejo tan forro que me haya muerto en vida mucho antes de ir para el cajón, tal vez use una camisa hawaina y juegue a la paleta en la orilla del mar, yo qué sé. Si es así espero tener la dignidad mínima de ser yo el que me desplace hacia alguno de los numerosísimos balnearios que ya ofrecen todas esas porquerías, y no tener la arrogancia inaudita de pretender transformar para mayor comodidad de mis debilidades el entorno en el que caí como una bolsa de cáncer podrido.

Sobre todo me gustaría que mis sobrinos, o mis posibles hijos, tengan la oportunidad de ir a los lugares que fui, de caminar por los caminos que caminé -y que sin embargo aún parezca que nunca fueron transitados- y que escuchen lo que la naturaleza me dijo en el lenguaje que ningún hombre puede reproducir. Y que puedan elegir, cada uno de ellos, una estrella distinta a la que bautizar con algún nombre ridículo y mágico. Eso es algo que no quiero que Artigas Barrios, Sotelo, Pancho Dotto, Mujica o los amigos de Fasano le roben a mi familia, ni a la tuya. Eso es algo que no tiene ni puede tener precio.

Me sigue gustando mucho Milan Kundera, un escritor hoy en día totalmente fuera de moda, quién en cierta forma fue uno de los mayores escritores testimoniales de los abusos y espantos del socialismo real y a quién sólo se ha recordado recientemente en relación a un dudoso y poco creíble incidente de su juventud en el que habría denunciado a un disidente. Es lógico que en las sociedades modeladas bajo el punto de vista de Intrusos eso sea más notorio y digno de revisar que sus novelas, pero yo me sigo maravillando con la claridad de expresión del checo y su renunencia a ser encasillado ideológicamente en categorías dogmáticas. Kundera hizo un elogio, que parece hecho a la medida de un rochense, de la lentitud en su novela llamada, justamente, La lentitud, en la que proponía esta cualidad como una virtud en contraposición al vértigo de la velocidad y el vértigo que el capitalismo consumista propone como factores dinámicos positivos. En esa novela, Kundera recordaba la diferencia entre contemplar algo y simplemente verlo, explicando cristalinamente que lo primero es absolutamente imposible si uno no aminora la marcha y se detiene. Pero no es esta novela la que me parece que viene a cuento en este post sino su última obra hasta el momento, La ignorancia (2000), en la que narra la visión de su Praga natal a través de los ojos de una exiliada que regresa a su ciudad luego de veinte años en París.

Irene (el personaje por el que habla Kundera), una férrea opositora del régimen comunista checo que fue el que la obligó a emigrar, se encuentra a su regreso con una ciudad bastardeada por la publicidad intrusiva en sus centros históricos más representativos, y con una ciudad de rodillas ante los requerimientos del turismo globalizado que en algún momento se enteró que Praga era una de las ciudades más hermosas de Europa, y la introdujo como destino ineludible de sus tours. Lo interesante de este triste descubrimiento del personaje de Kundera es que no es narrado desde una óptica nostálgica de alguien incapaz de interiorizar los cambios de su paisaje afectivo, sino reconociendo con furia y lucidez los elementos de pura opresión, de pura dictadura monetaria que tienen esos cambios. Y del abuso y la pérdida que entrañan.

Una de las campañas publicitarias recientes del Ministerio de Turismo, alentaba la hospitalidad de los uruguayos con frases como "un español, ¡un amigo!, un brasileño, ¡un amigo!, un argentino... ¡un hermano!", buscando amortiguar los posibles resentimientos xenófobos que se alentaron -incluso por parte del gobierno al que pertenece el Ministerio de Turismo- a partir del conflicto ocasionado por Botnia. No voy a ser yo, que viajo con pasaporte italiano y suelo definirme como "argentino del este", el que aliente la hostilidad nacionalista contra los visitantes. Pero la gente de visita en mi casa no clava sus cuadros en mis paredes ni las pinta con el color que les agrada más. Y eso corre para mí también, porque si algo nos atrajo por algún motivo, lo lógico es intentar no alterar esa identidad que nos atrajo en primer lugar, y no hacer el ejercicio megalómano de transformarlo a nuesto gusto e imagen. El camino por el que se está yendo en estos asuntos es completamente equivocado y hay que comenzar a desandarlo o, como mínimo, recordar que se puede desandar y que no es una maldición histórica.

Mientras tanto para mí, para los oscurantistas de Valizas, para los que no piensan como Sotelo y no admiran a Artigas Barrios, para los que saben que el tiempo corre a velocidades distintas en distintos lugares, para los visitantes (otra palabra que no se lleva bien con el concepto de turista, que es algo más parecido al cliente de un prostíbulo) y los viajeros -y los ocasionales inmigrantes- serán siempre bienvenidos y lo que intercambiemos con ellos será provechoso y enriquecedor; los turistas pueden quedarse en sus putas disneylandias y sus asquerosas Las Vegas, y si alguno se le ocurre que puede comprar mi conducta y mi entorno, o sentirse propietario exclusivo de un espacio del mar o del cielo, no va a ser ni mi "amigo" ni mi "hermano", sino el destinatario de todo el rechazo que pueda expresar verbal o físicamente.

Pero seguramente todo el aparato, ideológico y fáctico, estatal seguirá operando en función de complacer a esos turistas que viajan con su mundo portátil a cuestas debajo de la billetera. Y este ejercicio de destrucción, prostitución y servilismo seguirá siendo promocionado por los viejos modernos que no pueden valorar nada que no tenga precio como ejemplo y regla dorada del progreso. Y el mundo se va a morir aullando, aunque por desgracia después que esos viejos de mierda. Si todos los habitantes de Rocha deciden cambiar, apurarse para que Sotelo y los japoneses no se enojen y humillarse con el culo para arriba a cambio de poder comprar un plasma o una moto extra, bueno, están en su derecho. Y yo en el mío de recordarles cómo se le dice a la gente así, y en el tono en el que hay que escupirles las palabras. Igual no se van a dar cuenta, porque cuando no hay ni honor ni identidad, la gente no percibe que está siendo insultada.

Mientras tanto es como siempre: debajo de los adoquines, la playa. Detrás de los focos, la luz de las estrellas.

49 comentarios:

resina dijo...

Hola Benito
Tu articulo me hizo acordar a otro de Hakim Bey, "Overcoming Tourism"... donde el tipo hacia una distincion entre los motivos tradicionales para un viaje (guerra, comercio o peregrinaje)y el fenomeno decimononico del turismo. En un pasaje decia:

"Tourism is an invention of the 19th century-a period of history which sometimes seems to have stretched out to unnatural length. In many ways, we are still living in the 19th century.

The tourist seeks out Culture because -in our world-culture has disappeared into the maw of the Spectacle culture has been torn down and replaced with a Mall or a talk­show- because our education is nothing but a preparation for a lifetime of work and consumption-because we ourselves have ceased to create. Even though tourists appear to be physically present in Nature or Culture, in effect one might call them ghosts haunting ruins, lacking all bodily presence. They're not really there, but rather move through a mind­scape, an abstraction («Nature», «Culture»), collecting images rather than experience. All too frequently their vacations are taken in the midst of other peoples' misery and even add to that misery."

Iluminar los caminos de Valizas... otra perla mas para un largo collar de estupidez institucional y progreso mal entendido. Dan ganas de darse la cabeza contra cualquier pared cuando el intercambio de ideas sensatas y (uno quiere creer) autoevidentes se vuelve algo imposible con una mayoria zombi que no deja de crecer y reproducirse (atravesando esa cada vez mas inutil distincion izquierda-derecha)

Stephanie Biscomb dijo...

Tu post me causó gracia porque suelo decir que yo no hago turismo sino que viajo; que me gusta ir a un lugar y descansar, disfrutar. Lo mío no es emigración sino simplemente eso. Descansar y disfrutar, en un momento de mi vida, fue el dormir un promedio de 2 horas por noche y vivir con un pedo tísico. Ahora no. La forma en que uno descansa y disfruta es distinta.

Y siempre que le expliqué esto a alguien, siempre que dije preferir acomodarme a la vida de quienes viven en ese lugar antes de hacer un tour, siempre me han dicho que eso no es forma de aprovechar un viaje. Que, considerando el dinero que sale irse de viaje, eso sería un desperdicio.

Esto es mucho más claro cuando se habla de ciudades 'famosas' a lo largo del mundo. Cuando se trata de nuestra Rocha, o incluso nuestro país, la gente como que tiene más problemas en realizar la conexión. Es una lástima.

Realmente no entiendo por qué la gente se obsesiona con el turismo, tal como lo definís en el post. Sé que lo explicás, pero para mí no tiene sentido. Si es el tema de sentirse servido, que paguen una empleada durante las vacaciones y se queden en casa.

Y si es para ver tal o cual monumento, playa o balneario, busquen una foto. Realmente, a esta altura, es lo mismo: no se va a sentir nada diferente estar frente al mismo monumento, playa o balneario si no se está viviendo el momento dentro de un contexto y sólo se busca verlo. En serio.

Y volviendo al tema de Rocha, este verano marcó la primera vez en mi vida que fui a Punta del Diablo. Fue muy underwhelming. El lugar me pareció muy lindo - quizás haya sido más lindo en otras épocas pero no sabría comparar - pero no era como lo pintaban. Me lo pintaron como un lugar espectacular, hippie, pescador, sencillo y tranquilo. No entiendo como un lugar donde todas las cabañas tienen wifi y DirecTV es hippie o pintoresco.

Bueno, sí: es pintoresco. Pero no se siente pintoresco, no se siente hippie. Quizás ahí está el problema.

En fin, muy buen post.

Carlos Colina dijo...

... Y pensar que estas verdades pueden ser escritas desde y sobre cualquier país latinoaméricano, esos que sueñan verde con las posibilidades del turismo.

P.D: Un saludo desde Venezuela.

El gaucho insufrible dijo...

Es cierto lo del cielo. En la noche inmaculada de Asturias y sin ciudades importantes cerca, el cielo nocturno no es tan vistoso como en el Sur y la via lactea no se ve bien.

yolibel dijo...

Que bueno es leer tu blog; benito. Salvo a veces, que disiento en gustos musicales, te diría que la irrupción de tu blog en mi vida, esfumó mi deseo de expresarme en la web, si lo tuve. Me basta con leerte. Para colmo ahora defendés otra de mis causas perdidas, nada menos que Valizas... Viene el recuerdo de las playas de Parati o Trancoso en el 87, y años mas tarde, contemplar su destrucción... Todavía resuenan las noches oscuras de Valizas como una de las cosas mas bellas. Un saludo y gracias.

robertö dijo...

La historia no ayuda, siempre gana el hombre y degrada. Pero la vieja Tierra, entrevera sus jugos y sepulta todo de cuando en cuando. En el medio si da tiempo alguna molécula sobrevive y se enloquece y se termina transformando, a la larga, en algo parecido a nosotros otra vez, mucho tiempo después.

Me gustó cuando le pedís a Sotelo que se relaje. Parece que le hablaras a la humanidad. A mí por ejemplo.

Soy bastante pesimista, respecto a que el hombre se detenga a tiempo. Pero a lo peor somos el gran fracaso de la naturaleza y después viene algo un poco mejorado. Es que a un planeta lo aquejan durante su vida peores dolores que el hombre, y hay gente que sostiene que no morirá por eso. Que quede por el camino nuestra tonta necesidad de ser espectadores de esta gigantesca obra, es otro cuento.

Está bueno el post, como para biblioteca. Hasta rompe las bolas comentar nada.

benito dijo...

resina: no siempre coincido con Bey, pero en esto -y en lo del neopaganismo- es uno de los míos. El turismo no es sólo un fenómeno reciente como definición, sino que es aún mucho más reciente en su forma masiva e hiper-explotada. Me tocó ver explosiones turísticas de cerca, incluyendo la de Punta del Este, que ya era un balneario popular antes de que yo naciera, pero que de pronto se volvió una selva de torres, en el plazo ridículo de los dos años del primer "boom de la construcción". Pera los que éramos niños, este boom implicó casi de inmediato que muchas calles seguras se volvieran peligrosas por el tráfico, y también mi primer experiencia de clasisimo. Si bien mi familia paterna -la de Punta del Este- era una familia de clase media sin mayores necesidades y que se movía con comodidad entre la primer clase alta del balneario (una clase de pitucos campechanos y poco clasistas, de la que Páez Vilaró es uno de los últimos ejemplares), el centro mismo de la península pasó de ser nuestro objetivo recreacional lógico de fin de semana a ser un lugar cada vez más hostil, en los que las maquinitas eran cada vez más caras y los espectáculos cada vez más inaccesibles. Para alguna parte de mi familia el cambio fue beneficioso en lo económico, pero hasta ellos mismos pasaron a ser ciudadanos de segunda. Hoy en día por mí Punta del Este se puede morir cagando (aunque sigue teniendo algunos lugares, y sobre todo algunos lugares secretos, bellísimos).

La brutal modificación de Punta del Diablo ha sido igual de rápida, y aunque exteriormente (si uno no va a la playa del barco) La Pedrera no ha cambiado tanto, la diferencia de costo de vida es increíble de año a año (en tres años y con precio de dólar estable, el alquiler del mismo rancho se me triplicó).

Hay quién defiende al turista como elemento de comunicación cultural. Eso es una imbecilidad: los turistas prácticamente nunca entran en contacto con los locales fuera de los que están específicamente entrenados para servirlos y, por lo tanto, ya turistizados y nada representantes más que en términos superficiales de las culturas locales. Sé que hay diferencias y que es muy distinto el flaco que viene a un hostal y deambula hasta que encuentra un boliche que le gusta, y el turista que baja del crucero y pasea por las peatonales cuidado por medidas extraordinarias de seguridad que se le niegan a los locales. Son cosas muy distintas, y no tengo absolutamente nada contra el primero.

Por ejemplo me parece genial esa costumbre que tienen los jóvenes alemanes y los israelíes de, al terminar el servicio militar o la universidad, tomarse un año para viajar por el mundo, generalmente solos. Cualquiera que haya conocido a alguno de ellos en esos viajes iniciáticos sabe que son viajeros bien preparados y, sobre todo, extraordinariamente respetuosos de los lugares en los que están (algo más bien sensato si se está viajando sólo).

D.I.T.: Yo he sido bastante fiel a mi filosofía de viajero y, aún habiendo estado un tiempo más que considerable en dichas ciudades, sigo sin conocer muchos de los lugares turísticos de centros como Nueva York, Buenos Aires, Chicago, Bahía, San Pablo, etc. No me interesaba, ya los había visto en la televisión. Pero conocí lugares recónditos y me identifiqué con formas de vivir y de ver las cosas. Hay gente que le dice a eso "anti-turismo", pero lo que leí sobre el anti-turismo me pareció en realidad otra variedad del turismo, sólo que esquivando los puntos más obvios, pero conservando la idea del derecho inalienable de ir a todas partes. Yo no creo que tenga derecho a ir a todas partes.

yolibel: estuve en Trancoso en el 94, y aún era un lugar maravilloso y agreste (no como Arraial, que ya estaba muy turistizada). Me han dicho que ha cambiado mucho. Y sólo hace quince años de eso. Estoy seguro que no debe haber cambiado para mejor. Ningún lugar natural cambia para mejor.

Stephanie Biscomb dijo...

Justamente me siento muy identificada con lo que decís, aquellos de que 'ya te bastaba con haberlos visto en televisión'.

Es interesante como a algunos nos basta y a otros no. Vos decís que sentís que no tenés derecho de ir a determinados lugares. Yo no lo siento así. Simplemente, no me interesan, al menos que el viaje mismo me lleve a esos lugares. No sé qué tan bien se entendió, pero bue.

¿Por qué será que a algunos les basta con la TV y las fotos de Wikipedia y a otros no? Lo entendería se existiera la fascinación con un estilo de arte, una rama cultural, un significado más profundo que el de 'haber estado ahí, haber sacado la foto e irme'. Es la mentalidad lo que no entiendo, más que un tema de derechos o no.

Roberto Carlos dijo...

"Abajo de los adoquines está la playa".
Que grandes que eran aquellos franceses tan, tan irereverentes.

Benito has escrito un post muy bueno.

La destrucción de lo natural es tremenda. Ya vamos a terminar vendiendo la madera de los palmares de Rocha, porque resulta que es buena para hacer veleros. Debe faltar un buen precio nomás.

La perdida de lo autentico también es terrible. Los ciudadanos han entregado sus comunidades al turismo, y este les ha borrado muchísimos de sus rasgos esenciales. Esos rasgos que las hacían tan especiales.

Yo que se a pesar de lo mucho que me calienta, parece tan irreversible todo esto.
Ojalá que no.

Walter Hego dijo...

Benito: Muy buena entrada.

Es interesante que digas que no creés tener derecho a ir a todas partes. ¿Adónde pensás que no tenés derecho a ir? ¿Qué lugares te están vedados y por qué?

Rodrigo dijo...

En marzo estuve en Varadero, muchos turistas europeos y canadienses. Soy de los que mira con curiosidad las tapas de los libros que la gente lleva a la playa. Por supuesto que había muchos títulos típicos de verano, pero hubo varios que no reconocí y que estaban en idiomas que no entiendo. Esto me llevó a pensar en la oportunidad real de intercambio cultural que se estaba desperdiciando (obviamente que un intercambio básico, a nivel de préstamos de libros, no pienso que se pueda conocer un lugar por pasar allí una semana, ni tampoco porque me cuenten un canadiense cómo es vivir en su país).

También pude ver la diferencia en la actitud hacia el lugar y hacia el turismo que tienen distintos pueblos. Los japoneses pasaron un día por Varadero, al día siguiente iban para México.
Una tarde, tirado en una reposera mirando la puesta del sol, me tocó tener al lado a una japonesa. Durante 20 minutos permanecimos inmóviles viendo cómo el sol iba desapareciendo en el agua verde. En un momento, ella miró su reloj, se levantó rápidamente, recogió algunas cosas y corrió hacia el hotel. Al día siguiente ya no había japoneses en el hotel.

Es un gusto leer este blog, saludos a todos.

benito dijo...

robertö / Maik: yo también soy muy pesimista con respecto al detener/revertir los deterioros y la comercialización absoluta (y por ende la destrucción) de los entornos naturales. Ni siquiera creo que el miedo y la evidencia de los cambios climáticos vayan a detener este proceso. Cuando leía para hacer este post sobre el "eco-turismo" en las Islas Galápagos me encontré con una anécdota increíble: al parecer se estaba intentando regular la pesca de algunas especies en las islas, porque al haber emigrado hacia dichas islas muchos pescadores, estaban depredando la fauna marina y alterando el delicado equilibrio de las Galápagos. Los pescadores se indignaron e hicieron una serie de amenazas de muerte a Lonesome George. Lonesome George es el último ejemplar que existe de una subespecie de tortugas gigantes, y hasta ahora no han conseguido cruzarlo con éxito. Y vos tenés a un montón de degenerados que consideran como válido, casi como una medida gremial, la amenaza de matar a un animal semejante (imaginemos la cantidad de información, el valor simbólico de un animal como Lonesome George), y el eterno humanismo que considera que los pescadores tienen un punto atendible... Yo los deportaría hasta el último al otro día, porque la conservación de las Galápagos y de Lonesome George me parece más importante que todos los pescadores del mundo, pero ese es el tipo de discurso que no se puede hacer, que está prohibido. Es decir, la concepción del hombre -el mamífero que no se auto-regula en relación a su medio- y sus intereses está tan sobrevalorada que antes de que se entienda que el mismo y sus supuestos derechos tienen que ir para atrás en relación al resto del planeta, no hay caso.

Pero a corto plazo de algo que estoy convencido también es que no hay forma en la sociedad capitalista (y tampoco en ninguno de los socialismos humanistas) de que un interés ambiental prevalezca sobre un interés económico, y que la única forma de detener un avance económico sobre la naturaleza es provocar -por todos los medios posibles- que el daño económico de ese avance sea mayor que sus beneficios. Eso es algo que todos los ecologistas en serio tienen claro: todo bien con intentar convencer, pero no hay en el mundo un gobierno que no considere que es más importante un buen negocio que cualquier preservación, así que el único camino es hacer que sea un mal negocio. ¿Cómo? bueno, hay formas ilegales (sabotajes, atentados) y formas legales (boicots a los productos, entorpecimiento de las infraestructuras, etc.). Para mí todas están bien y a cagar. Si arrasar un bosque te cuesta treinta aplanadoras o tenés que alquilar un ejército para protegerlas, arrasar el bosque deja de ser un buen negocio. Y ese es el único lenguaje que entienden.

WH / D.I.T.: a lo que me refería con "no tener derecho" a ir a ciertos lugares iba por dos lados. Por uno el de los entornos naturales en los que la única forma en la que podría sobrevivir sería alterándolos, incluso con buenas intenciones. Hay mucho del eco-turismo que, a pesar del amor que le tienen muchos de sus practicantes al entorno que observan, termina afectando ese entorno en forma negativa. Hay lugares que están bien sin seres humanos -o al menos sin seres humanos que estén especializados para moverse por esos lugares- y mejor que se queden así. No me necesitan tratando de hacer fuego con dos palitos.

Por otra parte también hay comunidades humanas que no me necesitan y a las que en realidad no tengo derecho a ingresar a menos que sea invitado y negociado mi presencia con ellos. De vez en cuando se lee alguna noticia que habla con escándalo sobre que en tal o cual tribu o pueblo sacaron cagando a un grupo de turistas o visitantes europeos. Bueno, es asunto de ellos; no defiendo la xenofobia, que generalmente sólo victimiza a los más extraños más débiles, pero sí el derecho de las comunidades a preservar su identidad y el derecho de admisión. Si los amish o el grupo cultural que sea decide que no quiere tener visitantes como yo, me parece superior ese derecho de admisión que el mío de visita. Es lo mismo que yo y cada uno de los lectores hace en su casa. Y una comunidad es una casa colectiva.

Por otra parte soy consciente que la preservación de determinados lugares también depende de la no instalación en ellos incluso de gente conscientizada ecológicamente, y no me jode. En los 90 algunos de mis amigos hicieron un rancho en Cabo Polonio, el cual disfruté ampliamente. Pero cuando el mismo fue demolido, al igual que una decena de ranchos de la playa Sur, me puso triste pero no me pareció mal. En realidad ese rancho era también parte del problema del Cabo, por más que la gente que lo habitaba fuera de lo más eco-friendly. (el asunto de los auténticos motivos de las demoliciones es otra cosa, así como el negoción que hicieron los que tuvieron la suerte de que sus ranchos quedaran de pie, pero lo cierto es que el Cabo estuvo a punto en los 90 de sufrir una sobrepoblación de facto similar a la de Punta del Diablo, y en ese caso yo y mis amigos no éramos parte de la solución, sino del problema).

resina dijo...

Es cierto lo que mencionas sobre los viajeros israelies. Son casi el unico grupo que contrasta un poco con el resto de la fauna que encontras en cualquier hostel desde Chile hasta Mexico... y mas alla. No los ves enzarzados en esas charlitas banales sobre una guia lonely planet... como esa gente que pareciera que nunca sale del hostal!!! Los tenes? Las mismas caras en cada pueblo, hablando sobre las mismas boludeces... y esos son los turistas de bajo presupuesto. Ni me detengo a considerar a los mayores depredadores. Quizas se deba a que son muy jovenes y vienen de una sociedad bastante cerrada y atipica. Me imagino que eso debe hacerlos un poco mas curiosos/respetuosos.

Ultimamente casi no salgo de Uruguay y cuando lo hago trato de ir a la casa de algun amigo en el extranjero, es decir trato de buscarme un motivo real para viajar. Si me voy de aca es para trabajar o para ver gente querida, nada de sightseeing.
Viajar para mi es irme a Rocha en invierno y caminar por las playas heladas, o leer un buen libro... cualquier actividad que logre transportarte a otra parte, por un rato.

Juanp dijo...

Benito, sé que no tiene nada que ver con nada esto que voy a decir, y que te da por las pelotas que te pidan que hagas un post sobre algo.
Pero acabo de leer este articulo de Casciari: http://blogs.elpais.com/espoiler/2009/04/promesa-p%C3%BAblica-a-la-ministra.html
y alguna vez te oí decir con respecto a la piratería algo parecido (en realidad decías que no era totalmente gratis le pagaba al proveedor de Internet, a la compañía telefónica, a la de luz, algo así dice Casciari ahí).
Bueno se hizo largo, resumiendo, creo que como artista, periodista, gran consumidor de cultura y gran blogger leería muy atentamente un post tuyo sobre el tema.

PD: Perdón!

Emily dijo...

Leí el post recién y todavía no tengo pensamientos lo suficientemente ordenados como para escribirlos pero durante la lectura me surgían imágenes distintas que desde hace años me indignan separadamente.
La gente que viaja y busca durante horas un lugar donde comer lo mismo que come todos los días, la cara de espanto con la que me miran cuando digo que no llevo máquina de fotos cuando viajo porque me distrae, los estúpidos que elijen un balneario como Punta del Diablo y van a todos lados en auto y te tocan bocina para sacarte de la calle...
Comparto todo lo que decís porque aunque nunca me había puesto a racionalizar todas esas experiencias siempre sentí que lo mejor que me pasó cada vez que viajé no está en ninguna foto que pude haber sacado, ni en una piedra robada, ni el un parque de diversiones que nunca pisé.

Anónimo dijo...

tengo entendido que Heidegeer fue el primero en hablar abiertamente de ecologismo y esto alrededor del año 40; asi que recien se empezó a hablar hasta hace tan poco tiempo quizas se haga algo antes que planeta explote...
Por ej es increible como tiran los despercidios a los rios y nadie hace nada (a nivel global nadie controla a las empresas) es tan evidente y me deprimo mucho cuando veo pasar cientos de botellas y residuos toxicos por los rios de Tigre en la Prov. de Buenos Aires.


A.Bandini.

Ama-gi dijo...

Va a ser contraproducente a la larga para los que quieren hacer plata. Hay un montón de platudos que quieren lagartear en lugares sin luz eléctrica. Me parece que aparte de todo lo que se dijo, es un mal negocio.

Busquen información de la North Sentinel Island en el archipiélago de las Andaman. Lo recomiendo.

Sebastián dijo...

En este post tocás al menos dos grandes cuestiones que si bien tienen puntos obvios de contacto son para mí problemas de fondo diferentes, ambos muy complejos.

Uno es el del impacto de la presencia humana en la naturaleza. Y esto para mí es un tema esencialmente de volumen de población. Es un impulso natural y entendible el buscar las playas y cursos de agua en el verano, y el problema que tienen todos los balnerarios, más o menos desarrollados, es el de la cantidad de gente que los visita. 10 mil hippies hacen tanto daño a un lugar como 10 mil burgueses. Podés discutir sobre cuánto consumen unos y otros, pero para mí la cuestión de fondo es la densidad humana.
Quién tiene más derecho a decidir sobre qué se contruye o no en un lugar? Pues no sé. En un principio diría que es una decisión que tienen que tomar por consenso los habitantes del lugar, y siempre es un tema complicado. Si se diera el caso que la mayoría de los habitantes de Valizas quieren tener alumbrado (ya sé que no es así, pero si fuera), con qué derecho se lo prohibirías? Siguen habiendo miles de hectáreas en el país donde no viven seres humanos y podés ver el cielo estrellado. Ah, además de cielo estrellado querés dunas y playa? Y además querés que te salga barato? Y además querés que la población de Rocha no se muera de hambre?
No me parece que la cuestión sea tan simple como ecología vs guita.

El otro tema es del turismo en general, desde la perspectiva del que lo practica. Amo viajar, y no he podido hacerlo tanto como quisiera, porque generalmente no dan los números, o no dan los tiempos para hacerlo como quisiera. Quisiera tener la oportunidad de realmente poder ser un viajero en el sentido que vos le dás, pero sólo pude hacerlo en cuentagotas. El año pasado viajé por primera vez a Europa, y experimenté de forma frustraste ese karma del turista. Trabajaste 11 meses o más para tomarte un mes, y quién sabe cuando vas a poder volver? tratás de visitar la mayor cantidad de lugares posibles, porque si te concentras en uno o dos la sensacion de todo lo que te perdés es terrible. Pero aún tomándote como minimo 3 días en cada lugar, aún quedandote en hosteles, interactuando con otros viajeros y algún que otro local, recorriendo las calles mientras te da el cuerpo, tratando de apreciar los trayectos más que los puntos aislados de interés, es imposible rascar más que la superficie. Y si a vos y a DIT les alcanza con ver una foto del coliseo y no les interesa visitarlo estando en Roma, pues a mi me parece inimaginable, no se puede comparar la experiencia. Y te enfrentás a las hordas de japoneses y cámaras, aún a riesgo de convertirte en uno más de la horda, por un fragmento de esa experiencia. Y se siente todo lo que vos decís, la degradación no sólo de las bellezas naturales, arquitectónicas y artísticas, sino la degradación de las mismas experiencias humanas, pero estás en una situación en que una experiencia degradada es la única experiencia a la que podés aspirar. Cómo resolvés eso?

Unknown dijo...

Es cierto que los tiempos y las opciones para conocer otros lugares son acotadas. Pero uno elige las experiencias que quiere vivir. Ir a un lugar ya sabiendo que no va a aportar más que una foto y terrible mareo entre decenas de turistas, haciendo cola por una misma imagen...yo que sé… son opciones.

Viajé por primera vez a Europa y además, a pesar de la gente que hay para visitar en esas latitudes, fui sola. Fue una experiencia muy enriquecedora en lo personal pero al llegar a Mdeo. me di cuenta que no traía fotos y ni siquiera había visitado las grandes capitales, ni nada de lo esperado a mi regreso. Se me "fue" el tiempo de pueblo en pueblo, lugares que no tenía previsto ir y muchos que ni siquiera sabía de su existencia. La cuestión es que hasta me alojaron en casas de las flias de gente muy linda que fui conociendo. Pero ya…volví sin Madrid, París ni Londres. Es raro pero así se dio mi viaje y estoy muy lejos de creer que no lo aproveché.

En cuanto a la degradación ambiental, es un tema realmente alarmante. Tanto como la degradación de identidades. Una intervención externa a la propia voluntad de una localidad resulta ser agresiva para su ambiente y para su cultura. Trabajo en una organización ambientalista y conozco como en muchísimos lugares un impacto ambiental -ejemplos que no pueden compararse con el tema Valizas de todas formas- conduce a problemáticas sociales, culturales y sanitarias muy graves. Eso aquí no lo vivimos, aún.

Estuve en Valizas en los días que empezaron a juntar las firmas. A decir verdad era la primera vez que iba y me gustó. Aunque estoy convencida de que no me gustaría nada ir en enero. Estaba casi vacío y la poca gente que había en su mayoría era del lugar. Una semana después todo cambió. Pero en fin, no firmé, a pesar de que no encuentro nada positivo en que se ponga alumbrado público. Solo escuché el tema de la seguridad como argumento y me parece una tontería creer que algún lugar sería más seguro por tener luz. No quiero ser pesimista, pero va en camino a pasar lo mismo que en Punta del Diablo, uno de los lugares que más me gustan y al que ahora no puedo ni pisar por los precios,la cantidad de gente,los autos y el ruido…por la mugre en la arena. Lo mismo con José Ignacio. Espacios hermosos que han sido arruinados. Me niego a sentarme en una playa y que me pase una 4X4 cada dos minutos por al lado o sentarme en una plaza y que el panorama sea ver a las chicas top bailar en una azotea mostrando sus virtudes a todo el balneario e imponiendo su música las 24 horas.

No creo que cualquier estilo de persona sea lo mismo. La gente que estaba en Valizas, cuando yo fui, organizó jornadas de limpieza en la que participaron bastantes. Estuvieron dos tardes juntando las bolsas de galletitas, leche, envases de crema de peinar, cepillos de dientes, etc que había desperdigados por los bordes de la calle. No me importa mucho si quién veranea al lado mío es hippie o burgués pero, sí, me molestan las personas que no saben mantener un espacio común en condiciones adecuadas.

Estaba esperando este post, ya anunciado, porque me interesaba conocer opiniones al respecto, ya que las que escuché me habían sorprendido bastante.

Sebastián dijo...

ana, sobre el impacto de distintos grupos de personas, me refería a que si tenés 10mil personas en un lugar que no está pensado para sostener tanta gente, tenés un problema ambiental independientemente de las actitudes que tenga el habitante promedio hacia su entorno.

Sobre los viajes, cuando uno va a un lugar importante y se banca el mareo de miles de turistas, no debería hacerlo sólo por la foto, sino por la experiencia de ver las cosas "in the flesh", algo que no se puede captar del todo en una imagen bidimensional. Al menos yo trato de quedarme con algo más -aunque sí saqué la foto, que después sirve como disparador del recuerdo de esa experiencia.
El tipo de viaje que hacés vos es igualmente válido y seguramente en una segunda visita haga algo parecido. Pero si te quedás en los pueblitos, así como ganás cosas te perdés otras que sólo tienen las grandes ciudades y a mi gusto no son menos importantes. Como vos decís, cada uno elige.
Pero mi drama es que esa elección es cada vez entre opciones menos atractivas, entre experiencias cada vez más degradadas por el ritmo y la uniformización de los tiempos modernos.

benito dijo...

Juanp: efectivamente este no es un servicio de "aquí está su post" y nunca escribo sobre nada a pedido, no solo por orgullo arrogante sino porque sin un motor de interés propio, me resulta mucho trabajo.

De cualquier forma leí lo de Casciari y estoy en líneas generales muy de acuerdo. La forma en la que se distribuye cultura hoy en día en la red, pagando a los proveedores de internet, software y hardware, y no dandole un peso a los artistas que producen el material intercambiado es un caso de plusvalía que habría horrorizado al propio Marx. Además hay mucho culo roto y mucha confusión con respecto a lo que es una realidad de facto y lo que es un derecho. Yo estuve siguiendo el caso de The Pirate Bay y de estos cuatro suecos que se sienten los mártires de Chicago y la verdad es que me partieron los huevos: The Pirate Bay se estaba forrando de guita con la publicidad paga de sus páginas, y la van de anarcos que lo hacen sólo por el intercambio cultural. Qué rostros, por dios.

Pero la gente es generosísima con lo que no es de ellos; el otro día tuve una discusión con un personaje al que le parecía un pecado el que Madonna estuviera llena de guita y quisiera cobrar por su música. Yo le decía que en realidad a Madonna y los artistas millonarios en ventas son los que mejor se adaptan a este tipo de intercambio descontrolado, porque tienen utilidades en tantos formatos accesorios y tantas sinergías comerciales, que les chupa un huevo. Pero que además alguien como Madonna, por más millonaria que sea, no tiene ni la centésima cantidad de guita que Bill Gates, y que el dinero que él estaba tan orgulloso de no pagarle a Madonna (como si alguien necesitara como un recurso indispensable la música de Madonna), se lo estaba dándo feliz de la vida a Bill Gates.

Pero abandoné la discusión cuando comencé a explicarle que la piratería y el intercambio de música en la web habían sido el principal detonante para que cerrara Touch & Go, el mejor y más honrado sello independiente del mundo. Le expliqué que un sello especializado en música de bajo contenido comercial y en bandas más bien estáticas, todavía dependía para ser viable de sus ventas de discos, y que Touch & Go en particular tenía ese famoso arreglo con los artistas por el cual les daba el 50% de las ganancias de cada disco, por lo cual para estos también las ventas hacían una diferencia importante. Entonces el tipo me dijo que bueno, que entonces el problema era ese, que se les daba demasiado a los artistas y que estaba bien que el sello cerrara por ser inviable. Es así que se piensa: los artistas no merecen nada. Les estoy haciendo un favor por prestarles atención.

Ama-Gi: eso es a lo que yo me refería con lo de la mentalidad del dueño de la gallina de los huevos de oro. No entienden que, como en todos los recursos naturales, hay un límite en la explotación que se puede hacer de un lugar antes de que deje de ser atractivo, y que hay lugares cuyo único atractivo es justamente lo rústico, la falta de comodidades. Pero siempre hay un genio que dice "ah, esto se puede mejorar". O peor, siempre hay un imbécil que dice "este es mi lugar en el mundo, pero en la casa que voy a construir en el mismo, voy a necesitar algunos servicios extra".

Sebastián: me cansa mucho la expresión de que tal o cual pueblo se "muere de hambre". No, los rochenses no se mueren de hambre, morirse de hambre es otra cosa. Punto. 10.000 hippies no hacen tanto daño ecológico como 10.000 altos consumidores burgueses, te lo puedo asegurar (de hecho, alcanzó con un sólo Macri para secar los bañados de Manantiales), pero también producen daño ambiental. Es a eso a lo que me refería algunos comments atrás con respecto a que hay lugares que ni siquiera deberían ser facilitados a los turistas más naturistas. Hay lugares que no necesitan gente. Punto.

El asunto es que yo -como buena parte de la legislación mundial- creo que hay algunos derechos adquiridos por la residencia: yo, que no soy vecino de Valizas, no fui el que se puso a juntar firmas, fueron personas que viven o tienen su casa de veraneo allí. Claro que si se van diez kilómetros para arriba van a tener todas las estrellas que quieran, pero ¿por qué tendrían que hacerlo? Lo que se plantea en todo este asunto son lógicas de exclusión, y los excluídos no son los menos, sino que son los que tienen menos guita o son más eco-friendly. Y la ecuación sí termina siendo ecología vs. guita.

Las experiencias personales son intransferibles y si para vos un viaje en plan turista te llenó algunas necesidades vitales, yo no soy nadie para discutirlo ni ponerlo en duda. Pero sí dudo que en la mayoría de los casos pueda tener otra importancia vivencial que la de un efecto placebo, al que soy más bien ajeno porque no soy muy sensible al aura de las cosas.

ana: yo no tengo ni una foto -no había llevado cámara ni se me había ocurrido- del viaje más importante que hice en mi vida, que fue cuando me fui algunos meses al norte de Brasil cuando tenía 24 años. Debería haber llevado una cámara, pero viajaba muy ligero y por lugares muy susceptibles de extravío o hurto. Hoy en día me gustaría tener alguna foto de sitios y lugares en los que estuve, pero tengo todas las imágenes que realmente necesito en la cabeza.

robertö dijo...

Benito y Juan: Yo a Casiari no lo entiendo.
Si yo hago una serie de televisión, grabo un disco o lo que sea y a eso le tengo que poner un precio para pagar los costos y sacar un beneficio por mi trabajo, no logro comprender la lógica de que el tipo me tenga que hacer llegar 75 centavos de euro, que ni siquiera me paga de su bolsillo sino que traslada al adsl.No veo por que el adsl tiene que hacerse responsable de que un usuario baje a través de piratas una, dos o medio millón de películas.
La compañía de adsl no lucra por que yo piratee cosas, del mismo modo que no lucra con el trabajo de una red de pedófilos o con secuestradores de códigos de tarjetas de crédito simplemente te pone conectividad a tu alcance, que a su vez tiene un costo y deja una ganancia. Se podrá discutir si no pueden reducir ese márgen de ganancia para que el servicio sea más barato, pero no veo por que entreverar las cosas.

Convengamos que hay una mezcla de derecho y conveniencia que hacen que algunos límites sean difusos entre permitir que se difunda tu arte y por otro lado que no lucren terceros con él. Y que los humanos somos especialistas en entreverar las cosas.

Sobre la nota de glifosato de La Diaria, recomiendo:

http://www.youtube.com/results?search_type=&search_query=la+liga+soja&aq=f

Desconocía que en la televisión daban cosas interesantes y que sobrevivía el periodismo de denuncia porque ya no tengo televisión. Es lindo ver a De Angelis, un soldado del ambientalismo, decir que no sabe que el glifosato envenena y deforma a la gente y le retruca a la periodista que hay que preguntarle a algún científico.

Se ve que su especialidad son los efluentes de pasteras con piletas de tratamiento de última generación.

robertö dijo...

le erré al link, mirá el ambientalista....

http://www.youtube.com/watch?v=3awjR1SchJs&feature=related

Sebastián dijo...

benito, mi punto es que el viajar en plan turista en gran parte de los casos no es una elección de estilo que uno haga, sino que muchas veces es la única forma de visitar un lugar. Somos millones los que viajamos con las intenciones de los estudiantes de primer mundo en un año sabático, pero con recursos de tiempo y dinero mucho más limitados. No me parece que se pueda tipificar a los turistas tan fácilmente. Por más que evites los tours y los lujos superficiales, si querés estar adentro de alguna de las grandes obras de la humanidad tenés que hacer la cola, y ahí sos uno más de la horda, no importa si sos uno entre cien japoneses vestidos de amarillo para no perderse y cargando una cámara de 5 kilos. Por eso insisto que el problema de fondo es el volumen de población, y ahí engancho con el tema de los balnearios.
Si vos tenés 20 burgueses en un lugar agreste, podés lograr que actuen de forma respetuosa de su entorno. Si vos tenés 10mil, es imposible.
Cómo regulás cuántos tienen derecho a aprovechar un lugar, y hasta donde le permitís a un tipo hacer lo que quiera con un recurso natural sólo porque fue el primero en meter su rancho ahí, no son temas simples de resolver.

Y si bien la expresión morirse de hambre no se puede tomar de forma literal, en Rocha capital y Castillos he visto niveles de pobreza que cuestan entenderse en un departamento con tantos atractivos naturales.

benito dijo...

robertö: por supuesto que el agregado monetario mencionado por Casciari en la nota es muy pequeño, pero hay que tener en cuenta de que se trata de aproximaciones a la música o al cine sin mayores comodidades y sin soporte material. En relación a los 8 dólares que sale una entrada de cine en el hemisferio norte, el proponer solamente 1 por el derecho a bajarla es más bien poco, pero también la calidad de lo obtenido es menor (la gente se ha acostumbrado a escuchar música en mp3 de 128 bitrates o 160, que apenas están por encima del mono, que saturan por todas partes por la compresión excesiva y que perdieron toda una gama de agudos y graves). Es poco, pero cuando hablamos de enormes cantidades de material en circulación , puede terminar haciendo una diferencia.

Los proveedores de ADSL o de Internet vía cable no son en absoluto inocentes del sharing. En realidad prácticamente nadie necesita una gran velocidad a no ser que la use para intercambiar archivos de gran tamaño, y esos archivos son generalmente de este tipo. Me parecería lógico que se instalara un sistema de trackeado de archivos intercambiados por el cual con un simple algoritmo se calculara el tiempo de descarga utilizado en los mismos y que las compañías de servicios de internet le pagaran una cifra a los artistas cuyos archivos han sido difundidos mediante este sistema. Y que las compañías de hardware que lo facilitan también hicieran lo propio mediante un canon fijo a distribuirse proporcionalmente entre estos artistas. Sería lo justo. Si uno lo piensa tampoco la radio es "culpable" de difundir en forma gratuita música cuya audición está comercializada, pero también es justo. Personalmente tengo muchas dudas acerca de la conveniencia de la difusión incontrolada de la propia obra. Y eso es lo que se da de hecho, una difusión totalmente incontrolada. Y ninguna campaña o siquiera recomendación lógica en contra de la misma.

De Angeli me cae todo lo mal que me puede caer un político y un chanta, y ese hacendado es ambas cosas. Sin embargo el bastardeado conflicto de Botnia tuvo varios lados y consecuencias. Hoy en día es fácil ver el doble discurso de gente como De Angeli y los productores agrarios que hicieron las monstruosas quemas en Entre Ríos en relación a lo de Botnia, pero justamente payasos impresentables como De Angeli ocultaron a gente sensata que tenía objeciones comprensibles hacia la instalación de la pastera y la forma como lo condujo el gobierno uruguayo. Hoy en día el punto de vista de los ambientalistas está muy deteriorado al comprobarse que las presunciones apocalípticas de los mismos eran muy exageradas y que muchos de sus portavoces eran figurettis tan interesados como De Angeli, pero tal vez por esa desproporción y esos papelones se ha pasado por arriba el hecho de que ya se ha comprobado que Botnia no es tan inocua como Arana y muchos otros sostenían, que los accidentes y malos olores son muy frecuentes y que, sobre todo, los beneficios para la propia localidad de Fray Bentos han sido mínimos o nulos. Pueden ser rémoras de las expectativas desatadas, pero lo cierto es que Fray Bentos es la ciudad con mayor desempleo de Uruguay. Y para peor al menos una vez por mes hiede.

Sebastián: como te dije antes, la experiencia del viaje es muy subjetiva y no pongo en duda de que para vos o para otros muchos incluso un paneo rápido sobre sitios trillados puede ser una experiencia muy significativa y reveladora. Lo que yo sostengo es que para la mayoría de los turistas no, porque cualquier tipo de experiencia revelatoria o informativa más o menos pura ha sido sustituída por una imitación consumista de la misma. La experiencia del viaje no tiene que ver necesariamente con el dinero que se disponga -aunque tal vez sí con el tiempo-, de los viajes que he hecho (que tampoco son decenas, vamos a aclarar), solamente en uno de ellos tenía una cierta comodidad económica. En los otros tuve que vivir la experiencia de pasar días sin comer, o dormir en trenes, esas cosas que se hacen cuando se es joven e inconsciente...

Estoy totalmente de acuerdo con que es dificilísimo el discriminar o el decidir quién tiene derecho o no a un lugar de privilegio en cualquier sitio atractivo o a transformarlo. Pero la discriminación de facto por el hecho de tener más dinero puede ser sencilla pero es la más brutal e injusta. Por otra parte la inserción, no sólo en Uruguay sino en decenas de países, incluidas las grandes potencias europeas, del turismo como una industria de alta rentabilidad, ha hecho que el mismo sea ampliamente promocionado, generando en parte el problema del que hablamos. Es decir, es un tigre cebado.

Lo que siempre me niego a discutir es en términos de ecología vs. pobreza: mientras el orden de distribución de riquezas sea como en la actualidad y mientras ese mismo orden siga alimentando la explosión demográfica como variable de crecimiento económico y mano de obra barata, esa oposición es una oposición falsa de explotados contra explotados. Si hay pobres en Rocha, no es porque haya parajes intactos y de variada fauna en sus costas o porque su turismo sea de bajos ingresos. Si hay pobres en Rocha es por otros motivos y no hay que confundirse.

Unknown dijo...

Entiendo el punto de vista de Sebastián. En parte es cierto y además triste. El tema es que las grandes obras de la humanidad -al menos en algunos casos- son ahora expuestas como forma de sustentar un negocio: el turismo. Y con eso pierde su valor real o hace más difícil el encuentro para el visitante. Del mismo modo es que se arruina un espacio natural cuando se "lo adapta" para satisfacer las necesidades turísticas.

El asunto es la plata. Cuando un lugar sirve para el turismo se arregla todo con ese fin. Si de pronto sirve más para otra iniciativa que aporte mayores ingresos, entonces ya el turismo no importa. Y siempre queda postergada la vida de la localidad y el cuidado del ambiente, para dar prioridad a la explotación de los lugares. Lo de La Paloma es un ejemplo de esto. Copio el link de una organización de vecinos de La Paloma que ejemplifica un poco eso: http://www.puertolapaloma.com/index.php
(Yo usaría otros argumentos y no tanto el de hay que cuidarlo porque le da plata al país a través del turismo).

Todavía tengo dudas sobre el tema del turismo sustentable. Conozco muchas iniciativas de este tipo, en especial en países andinos. Hay varios casos de comunidades indígenas que, con el objetivo de proteger su territorio, gestionan determinados espacios como reserva natural y promueven el turismo sustentable como forma de obtener recursos para su protección. Pero no todos los proyectos de este tipo de turismo son así y algunas veces es lo mismo de siempre solo que con la palabra “natural” o “sustentable” de por medio. A pesar de que se minimiza mucho el trabajo en cuidado ambiental y sus actividades asociadas, también se usa bastante ese perfil para promover el turismo y con esto me refiero a la moda de promocionar lugares haciendo eco de sus cualidades ambientales.

Estoy de acuerdo con Benito en que uno tiene que saber a qué lugares le corresponde ir. No es que no tenga derecho de ir a cualquier sitio sino que si ya sé que, por mi forma de vida o mis limitaciones o mis gustos, hay comodidades y condiciones que no puedo postergar, entonces no voy a lugares que no cuenten con mis requisitos. A mí no me es cómodo estar sin luz y agua, pero voy y me adapto a eso o no voy, pero no se me ocurre pedir que porque se me canta estar en algún lugar lo tienen que modificar para mí.

También me gustaría tener imágenes impresas de los sitios que recorrí pero es como para asegurarme de que no se me pierdan de la cabeza y correr el riesgo de no poder recordar esas sensaciones vividas. Igual en caso de olvidarlas las fotos no me serían de utilidad.

robertö dijo...

Si, igual a la situación de Fray Bentos no les podés soslayar que le amputaron el puente y de ser una ciudad de paso se convirtió en un extremo y en un lugar por el que todos los que queremos salir del país evitamos siempre, para evitar demoras o disgustos.

No creo que la accidentabilidad de Botnia se salga de lo normal para un emprendimiento así. Se me ocurre que si se da vuelta una lancha en Fray Bentos es una noticia recogida con la estridencia de que naufragara un transatlántico con 3000 turistas. Es lógica la hipersensibilidad.

Tengo entendido que la composición de los efluentes no ha ameritado queja alguna y no se ha apartado de lo previsto.

Respecto a tu argumentación sobre el retorno a los artistas. Admito que tenés gran parte de razón.
Yo me puedo bajar todos tus discos, me alcanza con el mp3, y pasarselos a mis amigos. Como me alcanza con el mp3 vos te perdés de ganar bastante. HC sería tan generoso de colaborar con unas monedas, pero el considera que bajando tu música ya te pagó y que los malos de la telefónica se están quedando con ese vuelto. Además te amenaza con que si pudiera también te daría un beso en la boca. Me parece una solución muy soberbia e interesada para un problema demasiado vidrioso. Me parece un argumento de mamadera, para darle menos vueltas.

Es decir, está bien, el artista va tener que cobrar lo que "el mercado" determine,dado lo sencillo que resulta conseguir copias de cualquier cosa, conformate con estas monedas y da gracias. Pero me gustaría mucho que los interesados en la circulación de copias se metieran su suficiencia en el ojete.

Juanp dijo...

Robertö: Yo no se cual es la mejor solución, pero si creo que tenemos que encontrarla pronto nosotros (los que bajamos música, películas, series, libros, etc.) antes que la encuentren las compañías (estudios, discográficas, editoriales, ISPs) porque la solución va a ser la peor para los usuarios y la mejor para ellos (y no para los artistas).
Yo si creo que la "piratería" ayuda a la difusión. Me ha pasado personalmente de bajar artistas que nunca hubiera conocido por otros medios y luego ir a sus recitales o ver sus películas en el cine.
Creo que la "piratería" tiene sus pros y sus contras. El problema es que no hay una relación absolutamente directa entre el consumidor y el artista, que para mi sería lo ideal. Hay gente en el medio que, como decía Benito de Pirate Bay o digo yo Taringa, se esta llenando de plata sin que esos beneficios lleguen al artista ni siquiera robándoles como en el caso de la discográficas o las editoriales. Este párrafo de Mario Levrero resume lo que yo pienso:
"Me respondo que no robo programas, sino el derecho a usarlos. El programa no es material; es información, una forma de información, como una novela mía es una forma de información. A mí no me molesta que alguien preste un libro escrito por mí, y ese libro prestado circule entre mucha gente; al contrario es una práctica que apruebo y trato de fomentar. Del mismo modo, no me molesta que hagan fotocopias de mis libros. Incluso estoy tentado de publicar mis libros en Internet, para que los bajen gratis. Me molesta que me robe un editor, y los editores a menudo me roban, y roban a todos los escritores, de un modo o de otro. Conclusión: los derechos de autor, que es en definitiva lo que uno paga por usar un programa, son completamente irreales. Para que haya robo, debe alguien apropiarse indebidamente de un objeto material. O debe obtener beneficios materiales del trabajo de otro. Por ejemplo, si usted compra un libro mío, lo copia e imprime una cantidad de ejemplares para venderlos, me está robando. No me estaría robando si imprimiera una cantidad de ejemplares y los regalara. (…) Habría que encontrar una fórmula para que los artistas pudieran sobrevivir sin necesidad de traficar con sus derechos de autor; habría que aniquilar ese podrido sistema de editores chupasangres, al libro como objeto, a las persecuciones por fotocopiar o piratear. (…) No tengo idea de cómo podrá resolverse el problema de los artistas y autores de software (ellos también artistas, a su manera), pero la cosa seguramente no viene por el lado de los porcentajes que se cobran por derechos de autor."

Robertö dijo...

Juan: Para empezar me encanta cuando un tipo dice
"no tengo idea como..."

Y para decir la verdad me asusta un poco la gente que pretende tener las cosas tan claras como HC.

Matías dijo...

Benito, muy bueno el post. Esta línea:("descubrí que la naturaleza habla y dice cosas esenciales, pero que sólo lo hace dónde los humanos nos callamos y nos quedamos quietos.") me parece excelente.
Gracias

Mato

Unknown dijo...

Buenas, como andan ?
Pasé mis veranos en Valizas desde el año '89 hasta el '94, y volví luego en un par de ocasiones. No habia agua ni luz, solo pozos, bombas y faroles a mantilla,al principio. Tengo hermosísimos recuerdos de esa época, y también recuerdo que me hizo perder dos años de facultad, pero no me quejo.
Luego me dediqué a conocer otros lugares , por algunos años, y mas tarde aun, ya con familia, con un nene chico, he preferido balnearios cuyas playas sean menos hostiles. De la costa de Rocha siempre me alejó el frio , el viento y la arena que vuela.
Creo, al igual que casi todos, que ponerle luz y "progreso" va a arruinar el espiritu del lugar. De tadas formas el turismo se mueve en grandes grupos y por temporadas y siempre van quedando lugares hermosos y tranquilos.
Luego hice un viaje largo de 5 meses por gran parte del mundo y -al menos en Oriente- no pude escapar de la modalidad de viaje en "tour". Ritmo acelerado, vistas rápidas y seguimos de largo.Pero era eso o nada. En Europa ahi si lo hice por las mías. Que divino.
Eso fué en el año 2000. Después nunca mas pude. Es imposible por ahora, pero ya van a haber oportunidades. Claro que es casi seguro , como decia Sebastián, que lo haga por un tiempo limitado y con cierto apuro. Eso si, tours...nunca más.

maic-di dijo...

retomo lo de oldboy: es cierto que el cielo del hemisferio sur es tremendamente mas lindo y estrellado que el del norte.

Esto me parece bellisimo y da para mucho< la cruz del sur es uns guia para navegantes de como orientarse
muy sencilla y bella/ la cosa se pone fulera con la estrella polar, se necesita un instrumento/ solo con poner la cruz del sur en la bandera, a mucha honra, AUS y NZ (paises que recomiendo visitar porque /por ahora/ se puede disfrutar tranqui)se diferenciaron salado de England.

con los viajes....y bueno, siempre digo que una de las claves es pensar que uno va a volver a ese lugar, seguro, cualquiera sea (me ha dado resultado!) se va el stress de verlo todo y por ahi te ves una sala del louvre en la que no hay nadie pero que buena que esta, la mierda! (no podes no ir al louvre y no podes ir a ver a la gioconda!!)

y lo otro: la cocina de cada lugar. Es de lo que mas queda de los viajes, los sabores y olores, y esto no se replica en restoranes por mas fieles que sean.....creo que ahi haces un click cultural que no te lo saca nadie (y en general no necesitas camara de fotos, ademas, porque la memoria de gusto y olor en gral es mas fuerte que la vista, tan bastardeada...)

alberto encaustico dijo...

totalmente de acuerdo, el turismo será siempre un factor distorsionante, derrochador,molesto y nunca será visto como tal por las clases dominantes.a mi entender todo turista deberá pagar un impuesto o tasa por sus abusos, principalmente por el uso y abuso del agua, bien no renovable. existen sitios donde el agua es de principal importancia y ves a los turistas derrochándola a diestra y siniestra.
con respecto al cambio que sufren los lugares, pienso que es inevitable, ningun sitio en el mundo se mantiene igual que hace veinte años, solamente los protegidos por la unesco o quien sea, que sean catalogados como patrimonio de la humanidad,y son pocos.
yo como emigrante en un sitio por excelencia turístico, he tomado conciencia de lugar y me he sumado a los locales que luchan contra las medidas arbitrarias ya sean gubernamentales o de empresarios, para acabar con las riquezas naturales del lugar por medio de autopistas para ser utilizadas cinco meses al año, con el precio de arrrasar la naturaleza o las construcciones típicas del lugar, es decir la cultura local, o construir sin límites eliminando espacios verdes, principal interés del turista conciente, que es el que deja en realidad dinero.
no estoy en contra del turismo, pero sí del llamado "todo incluido", entiendase gente que no sabe donde está, llevados de aqui pa alla por las camionetas de hoteles, que no gasta un billete en el almacen de la esquina, que hace uso y abuso de lo no renovable, y que le da lo mismo estar en un sitio que en otro.
apoyo el turismo cultural, con conciencia, no quiero decir turismo aburrido, sino vivir el sitio que uno visita, historia, costumbres,y comida y bebida locales que no falten.
está claro que el turismo es el principal factor que produce la despersonalización de un lugar, es una bestia que se autofagocita, elimina la principal causa por la cual fue creado.
es una autentica paradoja.
como usuario de la media tirando a baja velocidad, brindo mi apoyo a todas aquellas personas que se rebelan o simplemente viven a toda lentitud.
gracias.

joe dijo...

Gracias Profe por tu testimonio.

benito dijo...

Juanp: no estoy muy seguro de que Levrero estuviera tan contento de que sus libros fueran regalados por todas partes. Pero en todo caso, aunque no haya robo, ¿qué derecho tiene alguien en socializar algo que no es suyo? Porque hay una gran diferencia con los parámetros comunitarios del obsequio o el préstamo de un producto artístico antes de la masividad; yo creo que hay una diferencia enorme entre el tipo que clona un CD para un amigo, o para diez amigos, y el que lo sube a la red para colaborar con una pseudo-comunidad de intercambio y anulación de valor de bienes suntuarios. A menos que se sea Roberto Carlos nadie tiene decenas de miles de amigos aunque su MySpace esté que revienta, y lo que hay detrás es una desvalorización consumista no solo monetaria sino también conceptual. No pain, no gain -cero esfuerzo, cero valorización.

Matías: casualmente hoy leí una cita de Max Weber que decía "para el auténtico místico el principio sigue sosteniéndose: la crietura debe estar en silencio para que Dios pueda hablar".

mvc dijo...

Para mi la cosa es simple, y se puede apreciar viéndolo con perspectiva histórica. La música existe desde que existe el hombre. Los músicos para sobrevivir siempre se tuvieron que rebuscarse alguna manera de que su arte le generara algún tipo beneficio económico. A menos que haya nacido en una familia llena de dinero y por lo tanto sin la necesidad de laburar nunca ningún músico nunca pudo vivir simplemente de hacer música y presentarla en publico, siempre tiene que pedir algo a cambio, trasformar su arte en algún valor de mercado.
Esto nunca fue ni será lo ideal, ya que el artista pierde la libertad total necesaria para crear (necesita gustar a algún tipo de publico para sobrevivir). En algún tiempo habrán sido trovadores que cantaban a cambio de techo y comida providenciales, en otro grandes compositores mantenidos por burgueses o aristócratas, después se habrán mantenido con los derechos editoriales de las ventas de partituras, etc. etc.
En un momento la tecnología logro que la música se pudiese grabar y aquí. nació un negocio nuevo: el de vender el soporte donde la música esta grabada.
Hoy en día la misma tecnología hace que ese soporte no sea mas necesario haciendo peligrar la subsistencia de ese negocio. que cagada. que se le va a hacer.
Hoy en día la gente mas avivada del negocio de la música ha dado esta batalla por perdida y ha movido todas sus fichas a que el dinero esta en los espectáculos en vivo, haciendo multiplicar por 100 la cantidad de festivales de música en el mundo obligando a los músicos a romperse el culo tocando por todos lados -hay que aclarar que los artistas pop o los mas populares aun gozan de bastantes beneficios de los royalties que le brindan las radios, canales de televisión (hoy en dia multiplicados por mil) o ser soundtracks de filmes-
No lo veo como algo tan grave, lo veo como un cambio en la manera en que funciona el negocio de la música, y en si, los músicos siguen teniendo que inventare maneras para que las gente les de dinero a cambio de lo que hacen. Y repito que eso -para mi- trae bastantes desventajas, ya que de alguna manera se pierde la libertad total que se necesita para hacer música. pero los artistas han convivido con esa falta de libertada toda su historia y aun así han logrado hacer grandes obras, así que tampoco es para alarmarse.

Y seamos realistas, los beneficios de las ventas de discos (a menos que seas paul mc cartney, metallica, shakira o ricky martín) eran mínimos para la gran mayoría de los artistas. La democratización que dio la Internet ha logrado por ejemplo que muchos artistas sean descubiertos por nuevas generaciones logrando reivindicaciones póstumas mas que justas (el fenómeno de que casi todas las bandas del SXX se hayan reunido recientemente creo que esta vinculado a eso). Ha logrado hacer desaparecer el filtro que ponían los cada vez mas conservadores y mezquinos encargados de las compañías discográficas logrando que la obra pueda ser llevada mas directamente al juicio del publico, entre otros beneficios.

(Tenia otras cosas para comentar sobre el tema central del post pero supongo que te las comentaré algun día si te veo por la noche. Mi viaje a Bolivia fue maravilloso pero al mismo tiempo me acordaba de Holydays in the sun cada media hora, niños que apenas hablaban español porque su lengua natal era el aymara habia aprendido a decir "dolar" o "si quieres una foto debes darme un peso")

Anónimo dijo...

No vas a escribir nada sobre la muerte de Ballard?

Germán Cardoso dijo...

Siempre he notado en la gente más curiosa y observadora (por ende mas sabia) esa característica natural de ir mas despacio y de disfrutar "de otra manera" de ciertas cosas ...

Yo tengo la suerte/desgracia de vivir en un sitio turístico que es invadido en el verano por hordas de visitantes del llamado "primer mundo" cuya conducta es exactamente la misma que describís en tu post.
La inmediatez, las camaras fotográficas omnipresentes reemplazando la contemplación y esa senasación de estrés permanente que emanan,es terrible.

Ni hablar del acondicionamiento destructivo del lugar en pos de darles el confort requerido y a costa de la depredación del ambito natural de un pueblito pequeño y tranquilo que tuvo la mala suerte de ser apatecible para el mundo y algunas agencias promotoras.

Creo que es todo parte de la misma cosa que tan bien analiza Kundera en la novela aque citás (la lentitud), el ocio, esa "contemplación de las ventanas de Dios" es reemplazado por la velocidad y el estrés que todo lo olvida y desconecta.

Impresioannte la frase de Weber que citás.
Gracias !!

Anónimo dijo...

"guepardos anfetaminizados"

te fuiste al carajo

sissi dijo...

Un amigo decía "bienvenido a la Paloma, el que se apura se embroma".
No hay dudas que la lentitud es una cualidad rochense y un dato nada menor para quienes tenemos la suerte de disfrutar su costa.

Y al igual que la lentitud la falta de luz es otro dato. Hay un ensayo de Tanizaki: "El elogio de la sombra" que viene bastante a cuento.
Compara la belleza de occidente vinculada a la luz y al brillo, con la de oriente vinculada a la penumbra y la opacidad.
Plantea algunas claves para entender la cultura y arquitectura tradicional japonesa y para eso recorre desde un retrete hasta una escena de nô. Y la oscuridad aparece siempre como necesidad para entender esa extraña belleza.
Salvando distancias y sin pretender comparar la belleza nipona con la poco bella Valizas, parece necesaria la penumbra en ambos casos.

Pasa igual con las personas. Algunas, las menos creo, son preciosas aún en sombras sin que haya penumbra o límite borroso que les quite su belleza, por el contrario suelen potenciarlas, pero hay otras a las que no hay brillo u oropel que les ponga un poco de luz.

Anónimo dijo...

me gustaría preguntarle a German Cardoso,que vive en un pequeño pueblo que es invadido en verano por ordas de turistas. ¿de que vivís, a que te dedicás, que trabajo tenés?
Por que yo me he gnado muy bien la vida en lugares como ese durante años.

Anónimo dijo...

vivo en un sitio turistico por excelencia, y me he percatado de la voluntad local por arrasarlo, de quitarle justamente lo atractivo del lugar en pos de que "venga mas gente", mega aeropuerto, autopistas( para cuatro meses en el año),etc.entonces confirmo que el turismo es la gran paradoja del S XX y será el azote del XXI, ya que eliminará los pocos "focos" de naturaleza en estado puro que resisten.es un mostruo que se automorfa.

hace un tiempo leí un libro sobre viajeros del s XIX y XX, y en un capítulo dedicado al primer turista de una isla mediterranea (a finales del XIX), un noble austríaco con toques de antropólogo, comentaba sobre su segundo viaje a esta isla, es decir a los comienzos del S XX, que "ya no era la misma" que él habia conocido tres años antes (!!???), estoy hablando de un sitio de pastores de cabras, como que "ya no era el mismo"?, porque algunos pastores, habían vendido su ganado y habían puesto un bar de mala muerte pa venderle chupindanga a alguno que llegara por equivocación, porque era un sitio al cual, aún no iba ningun forastero.

otra cosa: lo que mas pena da de sitios como valizas, que además de sepultar su belleza natural, los malnacidos que lo provocan no saben que el turismo va a decaer en estos proximos años, que van a hacer carreteras,y accesos, luz electrica, y demás "comodidades", para NADIE.

lo de sotelo es penoso, no puede ocultar que es un jaterra, que vaya a tokyo a experimentar la velocidad,y se le va a caer el pelo, o el poco que le quede.

v i v a l a l e n

t i t u d

gracias. r. padovani

benito dijo...

Hoy se supo que se va a iluminar de cualquier forma a Valizas aunque se juntaron un 45% de firmas de residentes permanentes en contra de ello (los residentes no permanentes no fueron tomados en cuenta), así que métanse las estrellas en el culo. Leo las declaraciones de Artigas Barrios en la diaria y me convenzo de que es cretino: según él el principal motivo -y los principales beneficicarios- de la iluminación son "los niños". Cuando alguien pone a los niños como justificación de cualquier cosa que no esté relacionada en forma directa con ellos, es un cretino. Los niños son la excusa universal de todas las canalladas. No es su culpa, por supuesto, es culpa de nosotros, que los idealizamos como excusa de cualquier cosa.

Pero en fin; otra victoria del progreso. También leí en estos días otras grandes declaraciones de Artigas Barrios sobre el comienzo de obras del puente sobre la laguna Garzón, ese para el que la Dinama tuvo que bajar sus requisitos de preservación ambiental a nivel de, digamos, "no hagan una hecatombe". La Dinama es un chiste, un chiste groserísimo para los que creemos en la preservación ambiental de alguna clase.

Pero en esa nota leí también que la inversión que implica el puente es de 500 millones de dólares, y cualquier político uruguayo pone a su bebé recién nacido a chupar porongas si le muestran 500 millones de dólares.

Ese es para mí la canallada final del concepto de turismo tal y como lo entendemos hoy en día -y cómo se lo alienta y promociona-: está exclusivamente basado y justificado en una lógica de maximizaciones monetarias. Yo no conozco una puta comunidad que se alegre al ser invadida por un número elevado de extraños, pero este derecho nunca es ganado gracias a curiosidades culturales o a relaciones de intercambio hospitalario. No, la moneda de intercambio es, justamente, moneda. Si sos un turista pobre, todos los gobiernos van a alentar a que te saquen del forro de su país. Aunque hayas nacido en ese país.

Ma, sí: que venga la gripe de Stephen King y que reinen los carpinchos. Por lo menos tienen un poco de decencia a la hora de lamerse los huevos.

fer dijo...

Sí, cuando te gusta mirar las estrellas y te meten focos a prepo es un problema...
Es como Botnia, insensato seguir protestando después de que está edificada.
Por suerte, los focos de luz son perfectamente eliminables, especialmente si se practica el zen en el arte del tiro con honda.
Después van a venir los que te acusan de vandalismo. Pero si sos zen, no te preocupará.
Tao and Mao more than ever.

Unknown dijo...

" bebés recien nacidos a...." como se te puede ocurrir una cosa así , loco ?
como es que una cosa asi se te cruza por la cabeza ?

Lograste tu objetivo : voy al baño a vomitar y vuelvo.

benito dijo...

Bueno, esa era un poco la idea, dar una imagen más bien abyecta.

Pero no hay que ser muy imaginativo para encontrar un ejemplo así, sino simplemente leer en las crónicas policiales los múltiples ejemplos de pedofilia con niños que ni siquiera son niños aún. Hay quien dice que no es un fenómeno nuevo, sino que lo que pasa es que ahora hay instrumentos para saber cuando ocurre, pero lo cierto es que con una frecuencia alarmante uno se encuentra con algo así -siendo justos no en el ambiente de los políticos precisamente-, y generalmente eso se sabe porque, por simples motivos biológicos, la bestia termina matando al crío en el ejercicio de su satisfacción.

Yo tengo la impresión de que sí es un fenómeno nuevo, de una sociedad hiper-sexualizada en una forma bastante perversa, pero sobre todo de una sociedad en la que los hijos son parte de la cadena de consumo como pertenencia. Yo soy de los que piensan que además de educación sexual, con particular énfasis en el uso de anticonceptivos, deberían darle a los pendejos educación parental, porque hasta estos casos son (extremísimos) ejemplos de la desnaturalización de la relación padres-hijo que ha instaurado la sociedad de consumo.

Pero sí, mejor cambiemos de tema.

elneurotico dijo...

También está la Agnes de La Inmortaliad, que odia las rutas y ama los caminos porque no conectan dos puntos prefijados sino que esa unión sólo es aprehensible luego de caminar y caminar, y si uno quiere. Lo que me lleva al clisé de 'caminante no hay camino'... que no deja de ser cierto.

Creo que Kundera debería ser leído en los Liceos.

La ruta ya está hecha. Y los locos de mierda que andan en ataúdes con ruedas, entre otras cosas, hacen que sea un reverendo embole.

Roberto Carlos dijo...

Voy a hacer un comentario totalmente fuera del tema del post, pero que tiene que ver con los últimos comentarios acerca de la deformación del vínculo entre padres e hijos, (aunque en un grado bastante menos extremo que el del ejemplo). Desde hace unos días he recibido un par de mails-cadenas denunciando la última degradación perpetrada por la TV argentina, más concretamente por Marcelo Tinelli.

Es el caso del bloque de su programa -no sé si es el nombre correcto- "Bailando por un Sueño Kids". Bueno, la cosa es que bastan algo así con mirar 45 segundos de eso para convencerse no solo de que esta sociedad está enferma sino que además, está cada vez peor y más enferma aún. No sé si lo habrán visto, pero el tema es que ponen a botijas que no deben tener más de 10 años (12 como mucho) a bailar una coregrafía típica de una "revista" porteña, mientras que además las gurisas aparecen vestidas como las mismas rubias siliconadas de esos espectaculos. Y después juzgan a la pareja -como dice el mail que recibí- en esos mismos terminos utilizando adjetivos de "sensualidad", y que se yo que más como si fueran adultos, pero según el jurado "en un buen sentido". Todo con la anuencia de los padres. Y en cierta forma también de los anormales inoculados por la insesibilidad que miran esa porquería.

Obviamente a hay una gran distancia entre esto y el ejemplo "abyecto" que ponés en el post. Sin embargo es parte de esa "desnaturalización de la relación padres-hijo". Con el componente además de que en este caso hay un público que mira esa porquería y aplaude. Y pregunto ¿que carajo de sociedad es esta?, ¿ cuanto se es capaz de permitir por unos putos dolares?. ¿Qué carajo cabe esperar de estas generaciones cuando crezcan y sean adultos?
En fin, y a Tinelli que lucra con todo esto habría que dejarlo por 10 años de vacaciones en la Antartida.

Saludos.

Tabare dijo...

muy bueno lo que decís, yo soy de Aguas Dulces un balneario cercano a Valizas y ocurre lo mismo con los focos.Mi casa tiene fondo de monte indígena, y un bañado que para llegar de la calle a mi puerta debo pasar por un puente de madera.la gente se maravilla con mi casa,sin embargo ahora todo parece plantado porque la cuadra entera era de monte indígena y bañado,pero ahora todo está rellenado y hay pinos plantados, no se ven más pájaros de colores, ni apereas (cuíses)cruzando la calle. Por lo que escribís me extraña que no seas amigo de mi padre que el guardabosques del monte de ombúes, casi lloro leyendo las verdades que tenes aca. AguasDulcesherald.blogspot.com es la página por la cual llegué aquí es buena también. saludos