One Law for the Lion & Ox is Opression.
Terminé de ver hace unos días la miniserie de cuatro capítulos The Drug Years, producida por VH1 hace un par de años. Recientemente había visto otra miniserie documental de VH1 -Heavy, sobre la historia del heavy metal- tan buena que no me sorprendió demasiado la calidad de The Drug Years. No es que la miniserie tenga grandes revelaciones, pero el material documental reunido -propaganda televisiva anti-drogas, filmaciones de experimentos con soldados colocados con LSD, Acid tests- y los fascinantes entrevistados -Legs McNeil, Peter Coyote, Henry Rollins, Tommy Chong, Liz Phair- la vuelven un excelente material de divulgación, y una obra de sano espíritu libertario o, por lo menos bastante objetivo, lo que en este tema acosado por el oscurantismo siempre es libertario.
Pero es una historia triste. Aunque no es terriblemente pesimista y el testimonio más recurrente en sus cuatro capítulos es el del sensatísimo Martin Torgoff, autor de Can't Find My Way Home: America in the Great Stoned Age (un hombre que sabe de qué esta hablando), hay algo muy depresivo en un documental que comienza con las opiniones de personajes como Ken Kasey, Timothy Leary o Wayne Kramer, y que culmina con las de una señora desagradable de una organización anti-drogas que sostiene que Ronald Reagan fue el gran héroe de la guerra contra las drogas y que compara cualquier consumo de cualquier sustancia con el SIDA. Los tiempos cambiaron. Para mal, por supuesto, aunque la gente siga consumiendo en cantidades industriales cualquier cosa que le permita salir de la stasis, de alguna forma la batalla de las ideas fue ganada por los reaccionarios, y lo que antes se veia como una forma de liberación, automodificación y conocimiento hoy apenas se merece el lugar culposo del hedonismo y las libertades individuales. Pero fue otra cosa.
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The Drug Years es muy diáfano en cuanto al cambio cualitativo de la reacción de los poderes ante las drogas, y que puede resumirse en el ascenso de Ronald Reagan a la Casa Blanca, es decir, al trono del mundo. Reagan, un delator del tiempo del mccarthismo que grababa publicidad alertando acerca de que la medicina gratis era la puerta de entrada del comunismo, tenía un hijo que cultivaba marihuana en su casa y, trabajando en Hollywood, es de suponerse que tuvo más que un contacto directo con la realidad objetiva de los drogones. Pero era una rata -con perdón de los roedores- y su necesidad de acumular poder por oposición era mayor que cualquier hecho objetivo con el que hubiera tomado contacto.
Reagan entendió a la perfección que una nación arrogante que se siente resquebrajada y debilitada -como se sentía EE.UU. en los libertinos años 70, con los rusos invadiendo Afganistán y el precio del petróleo inmovilizando los Buick y Cadillacs- necesita enemigos contra los que unirse y unificarse. Estaban los comunistas, y Reagan comenzó la peligrosísima carrera armamentística que terminaría quebrando la economía rusa, pero con ellos no alcanzaba, había que eliminar todo tipo de pensamiento diferente y articulado. Los drogadictos o los consumidores de drogas no eran necesariamente vistos como criminales anteriormente a la administración Reagan. La generación de difusores de alucinógenos en los 60 fueron perseguidos como pensadores peligrosos y potenciales subversivos, pero eran universitarios brillantes, no malandras. Es durante la administración Reagan que el modelo de difusor de drogas deja de ser Ken Kesey y pasa a ser Scarface. Los tiempos y las drogas habían cambiado.
Es instructivo el repasar las publicidades, conducidas por Nancy Reagan, de la campaña del Just Say No!, una campaña tan estúpida, totalitaria y manejada por gente tan fea que es increíble que haya sido algo global en su momento. Un fracaso absoluto también, ya que los niños a los que se les dirigió dicha campaña fueron los mismos jóvenes de la revolución cultural de las raves y las fiestas comunitarias de la electrónica, es decir, una de las generaciones más drogonas de los últimos 50 años (irónicamente el documental muestra a Nancy Reagan haciendo su despreciable propaganda en una escuela de la comedia Diffrent Strokes o Arnold, una serie casi maldita que se destacó justamente por los monumentales problemas de drogas que tuvieron sus protagonistas en los años siguientes). Cuando uno lo piensa el Just Say No de Nancy Reagan es una de las argumentaciones más totalitarias y fundamentalistas de los tiempos modernos: no dudes, no debatas, no investigues ni diferencies, tan sólo decí que no.
Los Reagan y los suyos, esa gente desagradable y con las manos tintas de sangre, sentaron las bases ideológicas que sostienen que cualquier variación o decisión adulta sobre el propio estado de consciencia y percepción es un delito digno de penalización, y para convencer al mundo se apoyaron -como todos los sistemas represivos- en los peores ejemplos de los consumidores. Era la era de la cocaína, pero aún así sólo uno de cada cuatro estadounidenses consumidores habituales de cocaína -una droga bastante adictiva- presentaba síntomas de consumo problemático. Pero el mundo se estructuró para todos en relación a esa persona. Y para cuidarla se creó la DEA, los convenios internacionales contra las drogas, los acuerdos macro de la ONU y la OMS. Es decir, la Policía de la Salud.
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Las palabras conservan connotaciones a lo largo de los siglos, el término griego pharmakon, que denota simultáneamente "veneno" y "cura" proviene de los pharmakos, una suerte de chivos expiatorios a los que se sacrificaba de a dos en tiempos de desastres y calamidades. Estos dos hombres, los pharmakoi, eran arrojados de un acantilado o quemados, pero algunos estudiosos sostienen que simplemente eran golpeados y rechazados. En todo caso todas las variables de la relación de los hombres con los fármacos, las drogas y sus usarios, están contenidas en estas palabras. Ya en esas palabras está contenida la potencialidad de veneno, la de cura y los tipos a los que hay que marginar, hasta de la vida, para que los poderes se asienten en su opuesto.
La Policía de la Salud, que hoy en día gobierna Uruguay (y casi todo el mundo) decidió que como hay gente que se emborracha -una decisión que los borrachos hacen cuando están sobrios y conscientes- y actúa violentamente, hay que prohibir la venta de alcohol en espectáculos deportivos y culturales masivos. Una decisión muy próxima a la infausta Ley Seca y que atropella una buena cantidad de libertades individuales, pero que se hace en aras del bien público, porque es más fácil prohibir (prevenir) que hacer responsables luego a los enfermos mentales de sus actos de violencia consciente.
Yo creo que si uno tiene la curiosa idea de romperle una botella en la cabeza a otra persona estando borracho, esa no es una decisión que el alcohol tome por uno, sino que uno -que ya de partida es una bestia inmunda si considera algo posible el romperle la cabeza a un desconocido- la tomó en el momento en que decidió anular químicamente sus reflejos represivos en una situación social. En las décadas que llevo bebiendo jamás se me ocurrió hacer algo así, pero sí me di cuenta que era muy peligroso que yo manejara luego de beber, por lo que dejé de manejar. De eso debería tratarse en el mundo adulto, de decisiones responsables. Ah, pero hacer responsable a la gente cuesta relegar poderes, cuesta policía y cuesta cárcel y cuesta eficiencia, así que el Estado prefiere anular algunos puestos de trabajo (vendedores de cerveza, distribuidores, etcétera) e igualar hacia abajo, colocando a todos los bebedores a la altura de los borrachos más despreciables. Pero la ley, además, prohibe la venta de alcohol en cualquier puesto a 500 metros de un evento deportivo o cultural masivo. Es decir que cualquier bar que esté situado a cinco cuadras de un estadio (piensen en cada estadio que conocen y en su radio de 500 metros y van a localizar mentalmente una buena cantidad de bares, minimarkets y demás expendios de bebidas alcohólicas), tiene que sacrificar de un plumazo buena parte de su recaudación -en muchos casos su mejor día de recaudación- porque a un burócrata con ganas de dirigir la conducta de otras personas no se le ocurrió ninguna otra solución. Y porque es más barato y hay que pensar menos.
En 1994 tuve la oportunidad de asisitir al concierto de Tropicalia 2 en Salvador do Bahía. Por supuesto fue una maravilla, pero posiblemente lo que más me maravilló fue el que en un concierto para unas 30.000 personas, se había montado -junto a la gran explanada frente al escenario- una especie de feria en la que se vendían, casi exclusivamente, todo tipo de bebidas alcohólicas, incluyendo varias de esas sustancias norteñas casi letales. Y, para sumar riesgos, las vendían en botellas de vidrio. Recuerdo pensar que de hacer algo así en un evento musical en Montevideo, el saldo sería de cinco o seis muertos a botellazos. Pero bueno, así son los violentos brasileños, los del país de los malandras: no hubo el menor incidente. Recuerdo que lo más inquietante que me pasó en ese recital fue que la mulata que estaba adelante mío, sin haber cruzado palabra conmigo, me tomó ambas manos para colocárselas sobre las caderas, para que la apoyara mientras bailaba "Aquel abraço".
A lo que voy es que es reductor y opresivo el generalizar en función a colapsos culturales. Es cierto, la violencia magnificada por el alcohol es habitual en los partidos de fútbol. También en los recitales de música tropical. Sin embargo no existen antecedentes en los espectáculos de carnaval, y en los conciertos de rock casi ha desaparecido, tal vez porque misteriosamente algunos sectores de la sociedad uruguaya han progresado culturalmente en algunas cosas. Pero con esta legislación sería imposible tomar una cerveza en una Fiesta X (dónde a pesar de las multitudes congregadas jamás hubo un incidente de importancia atribuíble al alcohol), e ir cinco horas a una Fiesta X sin tomarme un trago me parece tan divertido como mirarme las manos durante el mismo tiempo y sin haber tomado ácido. Igual, hay un señor que ha decidido por mí, y por supuesto sin consultarme, el que eso sea así. Y posiblemente al decidir eso haya decidido que no haya más recitales masivos como la Fiesta X, porque la ecuación de conveniencia para las barras que se instalan en la misma va a caer notoriamente, y sin su inversión no hay fiesta, no hay cachets, no hay producción y no hay música. Seguramente los responsables de ese proyecto de ley suponen que las fábricas de celulosa y los cultivadores de soja van a darle trabajo a la gente que por esta legislación precautoria pierda el suyo, o sienta sus ganancias notoriamente mermadas. No importa porque es por tu bien, y porque ellos viven de otra cosa.
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La Policía de la Salud, como casi todas las policías, es increíblemente imbécil, pero esa imbecilidad -como suele suceder con las taras- irradia seguridad y convencimiento, y, como apela al miedo, tiene todos los poderes que el miedo le otorga. En un país en que la interrelación social está groseramente desgarrada y en el que la gente le tiene miedo a sus conciudadanos, no hay nada que produzca más miedo que alguien que no lo tiene, alguien desinhibido.
Y hoy en día el nombre de todos los males en Uruguay se relaciona con un desinhibidor químico: la pasta base. Posiblemente una de las pocas drogas de las que no existe un lado bueno, la pasta base es el equivalente en drogas a lo que sería el alcohol azul con alpiste para las bebidas. Es decir, algo tan tosco, dañino para el organismo y de efecto tan brutal que cuesta encontrar una razón para que alguien -por más ganas que tenga de estar colocado- lo consuma. Pero es barata y su propia satanización le ha dado la excusa perfecta a gente que no tiene casi nada para asumir la irresponsabilidad total y no sentirse culpable. ¿Acaso Linda Blair era culpable de tener al conglomerado de demonios Legion adentro de ella? No, para nada. Así que lo mismo cuenta para los endemoniados por la pasta.
Hace poco veia un informe televisivo sobre un grupo de adictos a la pasta base en un centro de rehabilitación. Ninguno de ellos parecía particularmente inteligente ni atractivo, pero hablaban con convencimiento frente a la cámara sobre su lucha. Sobre la gesta de derrotarse a sí mismos y volver, born again, de la pesadilla de la adicción. Yo pensaba, al verlos, que esta era posiblemente la única chance de que estos chicos aparecieran en televisión, y, en cierta forma, la única forma de presentarse como militantes de algo, como vencedores, como soldados de su propia salud, ese bien religioso amenazado por sustancias inanimadas que, sin embargo, parecen tener intenciones propias y malignas. Esos chicos no tenían otra cosa que hacer que fumar pasta, ahora no tienen otra cosa que hacer que luchar contra ella en su cuerpo y en su discurso. Cuando no tenés nada cualquier cosa es algo.
Disculpenme si no me despiertan particular admiración. La limitación y la victimización no son algo que me maraville ni que me merezca particular respeto. Ojalá que dejen de tomar porquerías, ojalá que encuentren algo en sus vidas que valga la pena, ojalá que no se acostumbren a tercerizar sus propios errores y decisiones. Ojalá que aprendan a valorarse por las cosas que hacen y no por las cosas que dejan de hacer.
Los chicos de los barrios se intoxican con pasta base y alcohol para hacer las cosas que desean hacer pero que les resulta difícil. El que los hombres se intoxiquen a la hora de emprender acciones atroces es viejo como cagar sentado. Se habla mucho de las drogas ingeridas por los estadounidenses en Vietnam (principalmente marihuana, opio y heroína), pero estas eran consumidas sobre todo en los descansos lejos de la línea del frente. En cambio las drogas y el uso abusivo de desinhibidores fue extenso en la Segunda Guerra Mundial, dónde el uso de anfetaminas en el campo de batalla fue generalizado hasta un punto asombroso, sobre todo entre los pilotos de combate. Entre ellos los más colocados, según Antonio Escothado "embalsamados en anfetaminas" fueron los pilotos kamikaze. Es comprensible, si te vas a reventar contra un porta-aviones lo más aconsejable, por más patriota que seas, es estar totally wired.
En eso se han convertido los chicos del Uruguay fracturado, en kamikazes de pasta base cuyo único motor vital es el de desaparecer en una ráfaga de gloria. No en el divino viento patriótico sino en el del simple estallido de violencia que se justifica exclusivamente por el ruido que produce. Cuando nadie sabe que existís, hasta el ruido de tus huesos al quebrarse sirve de llamador.
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El Ministerio de Salud decidió hace un tiempo prohibir todo tipo de publicidad de tabaco en Uruguay, lo que, por supuesto, afectó a todos los medios de prensa uruguayos. Pero un día se dieron cuenta de una cosa terrible: existen otros medios de prensa además de los uruguayos, y las legislaciones uruguayas no corren para ellos. Y, para peor, esos medios llenos de espantosa publicidad tabacómana, se importan y son leídos en Uruguay. Y eso había que evitarlo. ¿Cómo? Prohibiendo que los diarios y revistas extranjeros contengan publicidad de cigarrillos, claro. Pero, ¿cómo se hace eso? ¿cómo convence María Julia Muñoz al New York Times o a Veja que no pueden publicar publicidad de cigarrillos? Pucha, que feos son los límites del poder, que feo que en el mundo haya gente a la que uno no domine.
Winston Abascal, director del Programa de Control de Tabaquismo hizo todas las piruetas para explicar por radio que las revistas extranjeras que entran en nuestro país están incumpliendo una ley nacional. Aclaró que "no es que se prohíba la circulación de la revista, se prohibe la publicidad, porque eso es lo que indica la ley que votó el Parlamento". Pero la pregunta era obvia; ¿cómo prohibís la publicidad sin prohibir la revista que la contiene? La respuesta parece digna de un sketch de Alfredo Casero, "bueno se la cubre con uno de esos lápices que tapan". Incluso antes de imaginarse el absurdo de los distribuidores de revistas contratando a miles de trabajadores para que cubran cuidadosamente con liquid paper los avisos de una página de Marlboro o Lucky Strike de miles y miles de revistas -o de suponer que las editoriales de dichas revistas van a imprimir una edición especial libre de avisos nicotineros para Uruguay-, habría que instrumentar un mecanismo legal por el cual un jerarca que diga algo de semejante imbecilidad fuera destituido de su cargo sin procedimiento previo. Aparentemente han transado por colocarle a esas publicaciones un sticker advirtiendo que dentro de las mismas hay letal publicidad de cigarrillos.
Cualquier lector de este blog sabe la poca simpatía que le tengo a la publicidad -que por desgracia se ha convertido en la principal forma de financiamiento del intercambio de información y cultura, vaciado de valor monetario por el intercambio electrónico-, pero acá uno tiene que hacer de abogado del diablo. Si se cree que la publicidad posee tal poder de sugerencia que todos los que estén sometidos a su influjo pierden la capacidad de discernir y elegir, entonces debería prohibirse toda publicidad, incluso la de sustancias no dañinas para la salud, ya que estarían ejerciendo alguna suerte de control mental masivo. Si se cree que sólo predispone a determinados consumos mediante su propia argumentación -que de ser mentirosa podría ser sometida a juicio, como todas las argumentaciones falsas- , entonces debería ser tomada como una sugerencia, como una opinión. Y las opiniones, aunque estén sustentadas en un interés comercial, no se prohibien.
Las regulaciones prohibitivas de un producto en su totalidad son un excelente ejemplo de censura, y es una buena prueba del éxito intelectual de la Policía de la Salud el que no haya sido percibida como tal. Mientras que han habido multitudes de periodistas supuestamente liberales rasgándose las ropas a causa de las simples expresiones de deseo de jerarcas culturales como Jorge Denevi o Luis Mardones de una cierta regulación en las ondas públicas, hubo muy pocas quejas con respecto a la prohibición absoluta de cualquier publicidad de cigarrillos. Sin embargo fue un alevoso hachazo a la libertad de expresión. Porque, objetivamente, ¿qué es la publicidad? Información sobre un producto, información simbólica, parcial y generalmente mal intencionada, pero a fin de cuentas información. Es información flechada, que toma solo una parte de los hechos, que intenta operar e influir sobre los puntos de vista de quienes la reciben y que está movida por intereses personales de quienes la generan. Es decir, lo mismo que se puede decir de cualquier página editorial de cualquier diario.
¿Qué pasaría si El País, o El Observador o la diaria decidiera comenzar a publicar una columna a favor del cigarrillo y la nicotina, y detallando sus virtudes? Por ejemplo, decir verdades objetivas (y no siempre conocidas), como que el cigarrillo adelgaza, que además de moderar el hambre quema calorías. Que la nicotina calma o excita en forma moderada, siendo tal vez la única substancia que posee ambas funciones. Que atenúa los efectos del alcohol, moderando las borracheras y salvando así a muchas personas de peligrosas experiencias de ebriedad. Uno de los más notables capítulos de House presentaba al buen doctor salvándole la vida a un paciente recetándole volver a fumar, lo que de alguna forma le regulaba un problema pulmonar. El caso era raro, pero como todos los de esa serie apoyado rigurosamente en ejemplos científicos. ¿Qué pasaría si en alguno de esos medios a alguien se le ocurriera semanalmente escribir sobre bondades subjetivas del cigarrillo? Es decir, cosas tal vez difíciles de verificar, pero que pueden ser tan verdad como cualquier otra hipótesis subjetiva. Por ejemplo que fumar es genial porque te hace parecerte a Humphrey Bogart o a Rita Hayworth. Que fumar es buenísimo porque le hace ver a tus pares que no tenés miedo de la muerte joven. Que a las mujeres les gustan los hombres fumadores porque irradian desprecio a la parca. Yo puedo pensar eso, pueden ser soberanas pelotudeces pero, ¿puedo decirlas en un medio uruguayo?
A ver, las autoridades uruguayas decidieron que fumar es malísimo, la propaganda de los que piensan lo contrario ha sido prohibida. ¿Cual es la diferencia real entre eso y la censura en los Emiratos Árabes o en China? En esos países las autoridades también creen que cosas como que los homosexuales puedan vivir, que las mujeres se vistan como quieren o que la gente elija a sus autoridades son cosas malísimas. En Escocia, país que adoptó una legislación similar a la uruguaya, se exigió que se modificara una obra en la que un actor que personificaba a Winston Churchill aparecía fumando un habano, cosa que el viejo bull-dog hacía todo el tiempo. Algunos empresarios de Hollywood han estado jugando con la idea de alterar digitalmente algunas películas clásicas para que sus protagonistas no aparezcan fumando los cigarrillos que fumaban cuando fueron filmados originalmente. ¿Cuál es la diferencia real entre esto y las toscas modificaciones de la Historia que hacía Josif Stalin, eliminando a sus disidentes no sólo del mundo sino también de las fotografías oficiales? La Policía de la Salud ha criminalizado tanto y difundido tanta culpa alrededor de cualquier conducta que potencialmente atente contra el propio cuerpo, que estos flagrantes atropellos a la libertad de opinión e información han pasado desapercibidos, o se han tolerados con el mismo espíritu que en algún momento se toleró que algunos elementos potencialmente peligrosos para la sociedad fueran perseguidos, escondidos, desaparecidos. ¿Es bruta la comparación? Sí, más que bruta es brutal, pero en el fondo está en el mismo paradigma y es una cuestión de grados.
El cigarrillo mata, sin dudas, pero no obliga a morir. Se puede dejar de fumar, no es imposible; yo me animo a asegurarlo porque lo hice (de dos cajas diarias), y me pareció mucho más fácil de lo que dice la gente que nunca hizo nada difícil, y necesita romantizar o magnificar sus pequeñas luchas y victorias. Y más fácil todavía es directamente no empezar a fumar. Estamos todos bien informados acerca del cigarrillo, así que no hay tu tía. Mucho más nerviosos tendríamos que estar sobre el uso de los celulares o el consumo de transgénicos, sobre los que no se sabe un carajo -y lo poco que se sabe es bastante preocupante- y que son productos ampliamente promocionados por el gobierno que persigue a los cigarrillos y los fumadores.
Si un adulto decidió correr el riesgo de joderse la salud e incluso morirse por fumar, viva su cara. La muerte es un derecho, el planeta esta sobresaturado de humanos y si alguien quiere irse antes y dejar espacio a los nobles animales porque quiere vivir (y morir) de otra forma y a otro ritmo, es una de sus potestades, y no hay por qué considerarla una maldición. La lucha por la autodeterminación y la libertad individual ha sido larga y dolorosa, y cada paso adelante ha llevado décadas. Es aterrador que se vuelva atrás a tanta velocidad y se sea tan poco consciente de ello. Es aterrador lo dóciles que se han vuelto las personas ante la opresión cuando esta es ejercida en nombre de la salud. Es aterrador que no sientan ni la montura ni el peso del jinete.
Me gusta haber recuperado mi sentido del olfato, me gusta subir una escalera de dos pisos y no quedarme sin aire, me alegro, cada vez que pienso en ello, de que mi ropa no tenga olor a cenicero y que mi aliento tampoco. Ojalá que la chica con la que salía deje de fumar, ojalá que mis sobrinos nunca comiencen a hacerlo. A veces extraño hacerlo, a veces me gustaría fumarme un cigarrillo al atardecer, escuchando "Invierno Porteño" de Piazzolla. Si pudiera fumar dos o tres cigarrillos por día, lo seguiría haciendo, pero sé que no tengo autocontrol en lo que refiere al tabaco y a la nicotina. No es problema del tabaco y la nicotina, es problema mío. Me hago cargo de eso y me limito, muy de vez en cuando, a encender tu cigarrillo, dar una primer y uníca pitada y luego ponertelo en la boca.
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Me gusta poner en contraposición las estadísticas de las muertes producidas por los accidentes de tránsito en relación a las producidas por las drogas. Es una comparación más bien grotesca, porque es de alrededor de 350 a 1 -y un 1 muy relativo porque no todos los años muere alguien en Uruguay por un exceso de drogas y en muchos casos esa muerte puede atribuirse a alergias, condiciones congénitas pre-existentes o efectos relacionados con el corte-; se me suele decir que es una comparación imposible, ya que se está evaluando una conducta recreativa innecesaria en relación a otra que es una necesidad de desplazamiento. A veces me molesto en al menos inquerir a cuántos les parece que realmente necesitaban estar encima del auto que los mató y qué, además, mató a terceros, algo que las drogas no hacen.
Hay decenas de estadísticas e infografías que se mueven sobre las mismas variables: aumento del consumo de tal o cual sustancia, porcentajes de reincidencia, costos hospitalarios de las afecciones que se supone que tal o cual sustancia produce... etc. Pero si algo le enseñó a algunos -aunque no tengan ni la menor idea de quién era Derrida- la Segunda Guerra del Golfo es que tanto como las respuestas importan las preguntas y, sobre todo, quién y dónde las hace. Mientras todo el mundo debatía si Irak tenía o no armas de destrucción masiva y los inspectores de la ONU fallaban en encontrarlas una y otra vez, nadie hacía la pregunta realmente relevante: ¿tenían derecho naciones que sí tienen armas de destrucción masiva como EE.UU. e Israel a preguntarle a otra nación si las poseía, especialmente cuando al menos EE.UU. sigue siendo el único país que las utilizó, y contra población civil para peor? Cuando uno elige discutir en el marco de preguntas planteado por su adversario, ya perdió media discusión, porque ya aceptó los presupuestos de autoridad y de capacidad de juicio del mismo.
Imaginemos otras preguntas relacionadas con las drogas o las sustancias tóxicas en general. ¿Cuánta gente se suicida en Uruguay, un país con un índice de suicidio terrible, por no tener acceso a nada que los entretenga o por no encontrar ninguna experiencia novedosa en sus vidas? ¿cuántos de los borrachos que se matan en las carreteras hubieran conducido mejor con su ebriedad atemperada por un poco de cocaína? ¿cuánto dinero le ahorran, ya que para algunos esa especulación nefasta es válida, al BPS las muertes prematuras producidas por el tabaco? ¿cuántos ex fumadores mueren a causa de la obesidad que les produjo el haber abandonado su hábito? ¿cuántos problemas nerviosos serios provienen del no tener acceso a sedantes de uso recreativo? ¿cuántos desastres familiares podrían haberse solucionado de tener alguna sustancia empática a mano durante una conversación? ¿cuánta gente habría aprendido a lidiar con sus miedos congénitos de pasar por una experiencia iniciática con sustancias visionarias en un entorno controlado? ¿cuántas variedades de plantas y cultivos relacionados con esto se podrían desarrollar y dar trabajo a cientos de desocupados, cuántas industrias? ¿cuántos delitos se habrían evitado de no necesitar los consumidores de recurrir al submundo criminal para abastecerse? ¿cuántos alcohólicos terminales habrían encontrado a tiempo una forma de ebriedad menos perniciosa en la que refugiarse?
Pero incluso estas preguntas son las paradigmáticamente incorrectas, porque vuelven a hablar en términos si se quiere relacionados con el concepto de salud que defiende su policía. Las verdaderas preguntas acerca de la pharmakon no son de índole médica, son de índole filosófica y tienen que ver con el sentido de la vida no con su supuesta duración. Y se pueden resumir en la siguiente: ¿puede una persona decidir por mí lo que me meto en el cuerpo y cómo tengo que vivir? Y especialmente, ¿puede esa persona decidirlo?
El problema de los tóxicos no es un problema de salud, es un problema de conocimiento y libertad. La libertad y su fantasma ha sido uno de los temas preponderantes en el pensamiento occidental desde los lejanos tiempos en que calvinistas y católicos decidieron -y por buenos motivos- convertirlo en el centro de todas las discusiones. Independizado el tema de los prejuicios religiosos, la capacidad de ser libre y las responsabilidades que acarrea pasó a la filosofía, convirtiéndose en uno de los ejes del existencialismo y el pensamiento del Siglo XX. Incluso la deconstrucción derridiana reconoce el poder evocador del concepto y hace de la cadena de significantes pharmakeia-pharmakon-pharmakeus, uno de los centros ejemplares de sus estudios platónicos. Pero, por supuesto, ninguno de estos pensadores modernos se puso a legislar sobre la interrelación entre la libertad y la elección subjetiva de nuestros venenos.
En nuestro país, el principal cruzado contra los tóxicos (descontando a varios chupamedias satélites que andan por ahí) no es un filósofo sino un oncólogo. Es decir, un mecánico celular que pertenece a una especialidad médica que sigue siendo derrotada por su objeto de estudio, y que -además- en el caso particular de quién hablamos pertenece además a una antigua secta esenia que cree en un amigo imaginario que vive en el cielo, y en un pozo de fuego en el que va a ser torturada eternamente la gente como yo. Disculpenme si esas credenciales no me impresionan como para cederle la autoridad moral para decidir sobre lo que me meto en el cuerpo. Disculpenme si no le concedo la administración de mi ánimo a quién tuvo su mejor momento en la administración de un cuadro de fútbol.
De vez en cuando se le pregunta a alguno de los jerarcas de la Policía de la Salud si tuvo alguna experiencia con drogas ilegales. La respuesta casi invariablemente es "no". Lo cual quiere decir que ellos desconocen algo que cualquier chico de 14 años que se haya fumado un porro tiene muy en claro, por de pronto el atractivo de hacerlo. Imagínense que los exámenes de admisión a la Escuela de Música fueran tomados por profesores que han estudiado la historia de la música y que saben leer partituras a la perfección, pero que son completamente sordos. Bueno, es lo mismo. Esa gente ignorante debería ser destituída en el momento en que terminan de articular ese estúpido "no", la palabra favorita de la gente con miedo.
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El deporte, la droga de los que no se animan a drogarse de verdad, es colocada por el discurso oficial de este y todos los países modernos como el sustituto y el remedio de todas las intoxicaciones malas y prohibidas. Hay que reconocerle al deporte su enorme poder alucinógeno; no me refiero a la simple capacidad que tiene de alterar algunas percepciones mediante las alteraciones aeróbicas (un principio que también está en ) sino a su sorprendente capacidad de hacer pasar compañías privadas despiadadas como los clubs de fútbol por instituciones espirituales. O hacer, lo acabamos de ver en las Olimpíadas, que China parezca una nación ejemplar y no la repugnante dictadura capitalista que es. Creo que ni una sobredósis del peyote más poderoso puede generar semejantes efectos de alucinación masiva.
Curiosamente el deporte mata gente joven en cantidades que ni una oleada de heroína pura cortada con estricnina lo haría nunca: ¿a alguien se le ocurrió comparar las estadísticas de las víctimas de las drogas con las de los muertos o paralizados permanentemente por practicar la equitación, el ski o el alpinismo? ¿alguien cree que el deterioro físico producido por el consumo crónico de, digamos, marihuana o ectasy es mayor que el que le produce en los músculos y esqueleto la práctica profesional del atletismo? ¿conocen pasta base que deforme el físico en forma tan absoluta como la halterofilia? Sabemos que a mucha gente le revienta el corazón tomando cocaína o anfetaminas, ¿a cuántos haciendo jogging o entrenando para una maratón?
El deporte es bueno, claro, pero todos estamos de acuerdo que en una medida equilibrada, controlada, informada. A nadie se le ocurre siquiera ir a nadar sin saber hacerlo, o pretender nadar una distancia superior a la propia resistencia de nado. Bueno, sí, a algunos se les ocurre, pero por suerte luego sus genes no se siguen reproduciendo en próximas generaciones. La práctica de la mayoría de los deportes necesita de aún más preparación previa e información que la ingestión de la mayoría de las drogas, y entraña riesgos físicos aún mayores. Y la práctica de estos deportes, especialmente de los más peligrosos, está motivada por el mismo motor que induce a la experimentación con drogas: la búsqueda de sensaciones extremas . Entonces, ¿por qué el Estado alienta una práctica y la considera un orgullo mientras condena a la otra (y ni hablemos de la conjunción de ambas, el peor de los pecados en el mundo regido por la Policía de la Salud)?
En Uruguay, tierra de ideas magníficas, se les ocurrió elaborar, para esas almas en pena que son los adictos a la pasta base, un plan orientado a suplantar esta conducta perniciosa por la práctica de un deporte. ¿Qué deporte se les ocurrió que era el ideal? El boxeo. El programa Knock Out a las Drogas les propone a esos jovenes limados que deambulan como espectros por la ciudad abandonar la pipa y abrazar los guantes. Ahora, yo soy un gran admirador del boxeo y me parece una excelente disciplina, como todas las artes marciales, pero no se me ocurre que exista un deporte más lesivo -en su práctica propiamente dicha, no en su balanceado entrenamiento- para el organismo que el boxeo. De hecho es casi inevitable, al menos en el caso de los pugilistas profesionales, un grado más o menos severo de daño cerebral. Yo no estoy necesariamente en contra de esto y de hecho suelo defender su práctica ante los detractores (¿para-policiales de la salud?) enemigos de este deporte franco pero, ¿dónde entra esta recomendación de un deporte tan nocivo para el cuerpo en un discurso que ha llegado a auténticos grados de histeria en relación a algo tan discutible y relativo como los "fumadores pasivos"?
Pero bueno, el mundo se detiene cada cuatro años para celebrar las Olimpíadas de los que no toman drogas ¿Para cuando las Olimpíadas drogonas? Estoy seguro que podría armar un excelente equipo capaz de distinguirse en las disciplinas tan interesantes como snorting, toking, tripping y dealing. Yo mismo soy un maestro en el arte de no perder el hilo de la argumentación y el poder de discusión a pesar de estar totalmente ido, una habilidad que yo creo que merece una medalla.
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Esta es una era que -al menos en lo referido a este tema- será vista en el futuro como una suerte de Segunda Edad Media en la que se prohibía y perseguía a lo que no se conocía, basándose en los prejuicios más absolutos y tratando de mantener el monopolio de la realidad y el modelo social. La Policía de la Salud será vista como una Neo-Inquisición, y los Terence McKenna, los Timothy Leary y los Aldous Huxley serán reconocidos como Galileos con el telescopio invertido. Pero nosotros vamos a estar muertos para ese entonces y, si se sigue midiendo la existencia solo bajo el eje de la acumulación de tiempo y cosas, la Tierra también.
Ronald Reagan declaró la Guerra contra las Drogas, es decir, una guerra civil contra sus conciudadanos disidentes. Hoy en día hay un cierto consenso de que esa guerra fue perdida porque las drogas siguen en la vuelta, tal vez con más fuerza que nunca. Yo creo que esa guerra fue ganada por las fuerzas reaccionarias, porque a partir de ellas se instaló en forma definitiva el derecho de intromisión y persecución con la salud como excusa. Y es más, a partir de ella se modeló el concepto teórico de la guerra preventiva. De las quintas columnas ligadas al mal y presentes en cada barrio, en cada familia.
Hay un capítulo de la segunda temporada de Lost que demuestra hasta donde ha calado la política preventiva de los soldados de la Policía de la Salud. Uno de los personajes, un músico de britpop en decadencia llamado Charlie (uno de los hobbits de El Señor de los Anillos) es heroinómano y sigue enganchado de dicha droga -aparentemente es un consumidor de vía nasal- cuando el avión cae. Charlie tiene su stash, su provisión, pero deja de drogarse ante la presión del misterioso John Locke y el deseo de limpiarse para aproximarse a la rubia y joven madre Claire, y cuidar de ella y su retoño. Pero al tiempo encuentran un avión lleno de estatuas de la Virgen María repletas de heroína. Charlie se tienta y se lleva una, a la que conserva, intacta, en su carpa. Al tiempo Claire se entera de que la estatua, aún intacta, está llena de heroína, y lo echa a Charlie de su vida, dejándolo triste como un tango y más sólo que el uno.
No hay ningún personaje en Lost, ni ningún guionista que le haga decir a alguno de ellos la simple argumentación: "Claire, sos una pendeja conchuda e histérica. Este hobbit te salvó la vida como tres veces, le cambió la caca a tu bebé cuatrocientas, te consiguió manteca de maní, mató a un forzudo por vos, te armó la carpa y te bancó la cabeza durante dos meses en una isla desierta y llena de osos polares. Y, durante todo ese tiempo de miedo y abstinencia sexual, ni siquiera te pidió que se la sacudieras un poco a cambio. Ni siquiera por arribita del pantalón. Charlie nunca tuvo una conducta errática o amenazadora, ni siquiera cuando estaba totalmente colocado, pero cuando te enterás que tiene un nuevo stash de heroína, que no está usando, sólo como una probabilidad de consuelo y adentro de una estatua -es decir, en un lugar totalmente controlable para saber si el tipo se la está dando o no, porque hay que romper la estatua para sacar la droga-, lo sacás cagando de tu vida y preferís darle pelota a un pelado medio psicópata del que se sospecha que mató a uno de tus amigos. ¿Estás enojada con él porque te ocultó algo en una serie en la que todo el mundo le oculta todo lo que puede a los demás? ¿Lo considerás un peligro para tu bebé en una isla en la que hay humo negro consciente y una banda de forajidos que secuestran niños en la noche? Andá a cagar: las drogas y Charlie no son un puto asunto de tu incumbencia y sos una desagradecida. Chupapijas".
El razonamiento del personaje de Claire es menos verosímil que los osos polares, la escotilla en la tierra o el tamaño de esa isla, que permanece desconocida a pesar de ser tan grande como Sumatra, sin embargo a los guionistas de Lost -una serie bastante progre para los estandars de las series populares-, les pareció válido. ¿Por qué? Porque la figura del consumidor de drogas está tan identificada en la cultura popular con la irresponsabilidad y el peligro que la decisión de Claire es la única admisible en un programa popular. Exactamente igual que cuando en Dragnet, a fines de los sesenta, a los padres drogadictos se les ahogaban los bebés en la bañera todo el tiempo. En una isla desierta, sin recursos médicos y con una multitud de criaturas hostiles en la vuelta, una cargamento de heroína -un anestésico poderoso y en algunos aspectos superior a la propia morfina- sería una bendición del cielo que el doctor Jack cuidaría más que nada. Pero eso sería exigir razón en ámbitos discursivos dónde sólo hay que reproducir el miedo.
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Hay una escena que me conmovió profundamente en The Drug Years, una escena de un talk show de fines de los 80 en el que se discute acerca del MDMA, es decir, del ecstasy. El ecstasy -al igual que todas las drogas satanizadas posteriormente, fue legal durante mucho tiempo -y en una forma muy pura- hasta que alguien se puso nervioso y decidió que era demasiada alteración psíquica como para dejarla al albedrío de los ciudadanos adultos. Ahora, el MDMA debe ser -junto al LSD- la droga ilegal con más virtudes psiquiátricas confirmadas o latentes, y tiene un márgen de seguridad en su uso bastante alto; a no ser que se sufra de hipertensión, se tenga fallas cardíacas o que se combine un uso excesivo del mismo con largos períodos sin hidratación, los riesgos de salud son mínimos. Incluso los estudios sobre su uso crónico -que alertan sobre un deterioro psíquico relacionado con lo anímico- no son nada concluyentes y hoy en día -a casi 20 años de que buena parte de la juventud inglesa lo use en forma masiva- no se han notado consecuencias masivas de ninguna clase, más allá de un cierto sentido comunitario y la sonrisa de haberla pasado bien durante años. Como de costumbre, lo más peligroso del MDMA es su propia ilegalidad, ya que la misma impide un control mínimo sobre lo que realmente contienen las pastillas de ecstasy.
Pero a lo que iba era a esa escena del talk show, en la que -con la sustancia aún legal- se discute sobre la "droga del amor" y sus posibles efectos y riesgos. El conductor conversa con una mujer bastante joven, quién confiesa que sufre de un cáncer terminal, y que el uso del MDMA la había ayudado a aceptar su condición inmediata y a comunicarse con sus seres amados, superando las barreras culturales emocionales para preparar la despedida, para completar el relato del amor. Cualquiera que haya experimentado con MDMA en condiciones adecuadas y con una sustancia de buena calidad, sabe que definitivamente es una droga que puede lograr eso. Hoy en día la mujer que hablaba en ese talk show está muerta, ojalá que esa droga tan mala la haya ayudado a partir con dignidad y que su recuerdo prevalezca entre quienes la quisieron y consiguieron contactar con ella en auténticos términos de comunicación humana.
Pero ese es un camino cerrado por la ignorancia -incluso de los supuestos expertos médicos en la materia, que, como lo estamos viviendo, reproducen las mismas políticas de prejuicio al acceder al poder- a los miles y miles de enfermos terminales que yacen escondidos en hospitales para que no asusten al mundo con su muerte encarnada. Miles y miles de personas en estado de sufrimiento perpetuo que frecuentemente viven en estado de tortura permanente por estar sub-medicadas, ya que la Policía de la Salud no quiere que se vuelvan morfinómanas aunque estén al borde de la muerte. La Policía de la Salud -que lleva en su rostro las marcas de la adoración inquisitoria del cristianismo por el sufrimiento- prefiere el tormento antes que la adicción. La Policía de la Salud quiere que salgas del mundo quebrado, devastado por el dolor, bajo su control.
(Hace unos días se publicó como un gran avance que se autorizaba a no mantener artificialmente con vida a los enfermos terminales, dejando a la buena de la naturaleza la duración de su agonía. Esto que parece superficialmente un avance venía, sin embargo, de la mano de una mucho más explícita prohibición de cualquier tipo de eutanasia. Lo cual debe haber dejado de lo más contentos al clero, a la Policía de la Salud y demás administradores de la muerte, a quienes les deseo -con todo el odio que puede albergar mi pequeña, rencorosa y negra alma- que se mueran aquejados por el más doloroso y prolongado cáncer de huesos que se haya diagnosticado nunca).
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De la piel pa'adentro mando yo
He tenido experiencias psicotrópicas cuya única enseñanza fue que no debía repetirlas nunca, he tenido experiencias que me enseñaron muchísimo acerca de mi mismo, de la percepción del mundo y del mundo que no se ve. En situaciones controladas e informadas se las recomendaría calurosamente a todos los que supieran qué están haciendo y cuales son sus consecuencias. Como todas las decisiones adultas y responsables. Siempre he tenido en cuenta las recomendaciones de Carlos Castaneda, que sostiene que el uso del peyote sólo es necesario porque somos estúpidos y nos necesitamos creernos intoxicados para ver, y de William Burroughs, quién más suscintamente resumía todo con un "aprendé a hacerlo sin la puta química".
No sólo el uso habitual o excesivo de las drogas puede ser perjudicial para su salud; hay gente con problemas psíquicos que no deben acercarse a las sustancias visionarias o alucinógenas nunca, gente con problemas cardíacos que deben mantenerse lejos de los estimulantes, gente con propensión a lo compulsivo que ni debe de pensar en introducir nuevas variables a su círculo de necesidades. Incluso el grado cero de control sobre la pureza o el origen de muchas sustancias hace que su autorregulación sea muy difícil incluso para gente bien informada. ¿Quién discrimina quién puede aventurarse y quién no? Bueno, cualquiera que se conozca medianamente, o en muchos casos cualquiera que conozca al otro medianamente. Ningún ciego se anota en una academia de pilotos, y de ser así ninguna academia de pilotos le da un título a un ciego. No hay ningún motivo, con la información objetiva existente luego de generaciones y generaciones de drogones, para no hacer lo mismo con las drogas. Pero eso necesita, aún más que de un marco legal positivo, la revalorización del simple principio de responsabilidad.
He visto a gente hacerse cosas horribles con drogas, he visto personas que jamás deberían haberse acercado a tal o cual substancia destruir su salud y su relación con su ámbito afectivo. No hay una sóla droga que conozca a la que no le encuentre al menos una contraindicación seria. Incluso la marihuana, considerada tan inocua como el agua por sus defensores místicos, produce evidentemente en sus usuarios crónicos un claro deterioro intelectual, sobre todo por su efecto sobre la memoria, un efecto que suele tomarse en broma pero que no tiene nada de gracioso ya que la memoria es nuestra caja fuerte espiritual.
Pero no se trata de eso; siempre me pareció un error fundamental la defensa que algunos legalizadores del porro hacen, esgrimiendo algunas virtudes terapeúticas -unas confirmadas, otras dudosas- del cannabis. Eso es ingresar en la misma lógica comparativa de la Policía de la Salud y suscribir a sus conceptos acerca de lo sano. El argumento definitivo porque se debería legalizar la marihuana para los adultos es mucho más simple: porque no es tu puto asunto lo que yo hago con mis pulmones. Punto.
Conocí el lado oscuro de las drogas cuando era muy joven, antes de siquiera cumplir los 20, cuando vi como una chica hermosa -una de esas porteñas con un corazón enorme y una simpatía que no se encuentra en otros países-, demolió su personalidad, sus vínculos afectivos y su tabique nasal por culpa de una de las adicciones a la cocaína más terribles que yo haya visto. Me impresionó mucho, porque yo estaba enamorado de ella, además.
Uno de los numerosos comics autobiográficos de Robert Crumb lo presenta en una viñeta junto a un viejo amigo, ambos muertos de la risa contándose anécdotas de experiencias de ácido durante los locos años 60. Crumb anota que esas conversaciones eran muy similares a las que su padre tenía con sus amigos veteranos de la Segunda Guerra Mundial. En ningún momento sugiere Crumb que esto implicara una degradación experiencial, sino más bien una constante; la de que los hombres al adentrarnos en la madurez e ir volviéndonos -aún en forma renuente- cada vez más conservadores, tendemos a evocar nuestras horas más osadas de manera recurrente. Pero hay otra cosa, ambas cosas tienen su componente aventurero y su componente social.
La experimentación con drogas fue lo que tuvimos en lugar de una guerrilla urbana. Varios viejos militantes pueden reírse con sorna, pero fue un movimiento clandestino que nunca dañó a terceros, y que sin embrgo fue estigmatizado, perseguido, reprimido y que tiene sus propias bajas, sus muertos, sus presos, sus locos y sus rotos. Ninguno de ellos es considerado mártir, ninguno de ellos fue reivindicado ni cobra pensión alguna. Y sin embargo, cada pendejo que fuma un porro desvergonzadamente en cualquier parque o cualquier playa, sin temor a sufrir más que una ligera reprimenda, puede hacerlo gracias a los que lo hicieron una y otra vez hace 20 años, y fueron apaleados, expulsados, metidos en calabozos y despreciados por hacerlo. No hay memorial que salude su pequeña revolución secreta. Por el contrario, a diferencia del hemisferio norte -dónde los movimientos revolucionarios políticos de los 60 iban de la mano de las revueltas psíquicas y la investigación de los misterios interiores- los militantes tercermundistas, muchos de ellos formados en el catolicismo, tomaron partido inmediato por la represión de las costumbres decadentes y heredadas del hedonismo capitalista. Entre las que estaba la experimentación con los límites del cuerpo y la psíquis, por supuesto.
No había lugar para los pensamientos nuevos en el hombre nuevo; la escena drogona en Uruguay en los 60 era demasiado reducida como para entrar en conflicto con el MLN (en cuyo discurso de cualquier forma eran habituales las referencias al decadentismo burgués y las referencias homofóbicas), en cambio los montoneros argentinos inmediatamente se declararon enemigos de los "faloperos", a quienes dejaron en claro que estaban en la lista de los que no iban a tener lugar en la patria liberada. Este pensamiento subsiste en el discurso de la izquierda latinoamericana, en la desquiciada persecución de los bebedores en la Venezuela chavista, en los fusilamientos o exilios forzados de los traficantes cubanos. Porque el monopolio de lo revolucionario es necesario para el mantenimiento del poder. Pero nosotros -los reventados, los drogones, los malucos- fuimos revolucionarios, y exitosos además.
Nosotros, que fuimos expuestos hediendo a azufre y con escamas en la piel, hablando en lenguas ante nuestros padres. Nosotros, que fuimos expulsados de círculos construídos en nombre de la integración. Que quedamos cegados bajo el sol del verano, en el patio de la comisaría de una sucia ciudad de Rocha. Nosotros que ante la duda dijimos "sí" y que con ese "sí" nos graduamos en una universidad interior a la que ningún presidente predicador asistió jamás. Nosotros, que no teníamos armas de fuego para defendernos. Nosotros, que nos tomamos el pulso asustados en camino a una camilla ominosa. Nosotros, que esperamos el amanecer y el retorno de la cordura. Nosotros, que fuimos comprendidos, clasificados, estudiados, amparados en cuarentena, docepasosizados, medicados, llorados, desahuciados, confundidos y -siempre- subestimados. Nosotros, que fuimos aterrorizados por profesionales del miedo, por mano de obra desocupada en cuyas manos ustedes nos dejaron cuando éramos poco más ue niños. Nosotros, que sabíamos. Nosotros, que lo hicimos. Nosotros, de quienes apartaron a gente que queríamos y necesitábamos. Nosotros, los contagiosos. Nosotros, a quienes nos quieren inocular vergüenza en nuestra hora más luminosa. Nosotros, que estamos en todas partes. Nosotros merecemos respeto.
A ver maricas hipocondríacas, control freaks, cobardes con miedo a la vida y personas a las que les gusta decidir por otros: nosotros los corríamos a castañazos por los patios de los colegios y nos apretábamos a sus novias en los bailes. Nosotros la pasamos tan bien que nos olvidamos de acumular poder, nos disgregamos, nos lastimamos, perdimos una autoridad moral a la que no aspirabamos, usamos nuestro propio cuerpo de campo de batalla, nos extraviamos. Pero aún así no les tenemos miedo. Uno de estos días nos van a haber tocado el culo un poquito de más y vamos a volver a surtirlos como antes y a devolverlos a su limitadísimo papel de organizadores de campamentos e integrantes de las brigadas juveniles de la Cruz Roja. Uno de estos días vamos a estar hartos, y, además de cagarlos a piñas, los vamos a contagiar con todo tipo de bacterias que aún no tienen nombre.
Eso podría ocurrir, apenas recordemos que somos más libres y curiosos que ustedes. Apenas nos reconozcamos en la luz y la sombra. Apenas se pase un poco el dolor y la angustia de conocer.
Sublime. No puedo estar más de acuerdo. Lo más peligroso de todo esto no es la censura en sí, sino la falta de reacción ante ella. Yo fumo muy poco, y me drogo aún menos de los que fumo. Aún así disfruto de ambas cosas, y si bien puedo pasar perfectamente la noche andentro de un boliche o una tarde en una cancha sin tocar un pucho, el solo hecho de no poder elegirlo me pone los pelos de punta. Probablemente esté tan adormecido con las personas que criticás y que critico. Si te están metiendo el dedo en el orto, no alcanza con darte cuenta. Ojo, solamente estoy siendo autocrítico, pero tengo bien claro donde voy a ejercer mi libertad y cuando. Sé donde voy a ejercer mi castigo diminuto y voy a saber que al menos hice algo. Igual es poco comparado a lo que hicieron otros, pero bueno, es lo que tengo.
ResponderEliminarBienvenido a la Edad Media, Benito
ResponderEliminarExcelente el post, como siempre
Ciudadanos!
ResponderEliminarespichelés, asi quedé, buenisimo benito. Y pensar que yo emprendo mi vuelta, por momentos tiemblo, y son bastantes los momentos. Esto no ayuda... pero lo que si ayuda es saber que aun queda y habra gente lucida para mandarlos a todos a la mierda.Cosa no menor.
ResponderEliminarMe cagué de la risa con el discurso imaginario del hobbit de lost. Habria que reescribir la serie, montarla, ponerle "Found" y hacer que todos los personajes dijeran esas cosas, ahh, seria tan divertido.
Excelente post. Hace un tiempo estaba viendo el programa "Calidad de Vida " del Dr. Paullier en Canal 4 en el cual un grupo de pelotudos hablaba con lugares comunes sobre "el flagelo de la droga". En un momento abrieron el programa a llamadas de lo televidentes. La primera llamada que entró fue de una persona joven por su voz y educada por su forma de hablar que contó que era casado, tenía un hijo y un trabajo que le agradaba y que los fines de semana se fumaba un porrito que otro sólo porque le gustaba el efecto y que a veces, en situaciones especiales y con algunos amigos tomaba un poco de pala y que no se consideraba ni un adicto, ni un enfermo ni estaba necesitado de afecto, ni lo había hecho por la presión de ningún grupo y que era, basicamente un tipo normal. Paullier, que se había quedado durante toda el tiempo que duró la llamada callado y mirando a cámara, agradeció la participación y se despidió amablemente. Un microsegundo después, el Dr. y su panel volvieron a hablar del "flagelo de la droga" como si esos minutos que duró la llamada nunca hubieran sucedido. Por este medio quiero saludar a ese muchacho que me alegró ese sábado de mañana.
ResponderEliminarA mi lo que me jodió bastante es que editaran digitalmente a Tom y Jerry para que no fumaran, un sacrilegio, o que la reciente edición en DVD de la primera temporada de "Plaza Sesamo" fuera catalogada como no apta para menores de 13 años porque mostraba conductas impropias como fumar o comer galletas que engordan.
ResponderEliminarLa censura llegará a la literatura y letras de rock? Una canción como "Celeste" sería satanizada y prohibida para su difusión? Se podrá escuchar "Underneath the bottle" en un bar?
ResponderEliminarEt in saecula saeculorum, amen!!
ResponderEliminarPero, por otra parte, no entiendo por ningún lado tu postura anarca en este sentido, y tu postura estatoide católico controladora sobre la televisión abierta. Si. Te estoy caricaturizando.
Y hablando de catolicismo, me parece que la comparación del fascismo sanitario es acertada si la vemos desde el punto de vista inquisidor y totalizante de la represión. En un nivel más micro, la comparación con el protestantismo, sobre todo el calvinista es más atinada. Por el tema del ascetismo intramundano necesario para una sociedad cada vez más dominada por la instrumentalidad económica y la racionalidad técnica.
No es que la sistematización de las relaciones sociales sea algo malo. Simplemente es. Y esto es un resultado tan lógico como despreciable desde mi subjetividad. Fuera de las ocho horas el escape de la lógica sistémica es deseable y su disfrute es muchas veces impulsado por el mismo sistema como
mercancía. El tema es que para mantener la virtud, en sentido aristotélico, hace falta entereza y responsabilidad. Como eso no abunda, tampoco va a abundar la libertad. Por eso la patota miedosa y el garrote imperan.
Por arriba, claro está. Por abajo la historia es otra. Siempre hay un momento y lugar donde sos libre. Donde te tomás la libertad y nadie te la puede sacar. Y creo que eso es lo que más los aterra. Que no puedan controlarte todo el tiempo y en todo lugar.
Me gustó mucho el post. Gracias Benito.
Coincido con buena parte del post, y creo que es un problema cultural y de actitud, no de prohibir. Estuve en el concierto de los Stones en Copacabana en el 2006, entre un millon y un millon y medio de tipos, cerveza que fluia como agua, y no vi un solo incidente, aunque estuviera lleno de borrachos. Sabes cual es la diferencia? Vos alla mirabas a alguien, y te sonreía y te saludaba con los dedos en V, disfrutando del momento, aca en Uruguay miras a alguien y enseguida te pone la cara de "Que miras? Tenes algun problema? Soy resalado y te cago a palos". En este pais, la reacción normal a una mirada es la agresión, cuando lo normal sería un saludo, un asentimiento de cabeza, una sonrisa, cualquier muestra elemental de que somos dos seres humanos estableciendo un contacto aunque sea minimo. Los niveles de agresividad de este país, sumados a la mala leche generalizada, y al engaño de que seguimos siendo un pais cultisimo, nos llevan de cabeza al fondo del pozo. Aclaro, no siempre fui asi de pesimista, alguna vez pense que todavia habia chance. Saludos, Olaf
ResponderEliminarMás allá del tema del post (pero obviamente relacionado), estoy haciendo una recopilación de "planes electorales" de gente que habiendo votado al FA, se encuentra hoy profundamente molesta con el gobierno (por una serie de razones diferentes que a cada uno le pegan de distinto modo).
ResponderEliminarLa pregunta va entonces para el dueño de casa y cualquier otro que le interese hacer algun comentario. Van a votar de nuevo al FA (à la Bulworth - "y que mierda vas a hacer, votar a los republicanos?"), ir por el "menos peor" de los otros, ir por el "más peor" de los otros (en la tradición uruguaya del "voto castigo") o alguna otra opción que consista en tirar el voto (anulado, etc.) ?
Me parece que es una discusión política interesante ("qué debe hacer el votante progre traicionado?") y que va a ser totalmente ahogada por lo que tiene pinta que será una de las campañas más sucias y feroces que se hayan visto.
A mí también me gustó mucho el post y, como siempre, lo que decís me parece súper correcto. Lo único que se me colgaba a la mente mientras lo leía es lo siguiente:
ResponderEliminarYo confío en que vos tomes responsabilidad de tus propios actos. Yo confío en que yo también lo voy a hacer. Yo confío en que ciertas personas tienen la mínima capacidad mental necesaria para poder hacer lo que se les canta la gana sin perjudicar a terceros. Y también estoy de acuerdo con que los que no la tengan, que sufran las consecuencias de su estupidez.
Pero el estado, en su concepción más democrática-políticamente-correcta vela por el bienestar de toda su población. Bueno, supuestamente. Y la población de un país siempre va a ser mayoritariamente estúpida (he aquí mi gran problema con la democracia, sistema político que no me convence para nada pero a la cual no se me ocurre ninguna alternativa justa). Si no, la inteligencia no sería tan valorada.
Entonces, hay algo de razón en lo que están haciendo, un mínimo pequeñísimo. Pero, como todas las cosas que hace este gobierno y todos los demás, el problema reside en que tiene una idea, otro se las apoya, un tercero les remarca que es "buenísima" y van y hacen todo mal. Como que se excitan de que tienen una idea buena y la sacan a la luz a los sopetones, tropezándose con todo, sólo para poder decir "ustedes nos importan, miren lo que hacemos por ustedes, miren lo que emulamos de aquellos países a los cuales les va bien."
Ese es otro problema. Por alguna razón que no termino de comprender, un gobierno que se manifiesta de izquierda no hace más que intentar emular a las políticas sociales y económicas de los países 'del primer mundo'. Están partiendo mal de la base. Somos un país 'del tercer mundo'. Acá no existe anular miles de puestos de trabajo por una cuestión social políticamente correcta.
Y ahí está el dilema. Somos un país de tercer mundo con mucha gente estúpida. Nos viene bien que se mueran unos cuantos. Pero canto no ser la que tiene que comunicárselo a la población. Y canto que no fue mi idea. Y, para que me crean, miren, los cuido como si fueran ciudadanos del primer mundo. ¿Vieron que buena que soy?
Es mi impresión.
Muy bueno lo del discurso de los que consumen pasta base, es una perspectiva que no había escuchado aún y tiene mucho sentido.
Conozco a un pariente lejano que tras ser alcohólico durante unos cuantos años se sometió a esas famosas reuniones de alcohólicos anónimos. De una forma u otra (y tomando en cuenta el daño que el tipo le hacía a su salud), este señor siempre -aunque debo reconocer predominantemente cuando estaba borracho- era un tipo carismático, de esos que te salen con algunas frases lúcidas que te sorprenden encontrarlas saliendo de tu boca mucho tiempo después. Fue unos años después de ver aquel hombre "reformado", que vi el costado más triste de aquellas lobotomizantes terapias de grupo. El tipo era una sombra de lo que era, y dejó de darse con los amigos de su barrio, con los que habia pasado la mayor parte de su vida, para volcarse a su familia y ser un hombre nuevo. Siempre me pareció muy triste el enfoque religioso de tales terapias (sin ir muy lejos, en lo que refiere a la pasta base, REMAR tiene un enfoque violentamente cristiano), sacando de muchos borrachos orgullos, seres débiles, taciturnos y neuróticos que de lo único que saben hablar es de su condición de pecadores y su expiacion. No conformes con eso, dichas organizaciones hacen extender la condicion de pecadores no al quilombeado pasado suyo, sino también al presente y al futuro, con eso de hace veinticinco años y ocho meses que no bebo, pero soy alcohólico. Por favor, denle algo de crédito al pobre, que no probo una gota durante veinte años!!. Es decir, la sentencia tiene un isomorfismo sombrío con la idea del pecado original -y la muerte de cristo-, del cual todos supuestamente seguimos pagando en estos días. Tristes y eternos morosos.
ResponderEliminarY como dice la vieja PAtti, Jesus died for somebody's sins but not mine.
Hablan del flagelo de la droga como algo que reduce a las personas a serenos espectros. Hay veces que el antídoto es peor que el veneno.
Con respecto a la histérica de Claire, estoy completamente de acuerdo, todos le tendrían que hacer un gangbang grupal -incluido el perro de Walt- y que se deje de joder.
En realidad, si lo pensas, hay como un mensaje implícito en la serie, que genera una línea causal entre coger y morir -a no ser por freckles, cuyo histeriquismo también es antológico-. Se suele decir que hay una regla de oro en el cine de terror, y esa es que si cogen, los matan -de las peores maneras pposibles. No sé hasta qué punto tenga aquello alcance, pero en Lost -que no, no es terror, pero tiene sus momentos-, la ley se cumple tan al pie de la letra que da miedo (y si no, fijate en Shannon, Ana Lucía y la mina que había empezado a salir con Hurley).
anónimo: es que para mucha gente así -supuestos expertos- no existe ni siquiera la comprobación empírica, sólo el prejuicio ideológico. Es como aquella rutina de Bill Hicks en la que se preguntaba por qué salían siempre los casos desgraciados de drogas en la televisión y no los alegres. Hicks decía algo así como que había dejado las drogas por motivos de salud pero que por desgracia no le había robado a nadie, no había abandonado a su familia, no había arruinado su vida... Mi experiencia en relación a la gente que consume drogas es la misma, es una minoría la que se daña, lo cual es suficiente para tener recaudos, pero no es la maldición inevitable que el sistema quiere hacer creer.
ResponderEliminarOldboy: lo de Tom y Jerry es como las hojas de parra en las estatuas clásicas, pero además es el summum del absurdo: el gato y el ratón se pegan con martillos en la cabeza, se tiran cuchillos, se agarran a tiros (sin que les pase nada) y estos mongólicos tienen miedo de que imiten el momento en que fuman (y en que generalmente les estalla el tubo de dinamita escondido en el habano).
ama-gi: el calvinismo directamente niega el principio de autodeterminación o cualquier placer mundano, así que buena parte de las regulaciones del hedonismo occidental vienen -vía coacción política- de parte de los puritanos estadounidenses. Pero el catolicismo tampoco se caracteriza por dejar la rienda suelta. Hasta el consumo del vino es regulado por ellos.
En relación a lo otro: la homonimia nunca me hizo confundir las libertades individuales con las económicas, que 10 de cada 10 veces son lo opuesto. Si se hiciera un paralelismo entre la libertad de programación de las ondas abiertas y la libertad de consumo de sustancias, estaríamos en un mundo en el que los dealer solamente venderían pasta base y vino potro, pero porque eso es lo que quiere la mayoría.
No entiendo ese defensa cuasi-corporativa de los drogones de los años 80 en contra-posición a los militantes de los 60. Es más, ni siquiera entiendo porque esta planteada tal contraposición. Supongo que parece lo suficientemente mesiánica y perfeccionista como para sonar extraño en alguien que entre otras cosas esta reivindicando valores libertarios cuando escribe esa defensa. Bueno, si es una descarga por alguna discusión con algún veterano sesentoso, adelante, esto es un buen diván.
ResponderEliminarSiguiendo con la campaña de JUST SAY NO, supongo que ya viste este genial video.
ResponderEliminarDespués de esto, uno le gustaría ampliar el lema a JUST SAY NO TO LIFE.
Blaze it up!
¿Rial sería el vino Potro de la tele o sería la pasta base? Muy buena analogía. Gran post. Lo de los alcohólicos/drogadictos reformados es muy impresionante, sobre todo cuando ves que los tipos cambiaron su adicción por la adicción a la pertenencia al grupo. Conozco gente que viaja por trabajo y lo primero que hace es averiguar si hay un grupo de AA o NA en el lugar al que va, aunque sólo vaya por dos días. Les gusta saber que está allí, por las dudas.
ResponderEliminarolafo: la cultura brasileña en relación a la violencia cotidiana es muy curiosa. A mí me llamaba mucho la atención las primeras semanas que viví en Bahía las pocas reyertas callejeras que vehía en situaciones que para el Río de la Plata serían de alto riesgo. Algunos locales me explicaron que cuando los brasucas se peleaban era en serio, con armas y en forma definitiva. Puede ser, la única pelea general de la que fui testigo por allá fue a los tiros. No necesariamente es una filosofía mejor, pero por lo menos es una que respeta la intromisión.
ResponderEliminarrod: es muy relativo lo que preguntás, porque uno puede estar desilusionado en algunos aspectos y en otros no, y dicha desilusión puede pesar o no a la hora de volver a votar. Hay elementos anímicos y elementos racionales. Yo prefiero no contestar específicamente, creo que por más que me irriten las políticas moralistas le debo una carta de fe al primer gobierno que considera en términos reales lo laboral.
D.I.T.: En cierta forma es volver a la concepción de campo de experimentación social que en algún momento se tuvo con respecto a Uruguay, y adscribiendo a las tendencias más moralistas posibles (pero de vanguardia al parecer). Para mí es un horror y un abuso fundamentado en la tradicional pasividad uruguaya.
Agustín: Con todo yo respeto mucho los preceptos de A.A., a los que conozco bien por circunstancias que no vale la pena detallar. No me parecen los más fundamentalistas, y tienen un montón de espacios grises de tolerancia que me parecen interesantes como filosofía general. Sí, son teocráticos en alguna forma, pero muy laxos. Otra cosa es la gente de Remar o la Englemeyer, que la verdad me dan bastante miedo.
pad: puede ser que lo mío sea un poco una bravuconada, pero lo que quería señalar -en forma catártica, sin dudas- es que lo que es considerado generalmente con desprecio como una desviación hedonista, en realidad (en mi opinión) fue un movimiento social válido, libertario, fundamentado y muy doloroso (en términos de represión) para muchos de sus partícipes, los cuales ni siquiera se sienten parte de algo que, quiéranlo o no, hicieron.
Hace unas semanas falleció la tía de un amigo y compañero de banda. la tía en cuestión, todo un personaje: fumaba hasta su muerte (a los 75 años) 3 cajas de cigarrillos negros por día, y religiosamente ponia en cada caja que fumaba un cartoncito que decia "prohibido prohibir", que tapaba los clasicos mensajes que comentan sobre lo mal del tabaco etc etc.
ResponderEliminarPor lo que me contó, era de ese tipo de personas que AMABA fumar, y directamente desconfiaba y miraba mal a alguien que no fumase.
Debe de haber muerto de una forma bastante fea, pero de cualquier forma lo vi todo como cubierto por una capa de dignidad interesantísima. Mando a todos y a su propia salud por tomar por culo y vivio como quiso, cosa que no todo el mundo que conozco va a tener la osadía de hacer.
Inspiradísimo post, congrats.
ResponderEliminarCapaz que te molesta pero siento que esto debería ser publicado en otro lado. Esto no lo tenemos q leer sólo nosotros, lo tienen q leer los otros.
El otro día Juan Di Natale dijo en CQC que habría que organizar unas olimpíadas paralelas donde se le permitiera a los atletas usar y abusar de todo tipo de drogas y así ver el auténtico límite del se humano, bla bla.
Eso si lo miraría.
Monumental post, desesperadamente lúcido. Coincido ampliamente con la reivindicación filosófica a la autodeterminación (superando la absurda permisividad futura a lo que se demuestre como sano), la militancia por un autocontrol sensato en oposición a la negación totalitaria, y con la reivindicación del ciertos drogones como tímidos sujetos de cambio.
ResponderEliminarMis experiencias con casi todotipo de drogas (frecuentes en el pasado, más esporádicas hoy en día) han sido muy buenas, realmente he disfrutado mucho, aunque debo reconocer que siempre he permanecido en la tibia orilla del hedonismo (aunque quizás pueda rastrear en profundidad y encontrar que las repetidas alteraciones de la percepción efectivamente han logrado ensanchar mi espíritu -y el de mis amigos- en un punto que considero precioso: el del humor asociativo y la agraciada generación de expresiones precisas y/o exageradas). Dicho todo esto, sigo sin poder resolver el tema de la progresiva prohibición de fumar en espacios cerrados: no soy fumador y realmente es un alivio volver a casa y no tener que bañarme antes de meterme a la cama ni colgar la ropa en el balcón o meterla en una bolsa. Ahí si que existe un tercero lesionado; por otra parte, dicha persona es también sujeto de lesión acústica por el nivel de volumen -o la espantosa ecualización- utilizado en diferentes espacios recreativos, y por este asunto nadie anda ladrando en campaña sanitaria. No hay caso, siempre parece haber un espíritu moralista detrás de estas prohibiciones.
ricky: el control del cigarrillo en determinados espacios cerrados es algo con lo que casi todo el mundo ha terminado comulgando, porque tiene sí un cierto sentido, que es el de la molestia a los terceros. Con todo creo que sigue siendo una regulación que lesiona libertades particulares y que deberían existir -tal vez con impuestos especiales, tal vez con derechos médicos especiales para sus empleados- sitios en los que se pueda fumar a sabiendas de que es un sitio especialmente autorizado. Al fin y al cabo en la mayoría de los boliches no hay minas en bolas haciendo shows lesbianos, y en cambio en Pikaro's o cualquiera de esos cabarutes sí. Y a nadie le parece tan terrible que haya dos criterios diferentes.
ResponderEliminarEl problema de esa regulación, que repito, es sensata, es que abrió la puerta a un montón de exageraciones, abusos de poder y llamadas directas a la discriminación. El otro día vi en Canal 10 como mostraban, como pintoresco, que unas señoras del MSP multaban a un boliche en la Noche de la Nostalgia porque en la puerta del mismo había un cenicero. Era de locos, no sólo no habían agarrado a nadie fumando adentro, sino que era claro que el cenicero estaba puesto para que la gente que saliera a fumar no ensuciara la calle -esa calle que el gobierno se ha probado incapaz de mantener limpia-, pero esta reverenda conchuda (le escuchabas el tono de voz y te daba ganas de romperle un adoquín en la cabeza) decía "ah, no, esto (el cenicero) está dentro de un radio de tantos metros, así que hay que hacer la multa". Eso es absurdo, es un abuso y es una hijadeputez que merece un poco de violencia ciudadana como respuesta.
Vale la pena también remarcar el carácter represivo que hubo en todas partes en la Noche de la Nostalgia. Yo detesto bastante esa noche y no salgo nunca, pero tengo que admitir que es una festividad muy propia que los montevideanos han adoptado como una suerte de carnaval de invierno. Me tocó vivir en grandes carnavales como los de Bahía y Río, y en ese carnaval maravilloso que es la fiesta de Halloween en Nueva York, y la tendencia es a lo contrario. A mirar un poco para el costado ante las infracciones. En Nueva York, por ejemplo, en plena "tolerancia cero", fue el único día en el que se veía a gente bebiendo en la calle y haciendo cosas que automáticamente te acarreaban varios días de servicio social como castigo, pero que por ese día se bancaban. Y estaba bien. Acá la política en la Noche de la Nostalgia fue, por prevención -claro está- no por recaudación, quién puede pensarlo, exactamente lo contrario. ¿Por qué? PORQUE SON UNOS PUTOS BOTONES A LOS QUE LES ENCANTA SEMBRAR SU AMARGURA DE MALCOJIDOS EN CUALQUIER DEMOSTRACIÓN DE ALEGRÍA FRENTE A LA QUE PASEN, Y ESE EJERCICIO PATÉTICO DE PODER LES COMPENSA POR LA FLACCIDEZ TERMINAL DE SUS GENITALES.
Me siento mejor habiendome sacado eso de adentro.
Ezequiel: lo que vos contás da la impresión de haber sido, al menos en parte, una conducta bastante autodestructiva pero motivada en bases ideológicas tan respetables como cualquier otra.
ResponderEliminarMientras la única certeza que tengamos es la de que todos vamos a morir, no hay derecho más inalienable que el de poder -dentro de los límites naturales- elegir el momento y forma de nuestra salida. Y si es una cagada morirse, lo menos que podrían hacer los poderes es dejar que uno arregle ese momento para que sea lo más digno posible.
El problema es que estos soretes se meten hasta en ese espacio, el más íntimo de todos.
Hace unos años ya, leí al moderado y lúcido conservador Daniel Bell, que decía que la izquierda quería liberar la moral y controlar la economía, mientras que la derecha buscaba lo inverso. Es una brocha gorda, pero pinta bien los tipos ideales. Me parecía una contradicción al igual que ahora. Pero si bien en aquel momento mi rechazo hacia ambas opciones se debía a que para mi lo ideal era dejar bajo el control del estado ambas esferas, ahora se basa en lo contrario. Freedom is freedom is freedom. No entiendo eso de una libertad que no es libertad, y no estoy pensando en absoluto en nombres. Y la catástrofe actual en la que los conceptos de Bell ya no funcionan porque tanto la izquierda como la derecha pretenden controlar tanto la moral como la economía, probablemente se deba a que el conflicto entre izquierda y derecha quedó en tablas y el debate ideológico ya terminó. Mientras ellos luchaban por libertades, nadie lo hizo por la libertad. El resultado lógico es lo que vivimos ahora.
ResponderEliminarCuando comparo a los tipos de cristianismo,lo hago teniendo en cuenta que es una religión represora de los instintos más allá de sus variantes. Pero no pensaba en prácticas de represión en particular, sino al ethos de responsabilidad propio de la civilización técnica. Sin duda que este tiene su sustrato en el calvinismo y su ascetismo intramundano. Eso no se desarrolló en el catolicismo hasta mucho después. Por algo el ideal ascético del católico es el monje extramundano. Esa diferencia marcada entre el virtuoso y el laico no existe en el protestantismo, y especialmente en el puritanismo calvinista donde es una aberración.
Vivir en el capitalismo requiere balancear el ser puritano durante ocho horas, y ser un hedonista consumista durante el resto del día. Bell es justamente el que se preguntaba como podía lograrse. Su respuesta es que sencillamente no se podía. Para mi tampoco. Y ante el peligro de que la balanza se incline hacia la joda, es que surgen estas prácticas represivas.
Brillante pieza,
ResponderEliminarpero, Uy Benito! que aventurado redactar un manifiesto que reivindique el consumo per sé, cuyo único denominador común entre los reivindicados sea la ingesta de sustencias penadas por la ley vigente. Pienso que la actividad, planteada de esa forma, debe abarcar un espectro de morales tan diametralmente opuestas, que menos mal que el texto tiene la difusión adecuada. Me imagino los hipotéticos adeptos que podria llegar a conseguir en caso de lograr circulación masiva. Fantaseá la siguiente galería de personajes saturando tu casilla de correo, contestador automático y tócandote el timbre de tu casa: pienso en abusivos rugbiers alcoholicos de fin de semana, los nunca bien ponderados "planchas" fumadores de base, diligentes administradores de multinacionales de telefonía celular mas duros que una baldoza, ravers chetas y acomodadas que lindando la 3ra década se rehusan a cumplir la 2da y *siguen* haciendo un estandarte de "pero yo estaba en la movida de antes de que venga cualquier negro a la cream", festivales enteros de reggae rioplatense (dios no lo permita), impresentables huestes de escuchas de la vela puerca, y -posiblemente el peor y mas deleznable- creativos publicitarios fumadores de marihuana que se piensan transgresores basándose exclusivamente en esto último (realmente no se que tan asentado este éste estereotipo en la sociedad uruguaya, espero por su bien que no tanto como en la argentina). Sumo cuidado con esa porción de texto, presenta un doble filo que parece ser mas cortante que el del opiáceo promedio!
Un chileno muy divertido, que se dedica al cine, contó a un grupo de gente con noble alegría como luego de un rodaje con temperatura invernal, tomó de una botella de ron en una avenida importante, sin haber sido descubierto por ningún carabinero.
ResponderEliminarSu historia causó envidia entre el resto de sus compatriotas. Yo me sentí bendecido por vivir en la tierra de la libertad.
Ahora veo que se pretende que vayamos para ese lado.
¿Cuál es el negocio atrás de la prohibición? ¿Los impuestos de la intendencia para los permisos para las “licorerías”? ¿La mayor venta de bebidas con un valor agregado absurdo por ser consumidas dentro de discotecas y bares?
El modelo brasileño... el punteo sambando y la skol, me parece más sano por donde se lo mire.
Muy bueno el blog, el post y la música.
Salud
Germán
muy buen articulo me dejo pensando en muchas cosas, no sabria por cual empezar asi que empiezo alguna asociacion libre al respecto:
ResponderEliminar- Como dijiste es significativo que la figura que lidera esta "persecución sanitaria" sea un médico. La figura del medico en nuestra sociedad es la de un "padre" que dicta lo que es mejor para nosotros, niños irresponsables que no sabemos de lo que hablamos. Y uno puede pensar que ta, el medico es el que sabe despues de todo, pero pensemos en por ejemplo greica antigua, donde el paciente participaba activamente en la resolucion de sus problemas de salud. De ahi que la permisividad con las ahora "drogas" era otra.
- Las políticas en salud se manejan actualmente con estadísticas, y es de esperar que nuestros representantes busquen cualquier cosa que pueda influir en ellas para recaudar extra points para las siguientes elecciones.
- La figura del drogadicto ha sido un chivo emisario de la sociedad moderna desde las primeras decadas de siglo XX. O sea, luego del cristianismo hubo una suerte de permisividad que luego con la politica internacional de EEUU terminó en lo que conocemos hoy dia. De todas maneras toda sociedad necesita alguna manera de atrapar la diferencia. Es todo un asunto ese, un asunto que esta a flor de piel, principalment en nuestros dias. Como hacerlo sin caer en mecanismos proyectivos de ominización o satanización de determinadas practicas, sustancias, o creencias, es algo posible, pero siempre hay intereses de por medio, y lo económico, y el poder, tiran mucho y estan muy involucrados en ello.
Bueno, fue medio caotic, pero queria escribir algo dado que me gustó mucho lo que lei.
Sayonara, arigatou; Widersehen y danke!
Space Bambino, no te parece que "rugbiers alcoholicos de fin de semana, diligentes administradores de multinacionales de telefonía celular mas duros que una baldoza, ravers chetas y acomodadas que lindando la 3ra década se rehusan a cumplir la 2da" son lugares comunes bastante saturados? Un poco de creatividad por favor! Creo que hasta los creativos publicitarios que fuman marihuana que denostas tienen mas inventiva que eso. Bueno, capaz que sos tan tan indie y exclusivo y estas tan de vuelta de todo, que diste toda la vuelta y volviste al punto de partida de los prejuicios obvios. Saludos, Olafo
ResponderEliminarDisculpen mi entrada anterior, al final termino cayendo en otro lugar común, que es el de insultar en los comments de un blog. Ocurre que algunos comentarios evidencian en forma descarnada una desesperación por generar una supuesta empatía con el autor del post, recurriendo al más obvio de los mecanismos que es el de pegarle a grupos que generan poca simpatía. Esa obviedad traiciona mi raciocinio, inflama mi ira, y reacciono como el babuino que genéticamente en parte debo ser. Sin perjuicio de ello, informo que la pretendida empatía que buscan generar dichas obviedades no solamente no ocurre, sino que en el fondo provocan cierta compasión por el patetismo evidenciado (misma compasión que origina este comment). Nuevamente mis disculpas si en este o el anterior comentario herí alguna sensibilidad. Saludos, Olafo
ResponderEliminarbo benito, pero charlie de lost en un momento que estaba viajando, agarra al bebe de claire y se lo lleva al agua y casi se ahoga
ResponderEliminarama-gi: estaría horas hablando sobre esto pero me supera el espacio. Digamos que por una homonimia conceptual yo no puedo admitir que se considere lo mismo el libre albedrío individual, cuyos límites están basados en pactos concretos de igualdad con los demás, y un sistema de reglas económicas coercitivas orientadas exclusivamente a la permanencia en el tiempo de los poderes y al predominio del hereditario valor-capital sobre el valor-trabajo.
ResponderEliminarspace bambino: hay decenas de esterotipos de drogones impresentables y miles de drogones impresentables. Inclusive hay consumos que reproducen exactamente lo peor de la sociedad de consumo. No hay mucha gente que me resulte tolerable cuando está muy drogada o borracha (a menos que yo lo esté también), pero todo lo que escribí es justamente acerca de no juzgar conductas totales en función de sus peores ejemplos. El ser capaz de pensar con independencia de ciertas praxis puntuales. El pensar en términos de derechos. Por otra parte no es mi intención la de hacer ningún manifiesto, Dios me libre... Es sólo que se dicen tantas pelotudeces sobre el tema.
enzo: no sé cual es el negocio exacto (siempre hay quienes ven en la propia ilegalidad el negocio oculto de mafias todopoderosas), pero hay cosas que se estructuran sin que haya un provecho directo, sino por el simple armado de estructuras de poder. Cuando se ceden potestades y libertades básicas bajo una excusa, se pueden ceder todas.
Me enteré en estos días que el otrora aguerrido sindicato de la construcción -el SUNCA- aceptó que sus integrantes se sometan a una serie de exámenes de sangre y orina para comprobar que no están intoxicados en el trabajo. Y eso es un requisito -como bien señala Gabriel Pereyra- que quienes lo exigen no lo cumplen, incluso cuando vidas de otras personas dependen de ello. Eso es ponerle la montura a un sindicato entero. El asunto es convencer al montado de que es por su bien, nada más.
isma: las estadísticas rigen casi toda la política hoy en día, pero cualquier experto en estadísticas te puede decir que los números pueden ser fijos pero que la respuesta depende de la pregunta y cómo es formulada. Todos tenemos claros los números "malos" del uso de tóxicos, nadie sabe los números "buenos".
Además la doble vara es increíble; el mismo gobierno que hoy lanza una nueva campaña de advertencias -extremadamente morbosas- en las cajas de cigarrillos es el que rechazó un proyecto que exigía simplemente etiquetar a los productos transgénicos como tales (sin advertencias).
anónimo: Charlie no estaba drogado cuando se fue a la orilla con el bebé, sino que caminaba sonánmbulo, en uno de esos trances místicos que le ocurren a los habitantes de la isla de vez en cuando. El niño no estuvo nunca a punto de ahogarse y, a esa altura, Claire ya lo había borrado al enterarse de lo que había adentro de la Vírgen María.
Me párese que tu mayor acierto Benito, es que hiciste foco en un tema primordial para entender el tema: la gente es cagona y no puede hacerse cargo de sus cagadas, y no hablo de los consumidores, sino de los no consumidores: para ellos, el solo hecho de que una persona drogada moleste a un tercero, es excusa suficiente para que se prohíba el consumo. ¿Acaso la gente “careta” no es molesta? ¿Cuantas personas que no se drogan nos han jodido en la vida? ¿Podemos pedir que se prohíba el fútbol, solo por que un hincha de River mato a otro hincha que tenia la camiseta de Boca? En todo caso que se prohíba el alcohol, que causa mas muertes, o la homosexualidad, que le da asco a mucha gente y hiere su sensibilidad. Por Dios….nos han convertido en una raza de nenes histéricos. Y claro, a los nenes histéricos se los controla fácil: se les da lo quieren, pero nunca lo que de verdad necesitan. Sino dejarían de ser nenes, y ya no seria tan fácil. Que se cagen, nadie podrá hacerme olvidar esa noche de mi adolescencia, en la que escuchando DIO un amigo y yo vimos duendes destruyendo Buenos Aires y descubrimos que nuestras mentes estaban en la misma sintonía (no soy gay, aviso por las dudas). No te cambio ese ni aunque me prometas una medalla de oro en natación.
ResponderEliminarDuendes que destruyen Buenos Aires mientras suena DIO de fondo.... chauuu... qué lo parió. No, la imagen no es nada gay, es más bien como una mezcla de Castaneda con Beavis & Butthead.
ResponderEliminarYo una vez vi al diablo manejando a un amigo, otra vez a un par de amigos loopeados mientras su conversación era escrita en letras que flotaban sobre ellos... y una vez estuve conversando psíquicamente con mi perro a 40 km. de distancia (esto último no estoy seguro de que haya sido una alucinación).
Pero duendes que destruyen Buenos Aires al son de "The Last in Line"... eso es invaluable.
video antimasturbación para chicos:
ResponderEliminarhttp://hoycritico.wordpress.com/2008/02/10/video-anti-masturbacion-para-chicos/
muy bueno el post
saludos
Bueno, ni yo ni nadie tiene intenciones de hacer de esto un foro, una mera réplica nomás
ResponderEliminarOlafo: y, medio medio que reproducir lugares comunes predecibles era la idea; como que el chiste era articular la psicologización de consumidor corajudo a la que el autor del blog le dió voz en los últimos párrafos del post con actualizaciones locales de estereotipos druggies propios del imaginario de Nancy Reagan. Yo en lo personal no gano demasiado con la empatía del seudónimo de una persona que no conosco, a un país de distancia.
Por otra parte, tu obsesión fútil por evitar lugares comunes y ardides baratos de la retórica y la exhibición de hipersensibilidad culpógena posterior al percatarte de la imposibilidad de ello es, genuinamente, lo mas indie que vi en mucho tiempo, cookie. O como dicen los chicos de la internet "<3"
Benito: recuerdo haber leido hace no demasiado una entrevista a thomas szaz en donde releia "nuestro derecho a la merluza" a la luz del eua post 11/9, donde concluia que el retroceso en materia de derechos civiles era tal que, aunque el consumo estaba invariablemente en alza, la sola idea de una legislación que contemple al mismo parecia ahora mucho mas distante que durante los años de bush padre. Todos ansiamos el día en que la sociedad en su conjunto negocié un poco mas la información a la que es expuesta, pero a un nivel mas personal, que tan probable lo ves? jurídicamente esta habiendo algún cambio en materia de penalización de tenencia por alla?
en argentina, el muy cuestionable oficialista Anibal Fernandez hizo durante su gestión avances admirables en el tema -del cual siempre hablaba con una notable lucidez- al punto que muchas estan hablando de la despenalización como una eventualidad.
Benito, si tu concepto de libertades económicas es ese, entiendo perfectamente tu postura. Pero eso si que es realmente una caricaturización. Si yo quisiera combatir el libre albedrío encarnado en el consumo libre de drogas, justamente lo caricaturizaría definiéndolo como como el derecho de cualquier atorrante a darse vuelta de pasta base y aterrorizar a la población decente y trabajadora que es la mayor parte del pueblo uruguayo. Y esa táctica, es, justamente, la que están utilizando los oscurantistas que pretendés combatir en el post.
ResponderEliminarEn definitiva no veo porque el abuso no invalida el uso en un caso y si en el otro.
No se si Beavis & Butthead pero el fantasma de Wayne rondaba por ahí seguro… La canción era Children, aparece en Heaven and Hell, el disco mas DIO de Black Sabbath. Bastante mas grasa que The Last in Line, pero cuadraba mejor, porque había mucha gente caminando por todos lados, moviéndose sin saber a donde ir, como destruyendo el lugar donde estaban sin saberlo, pero muy lento, como erosionando. Para los porteños que lean esto, la ambientación era Plaza Serrano, en algún momento del gobierno de Duhalde. Retomando el tema de la galopa (palabra que me encanta como suena), ayer justo pasaron un documental bastante aburrido conducido por Gastón Pauls sobre el tema, y la verdad, después de ver los conmovedores relatos me salio el Bill Hicks de adentro, y pensé “que bajón loco, ni en pedo me drogo con alguien que tuvo ese flash”. Pero cambiando de tema, ahora que la obesidad es una enfermedad que se cobra victimas a nivel mundial, ¿piensan prohibir las hamburguesas? (no quiero pasar chivos, pero saben de que hamburguesas hablo), claro que no, y creo que esa comida es mas adictiva que la mayoría de las drogas que probé, además de brindar menos placer. Prefiero el costillar asado.
ResponderEliminarEl Benito puro y duro that I like it.
ResponderEliminarHacia fines de la dictadura, desde el 79-80, por ahí, el argumento de los militantes de izquierda para censurar el consumo de porro parecía atendible: estando en una actividad clandestina, ¿por qué arriesgarse a caer por otra? Algunos eran honestos, algunos a partir del 85 cambiaron su actitud. Otros no.
ResponderEliminarEstá buena la parte del post que dice “nosotros”.
Está bueno lo de recordar que se liberaron espacios -que ahora quieren vaciar- otra vez buscando encerrar(nos).
Benitas gracias.
...en cuanto al voto anulado
ResponderEliminarque decía un pibe, no es tirar el voto
es otra opción y pensada
no tanto, en mi parecer el voto en Blanco
así, como no ir a votar; es otra opción
-en cuanto a las drogas, siempre el que se droga es el que está a favor y el que no, el que podría estar en contra
el hecho es que en países como Uruguay, no hay control en nada
ni de parte de la gente ni de parte de los gobiernos
-no estoy de acuerdo en el punto de que tal persona elige reventarse el cerebro y el cuerpo con cualquier cosa y estaría correcto
en realidad si, pero ya vivimos en un mundo y sobretodo en sociedades chicas, en las cuales estamos muy entrelazados; generando problemas por doquier a parejas, padres, hijos o futuros hijos, etc
el fardo lo tiene que cargar siempre otro
en un mundo utópico, sería posible convivir con drogas y libertades por doquier
pero los humanos tendrían que ser pocos y elegidos, digamos
Buenisimo post, se te extrañaba!
ResponderEliminarel guion cambiado de Lost en aquel infame episodio es Buenisimo!! esas sutilezas de mensajes onda golpe bajo (incluso en series de lo mejor que hay) te hacen mas conservador de a poquito, sin duda.... by the way, El humor te sienta bien, aunque tambien me gusta el "preacher", mucho mejor enojado.
Lo de la prohibicion de tomar alcohol cerca de espectaculos es tan increiblemente idiota (estoy tan en mi burbuja que no me habia enterado..)que me hace acordar de recursos medio adolescentes como llevar la petaquita de ginebra escondida cuando eras menor a los bailes...vamos a hacer eso a los 40 pirulos!
Si, creo que no haber tomado una pizca de alcohol ni un poquito y nada de drogas (habla alguien que no tomó casi nada de drogas) es dañino paar el desarrollo normal del ser humano, en todos los tiempos...el alcohol y otras sustancias es patrimonio de la humanidad! (no me hagan recordar de donde viene el vino, la cerveza y los dioses griegos...etc).
Deberia haber otras formas de organizarnos y decir estas cosas, aparte de lo increible que exista este blog y otros como este, de votar en las elecciones esto u lo otro (que me parece importante pero poco) y un hipotetico aviso en la tele con caras de famosos que digan "si, yo tome drogas", sonando atras "just say yes" de Cure...no se si esa cancion vendra por ese lado...pero si viene (la letra parece sugerir eso, u otras cosas, pero en el fondo habla de la libertad de decidir que es el nucleo del post) vamo arriba porque es bellisima, ademas.. ahi pondriamos a lo mejor del marketing a trabajar para el bien...
no soy especial fanatico de radiohead, pero mientras te leia me acorde de "fitter happier".....Tab & friends nos quieren convertir en "pigs in a cage on antibiotics"....ni siquiera "on morphine" cuando estas sufriendo, che?
Personalmente, me considero muy libertario, estoy a favor de la legalización de todas las drogas y tu post me conmmovió casi hasta las lágrimas.
ResponderEliminarSin embargo, lo que menos me convence es lo de las publicidades de cigarrillos. De hecho, no sé qué tan malo es que las prohiban. Quiero decir, así como creo que no hay que prohibir el consumo de sustancias nocivas, tampoco creo que haya que incentivarlas. Y menos en espacios públicos que necesariamente recorren chicos.
Qué sé yo, no me ocurre ningún buen motivo por el cual alguien de diez años esté obligado a ver -porque lo bombardean con imágenes publiciatarias en todos lados- qué bueno que sos si fumás. De todo el post lo que menos me convence es justamente eso: los argumentos con los que defendés las publicidades de cigarrillos. ¿Información? ¿Dónde hay información en una publicidad de tabaco? Apelar a la libre circulación de información o a la libre expresión no me parece pertinente en estos casos porque no creo que las publicidades sean expresión ni información. Son justamente eso: publicidad. Un incentivo para que se consuma determinado producto.
De todas maneras, el post me encanta.
Te mando un abrazo grande.
Quielo
fer: los espacios de libertad son como las conquistas sociales; cada uno tiene atrás décadas de lucha y sufrimiento, y cada uno puede ser borrado de un tirón si sus beneficiarios no están dispuestos a matar gente y quemar propiedad privada para mantenerlos. Es así de sencillo. Acá se han cargado derechos de la intimidad más absoluta sin tener más resistencia que un "ufa!" o algún chiste tibio, intrascendente y cagón.
ResponderEliminarreverb: el "daño a terceros" en el caso de las decisiones estrictamente individuales está totalmente sobrevalorado, al igual que el daño a los fumadores pasivos. Es un argumento de la represión para justificar el estar metiendo sus narices asquerosas en lo que no les incumbe. ¿Qué hay padres que dejan a sus hijos sin comer para fumar pasta base? Sin dudas, pero también hay bestias que hacen lo mismo para comprarse un DVD, para cogerse a la vecina o para jugar a la lotería. ¿prohibimos todas esas actividades? ¿Qué hay familiares que sufren tanto o más que los propios adictos dichas adicciones? También es cierto, pero eso no es un problema de las drogas, sino de la desconsideración del adicto en cuestión, incapaz de manejar sus relaciones de afectos. Puede sonar una hijadeputez, pero esa también es una potestad del adicto. ¿O qué? ¿vamos a prohibir todas las conductas que causen daño emocional a terceros? ¿Por qué no obligar por ley a que aquella desgraciada que no me dio pelota cuando estaba en 3º de liceo a que me entregue el rosquete? Yo creo que existen delitos emocionales, pero sólo los que se puede comprobar la intención de hacer daño. El resto es el universo universal de las personas y no es culpa nuestra lo que ellas sientan con respecto a nuestros problemas con nosotros mismos.
Quielo: yo estoy a favor de restingir mucho más severamente todo tipo de publicidad. Para mí no tendría que haber publicidad en espacios públicos, no sólo de cigarrillos sino de cualquier cosa que no sea de interés público. Pero esto no es una restricción sino una prohibición total, e incluye espacios orientados a los adultos o exclusivos para ellos. Es una discriminación, y muy poco justificable. Por otra parte yo no recuerdo ninguna publicidad de cigarrillos orientada a los niños, en cambio sí recuerdo varias de ANCEL sugiriéndoles el uso de celulares, algo sobre lo que en términos de salud hay mucha polémica.
En cuanto a lo de publicidad-información, esto es indiscutible, aunque más no sea en términos técnicos: la publidad es comunicación y como tal es información, aunque sea subjetiva y abstracta. Pero también puede no serlo: imaginemos que yo llego a la conclusión de que el mundo necesita cigarrillos "Benito", que tendrían gusto a tabaco de pipa y chocolate. ¿Cómo hago para que el mundo se entere que yo los fabrico, quiero venderlos y cuales son sus bondades? La publicidad de los mismos estaría prohibida, lo cual además sería una forma de favoritismo hacia las marcas ya establecidas y conocidas. ¿Debería hacer PNT en las páginas de empresariales? ¿no está esto también prohibido (o no debería estarlo si se es fiel a la letra)?
Cero simpatía le tengo a la publicidad, pero lo que es justo es justo, y lo que es un ejercicio de prepotencia caracagada no lo es.
Por amor de Dios... el cruzado contra el cáncer es el mayor lobbista de la instalación de energía atómica en nuestro país. Imaginense un reactor atómico "controlado" por gente como la que hablaba del "lapiz de tapar" para borrar los anuncios de cigarrillos de las revistas extranjeras.
Vas a venir a Bs As a ver a los melvins este jueves benito?
ResponderEliminarNo; tenía TODAS las ganas de ir, pero estoy sin un mango y tengo algunos compromisos montevideanos. Battles, Shellac, Melvins... me estoy perdiendo todo. Disfruten ustedes que pueden.
ResponderEliminarObviamente coincido con lo que plantea Benito, y digo obviamente porque es tan obvio que parece increíble que haya que aclarar que “de la piel pa’dentro mando yo”, o que “no es tu puto asunto lo que yo hago con mis pulmones”. Pero sin embargo no es obvio, y no creo que Benito tenga razón en cuanto a la historia de Lost cuando dice que la reacción de Claire es inverosímil y que simplemente es el recurso políticamente correcto; yo creo que si pasara eso en la vida real mucha gente haría lo mismo que Claire. Es por eso que en el programa de Paullier (¡por dios, alguien lo mira!), cuando alguien pone sobre la mesa el ejemplo de una persona “normal” que consume drogas sin que ello resulte en fracasos laborales, destrucción del entorno afectivo, etc., simplemente se lo ignora porque plantea un marco de referencia que exige información, debate y responsabilidad individual en vez del “just say no” y el discurso del “falgelo de la droga”.
ResponderEliminarEsto sucede porque la guerra contra las drogas sí ganó la batalla del prejuicio (contra los drogones y las drogas), y nos metió con los forceps del miedo y la ignorancia un imaginario represivo impuesto por quienes tienen el poder, asumiendo una autoridad moral que en realidad no tienen.
También está clarísimo que si te tomás un litro de novi y le partís un ladrillo en la cara a un desconocido porque tu cuadro perdió y el de él ganó (o viceversa), no es culpa del alcohol sino que sos un imbécil violento ("Some people say alcohol makes you less lucid / I think that’s true if youre kind of stupid". Lou Reed, “The power of positive drinking”).
Todos conocemos los ejemplos de la fiesta X, en la que hay miles de borrachos drogados y nunca pasó nada, igual que en Pilsen rock y casi cualquier ejemplo de espectáculos masivos de música popular, y sin embargo tanto Benito como Olafo comentan maravillas de la paz en los espectáculos masivos en Brasil y se imaginan las masacres que hubieran sucedido si el público hubiera sido uruguayo. Yo creo que acça tampoco hubiera pasado nada, y pensar que hubiera sido una masacre es un poco dar la razón a estas reglamentaciones represivas que estamos sufriendo, que no es más que caer (como anota Benito) en tomar el peor ejemplo como referencia, extrapolarlo y hacernos rehenes a todos.
Y no se olviden que "Some say liquor kills the cells in your head / And for that matter so does getting out of bed / When I exit, I’ll go out gracefully, shot in my hand. / It's the power of positive drinking”.
Salud.
Eu: Es cierto que la reacción de Claire en Lost no es inverosímil; es absurda, que no es lo mismo. He visto a mucha gente reaccionar en forma similar ante situaciones similares (aunque no en una isla sobrenatural, lo que supongo que tendría que ablandar un poco algunos prejuicios).
ResponderEliminarCon respecto a lo de Pilsen Rock y la Fiesta X ojo; yo (sinceramente) es algo que les admiro a los pendejos rockeros de hoy en día el que hayan aprendido a disfrutar de un espectáculo masivo sin matarse entre sí, cosa que me parece doblemente admirable si se tiene en cuenta la infiltración actual del rock popular por la pútrida cultura del hincha de fútbol. Pero sin embargo estos eventos han estado muchas veces al límite. No fueron tan angelicales y, especialmente el Pilsen Rock, tuvo sus conatos de violencia, los cuales fueron minimizados convenientemente por intereses varios. Pero de cualquier forma es admirable en comparación con lo que eran los recitales masivos de los 80 (que por otra parte eran menos masivos que estos).
Yo creo que luego de determinada cantidad de público, los eventos masivos empiezan a regirse por la Ley de Murphy, pero el que no haya habido incidentes notorios en ninguna de las fiestas X ni ninguno de los Pilsen Rock me maravilla. De hecho, recuerdo perfectamente la primer fiesta X -con un poco menos de 10.000 personas- y fue uno de los mejores ambientes, en cuanto a buena onda y comunicación, que yo haya visto.
Pero eso es algo nuevo, y, cómo dije, no creo que esté totalmente integrado a la psiquis rioplatense. El ejemplo brasileño que yo ponía era muy extremo, porque eran bebidas muy fuertes, vendidas en cantidades muy grandes y muy baratas. Sinceramente me parece que en un ámbito uruguayo habría sido irresponsable, porque los brasileños tienen otra relación con la violencia: pueden matarse en números inimaginables para un uruguayo, pero dentro de ámbitos determinados y no en forma gratuita y entre desconocidos. Recordemos que los brasileños no tienen institucionalizada esa imbecilidad de pelearse por mirarse mal o porque sí. Si se pelean, se pelean por algo serio, y generalmente alguien se muere.
Pero me fui por las ramas. En todo caso coincido en que legislar tomando como ejemplo medio el peor de todos es una pelotudez y una tiranía, pero además es algo que no se hace, ni en pedo, en todos los casos. De ser así tendría que estar recontra-prohibido el manejar autos -principal causa de muerte joven en Uruguay- sin un motivo profesional.
Y Reed, qué guacho, la letra es genial, pero cuando la escribió estaba pasando por una etapa de alcohólico impresentable, que volvía locos a sus compañeros de banda y cuya forma de beber no tenía nada de "positive". Pero a cagar, ¿querés grabar con Lou Reed y está borracho? Es asunto de él y, en una de esas, de los que lo quieren. Y es lo que hay.
Releyendo Trainspotting, encontré un pasaje que me hizo acordar a esta entrada.
ResponderEliminarEs parte del capítulo Searching for the inner man, un monólogo interno de Mark Renton:
"Society invents a spurious convoluted logic tae absorb and change people whae's behaviour is outside its mainstream. Suppose that ah ken aw the pros and cons, know that ah'm gaunnae huv a short life, am ay sound mind etcetera, etcetera, but still want tae use smack? They won't let ye dae it. They won't let ye dae it, because it's seen as a sign ay thir ain failure. The fact that ye jist simply choose tae reject whit they huv to offer. Choose us. Choose life. Choose mortgage payments; choose washing machines; choose cars; choose sitting oan a couch watching mind-numbing and spirit-crushing game shows, stuffing fuckin junk food intae yir mouth. Choose rotting away, pishing and shiteing yersel in a home, a total fuckin embarrassment tae the selfish, fucked-up brats ye've spawned to replace yourself. Choose life. Well, ah choose no tae choose life. If the cunts cannae handle that, it's thair fuckin problem. As Harry Lauder sais, ah jist intend tae keep right on to the end of the road."
A mi esta entrada me hizo acordar mas a Thank You for Smoking que a Trainspotting.
ResponderEliminar...
He leido por ahi algunos de los articulos de la nueva ley contra la bebida, uno de los articulos mas risibles dice que se prohibira la publicidad de alcohol en todo sitio web dedicado a menores de 18 años.
Y digo yo si ya es dificil borrar la publicidad de una revista argentina no me quiero imaginar el trabajo que dará vigilar a toda la red para evitar que quebranten la ley.
(antes de que algunos porteños sobradores me comenten COMO estuvieron los Melvins con dos baterías, abro el paraguas y les digo a todos: chupenme bien el nabo, manga de privilegiados. Algún día los veré, pero por lo menos hoy dormí bien).
ResponderEliminarprofundo sigh...
AH, jaja, yo sabia benito que vos eras de los nuestros, cuando nos juntamos a fumar esa lata y tomar esos vinos jali, papein?
ResponderEliminarRecién terminé de leer el post completo. Nuevamente estoy de acuerdo con lo que decís.
ResponderEliminarHace poco tuve una fiesta en el lado brasilero del Chuy, y fue genial ver que nadie miraba mal a nadie que se prendiera un cigarro, y ver que ese ambiente de persecución hacia los fumadores no existió, y por supuesto que no vi a nadie quejándose porque alguien soplara humo de tabaco cerca.
Saludos.
Hola Benito
ResponderEliminarHace tiempo que no pasaba por acá porque estaba un poco tranquilo todo, ahora se animó un tanto.
Creo que en la policía de la salud ,cómo vos les decís bien, hablan sólo de lo que ellos quieren y logran que todos hablemos de lo que ellos quieren. Porque la prevención y atención de la salud sigue siendo una mierda. Preguntale a cualquiera que tenga una discapacidad, una enfermad crónica (cualquiera, no hace falta tener sida) o le haya tocado romperse un hueso, que hace el uruguay por vos. De lo que hacen con los adictos ya sabemos, un carajo, tapalos con diario. Con miles de policlínicas, un gasto diario de más de un millón de dólares, miles de funcionarios de todos los oficios o no oficios imaginables, más ahora esta integración forzosa del mutualismo a la misma bolsa agregando más millones, seguimos como el culo sin nadie que nos atienda. Además consiguen que hablemos de la prohibición de fumar, de la venta de alcohol y de que en realidad la culpa la tenemos nosotros que somos todos pelotudos.
Lindo el debate de las prohibiciones, hay que tenerlo seguro, pero me siento en cancha ajena jugando a lo que ellos quieren. Fijate que cada vez que en salud aparecen actos de corrupción, amiguismos o persecuciones a los no amigos , aportes millonarios a mutualistas fundidas, fallidos actos médicos, no votan la ley del aborto u otras delicias, Marita Muñoz habla del peligro dengue, reparte condones sin criterio, regala ojos operados por cubanitos o encuentra murciélagos con rabia. Qué mejoró con esta cultura de la salud tan atenta a nuestra felicidad?
Después de 10 años de hablar de la necesidad de un seguro obligatorio para los vehículos que evite que cualquier fantasma destruya tu vida y o tu patrimonio o herramienta de trabajo y no se haga cargo de nada, votan un engendro. Ahora es obligatorio, al fin!!, salvo que tengas un cagado ciclomotor sin frenos, una chata a mano o un carro a caballo, en ese caso te cubren los demás aportantes al sistema OBLIGATORIO. Eso sí, el seguro cubre sólo GASTOS MÉDICOS!!!!!!!!!!!!!
Entonces más millones a los médicos, es muchísima guita señores, no para nosotros los que trabajamos en un vehículo, para ellos los médicos. Y nosotros hablando del seguro que bueno que bueno QUE BUENO!!!
Me parece que tener una vivienda hecha mierda, o ninguna vivienda, es a la corta un problema para la salud. Si no puedo tener el ambiente libre de humedades o de ácaros o de peligro de derrumbe, los baños en condiciones sanitarias decentes, de que sirve que no fume, me prive del alcohol o de fumar un porro (todo carísimo porque está lleno de impuestos o prohibido y manda el mercado negro)
Una vivienda paga más impuestos que nada en este país, ni los nombro por el embole de tantos que son. Un terreno lo mismo. No hace falta meterse en el cante para ver condiciones insalubres de vida. Entrá a cualquier casa vieja del cordón, a un apto en el euskal erría o de 18 de julio mal mantenido, apartamentos sin iluminación ni ventilación en pleno pocitos.
Quién se preocupa porque muchos se respiren la combustión de una estufa de mierda todo el invierno?, y eso si puede pagar estufa. O el derecho a calefacción es una mariconada. Igual que a no cagarte de calor y deshidratarte bajo un techo de lata en verano, seas niño, viejo o paralítico. Tomá agua si tenés! Alcohol ni se te ocurra pibe…..
No tiene nada que ver con el asunto de la entrada, lo sé. No obstante, están todos cordialmente invitados a sumarse al
ResponderEliminarboicot a Montevideo.comm.
un largo grito de hurra para el posteo, que me costo terminar de leer porque ultimamente no estoy tanto tiempo frente al ordenador, por surte.
ResponderEliminarme mude hace relativamente poco y vivo en el radio de veda de la cancha de argentinos. ni mis compañeros de vivienda ni yo hemos pisado una tribuna en los ultimos 10 años, aunque escuchar los canticos de las hinchadas nos dan ganitas y probablemente terminemos alentando al bicho en algun partido que no importe demasiado, pero la cosa es, cada puta vez que hay partido, y suele haber bastante porque es un estadio bastante alquilado, no puedo conseguir una misera cerveza. quien diablos les autoriza a interferir en mi ingesta alcoholica, a mi, que ni siquiera sabia quien era el titi fernandez! que la ultima vez que le pegue a alguien fue en 5to grado del primario, y llore yo al ver la sangre del golpeado. y juro que no habia bebido ni siquiera coca cola esa mañana.
por otro lado, la despenalizacion del consumo de la que habla space bambi, no me resulta muy agradable en los terminos que se plantea. claro que estoy feliz y ya pense en que puertas de comisarias voy a ir a fumarme mis canutos en cuanto se apruebe la ley (hay una aca cerca que tiene un parquecito con bancos que da), pero el asunto es otro. no estan diciendo "recapacitamos y nos dimos cuenta que el ser humano debe ser libre de elegir lo que haga con su vida y su mente como le venga en gana", el discurso oficial es "a los adictos no hay que tratarlos como criminales sino como enfermos, y perseguirlos judicialmente no nos sirve porque nos cuesta mucho dinero y retrasa la lucha contra el narcotrafico". y la verdad es que da pena, escuchar que no les alcanza la infraestructura, porque si tampoco les alcanzara para juntar la basura tambien dejarian de hacerlo, o para perseguir corruptos o violadores "bueno, hemos visto que perseguir asesinos seriales no ha logrado disminuir las muertes y tenemos las carceles atiborradas de psicoticos asi que mejor despenalizamos" me parece una reverenda mierda que se piense de esa forma, y no es en los terminos en que yo quiero mi libertad. porque ademas, voy a tener que seguir alimentando el narcotrafico cuando quiera tomarme un papel o un acido, no voy a poder comprarlo en una farmacia o donde sea.
en fin, es domingo, por ahi se entiende lo que digo, y disculpen el desorden
http://www.noticias.uol.com.ar/edicion_1654/nota_06.htm
ResponderEliminarPermiso, para ir picando antes del lunes 15:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=A4jzAslISWI
me causa gracia,siempre que hay un quilombo en buenos aires (matan a uan familia,queman un jardin de infantes,violan un gato),salen los vecinos y dicen:"era muy normal,una persona muy normal"
ResponderEliminarme copa el blox
cariños
a
bo benito, posteate algo nuevo, dale gas bo... este ultimo fue glorioso
ResponderEliminarbuenísimo el artículo. no esperaba esa defensa del final, con la que estoy de acuerdo, aunque soy un poco posterior a los castigados en forma práctica por la dictadura (mi infancia transcurrió en ella).
ResponderEliminarNo tengo tiempo de leer los comments pero hago uno. Como uruguayo que vive hace 3 años en Venezuela, la frase "la desquiciada persecución de los bebedores en la Venezuela chavista" es absurda, al menos en lo que llevo visto y vivido.
No hay nada más fácil que comprar y consumir alcohol en Venezuela, incluidos los lugares públicos. De hecho cuando el gobierno el año pasado impuso una veda -no recuerdo los términos exactos, pero no alcanzaba ni cerca a la que se propone en Uruguay- de un par de días por Semana Santa, con el argumento de evitar accidentes de tránsito -y prefiero no hablar de la inmundicia automovilística en que se transforma este país durante los periodos de vacaciones-, la que pateó fue precisamente la derecha católica más reaccionaria, hablando de esa supuesta persecución a los expendedores de alcohol, porque, por supuesto, todo, absolutamente todo lo que hace Chávez es propio de un dictador genocida.
En cualquier caso, la policía y los militares son aquí muy corruptos -¿y nosotros nos creemos los inventores y adalides de la "viveza criolla"?, hay que ver lo que es esto-, y si en ellos está en manos el control del consumo de alcohol, ya podrás imaginarte -y si estuvieras aquí podrías verlo- el resultado que tiene este control del licor.
Sin ir más lejos, viví durante un año completo en La Pastora, esquina de La Ceiba. Eso queda a tres cuadras exactas del Palacio de Miraflores. Por la misma calle, hacia la Av. Baralt, unas cuatro cuadras más abajo, hay un par de licorerías, llenas de gente chupando birra o ron cualquier día de la semana, a las 3 de la tarde, de modo que los autos ahí tienen que achicar pa no llevarse puesto algún choborra.
Esto, así como te digo, muy cerca del Palacio Presidencial de Miraflores, próximo también al "infamoso" Puente Llaguno del tiroteo de los francotiradores.
Pongo este ejemplo como uno concreto y relevante, que todavía existe (hace pocas semanas estuve por allí y todo seguía igual), pero lo mismo podés encontrarlo en otras esquinas de Caracas y del resto del país, al menos donde he estado y lo he visto: Barinas, Maracaibo, Aragua, Delta Amacuro, etc...
galochas: estoy bastante de acuerdo, y de hecho pienso desarrollar algo similar en un nuevo post.
ResponderEliminaranónimo venezolano: no sé nada de la praxis de las medidas anti-alcohólicas de Chávez, lo vi a él -en televisión- lanzando la campaña en términos tan pelotudos y moralistas que me hizo sentir un Borbón. No soy un detractor automático de Chávez ni su defensor, aunque lo he defendido ampliamente en su polémica decisión sobre la quita de la concesión a TV Caracas, pero esto tenía todo el tufo infame de las reformas morales que suelen acompañar a los procesos revolucionarios -o de discurso revolucionario, como en este caso.
Tengo idea sí que los venezolanos beben como cosacos, lo cual hace que cualquier restricción, -que no sea meramente informativa-, afecte en grado profundo y opresivo a la sociedad entera. O que sea ignorada, como parece ser el caso por lo que contás. Pero por desgracia los cívicos uruguayos tienden a suspirar y cumplir, en lugar de optar por la lógica y sana desobediencia civil.
Benito, ¿sabias que volvieron los Trabajos Practicos?, corre la voz!!!!
ResponderEliminarMe acuerdo que en la escuela cantábamos una canción, que creo, era de Diego Torres. En una parte decía "paso las horas fumando", pero las profesoras cambiaron "fumando" por "pensando".
ResponderEliminarUna gansada no más.
con lo cual la canción de diego torres pasó de ser una gansada a ser una mentira
ResponderEliminarDisculpen la interrupción pero creo que este dialogo entre Sherlock Holmes y el Dr. Watson puede resumir el espiritu del post
ResponderEliminar“Me ha pintado como toxicómano incurable sólo porque ocasionalmente tomo una solución de cocaína al cinco por ciento”. “¡Al siete por ciento!”. “Al cinco por ciento. O cree que ignoro que ha estado usted rebajándola a espaldas mía”. “Como médico, además de como amigo, repruebo enérgicamente ese despreciable hábito”. “Mi querido amigo, además de mi querido médico: sólo recurro a los narcóticos cuando sufro un ataque agudo de… aburrimiento, cuando no hay casos interesantes que ocupen mi mente”
Benito, ¿te parece que están dadas las condiciones culturales en nuestro país para que se legalice la marihuana?
ResponderEliminarbenito, te lo aclaro en muchas menos y más directas palabras: no hay ninguna "desquiciada persecución de los bebedores en la Venezuela chavista". ni desquiciada, ni discreta, ni de ninguna clase. sencillamente, no la hay, y cualquiera puede comprar alcohol aquí, y las licorerías nunca vendieron tanto como ahora. y sí, aquí se chupa mucho, sobre todo cerveza y ron. La Cervecería Polar (90 % del mercado de cerveza en Vzla., además de controlar cereales, mayonesa, jabones y otros productos) anunció en algún momento su emigración a Colombia. De haberlo hecho, habríamos sido testigos de la más vertiginosa construcción de una planta cervecera en tiempos de revolución o cambio o como se le quiera llamar. Pero la Polar sigue aquí y todos siguen chupando como siempre y la revolución se perdió una oportunidad única para demostrar que puede hacer lo que muchas veces no logra hacer en materia de alimentación o construcción de viviendas. salú
ResponderEliminarDeg: yo soy partidario de la legalización para los adultos de cualquier cosa -de la marihuana a la datura, de la pasta base al mescal- pero por supuesto que se necesitan algunas coordenadas culturales para que la gente no se lastime o lastime a otros por ignorancia.
ResponderEliminarEn particular y en referencia a la marihuana, se puede decir que en la práctica está casi legalizada y su prohibición es sólo una rémora. Hoy en día el consumo está legalizado y no causa ni alarma ni irritación social, y uno puede cruzar 18 de Julio de punta a punta fumándose un Marley de 50 gramos sin que nadie le diga nada (a no ser "¿sale una seca?", a lo que recomiendo decir firmemente que NO por dos sólidos motivos: 1) el convidar una seca ya genera una figura delictiva de "suministro", que sí está penado por ley y 2) no hay que manguear tóxicos, es cosa de lumpen despreciable y no hay que fomentarla. Si querés dártela, trabajá, larva).
Pero volviendo a lo anterior, la prohibición es sólo formal y para la venta y -absurdo total- el cultivo doméstico. La sociedad ha aceptado su consumo, hasta las autoridades lo promoverían como sustituto de la pasta y el alcohol, dos desinhibidores mucho más peligrosos, pero hay un problema cultural-global que hace que se recule y no se legalice totalmente. Está claro que el legalizar su compra y venta generaría una buena fuente de trabajos, haría desaparecer a alguna mafia y convertiría a Montevideo en un centro de atractivo turístico exótico como Amsterdam. Es decir, un negocio mucho más redituable y sano para el país que cualquiera de estas papeleras y pasteras de mierda.
Pero somos un país chico y cobarde, y las regulaciones internacionales contra las drogas son lo bastante opresivas como para que casi nadie se atreva a hacer la suya. Incluso Holanda, pionera ejemplar en estas libertades, hoy en día las ha recortado bastante, no porque hayan generado problemas internas sino por la presión del chupapijismo internacional.
Anónimo: más arriba le contesté a otro que me señalaba lo mismo en relación a Venezuela y repito mi respuesta: yo vi a Chávez lanzar un plan muy represivo contra el alcohol en uno de sus discursos. Que el mismo no haya tenido andadura o haya sido suavizado es otra cosa, pero yo lo he escuchado con mis orejitas el declarar que el alcohol es enemigo del socialismo o algún disparate similar. Si no lo llevó a la práctica, bien por él.
Pero el abismo entre la realidad y la doctrina no significa que la segunda no exista: en Uruguay nunca se reprimió tanto el consumo de pasta base y nunca se consumió tanta. No hubo peor ola de alcoholismo en EE.UU. que durante la prohibición, y así..
Gracias, Benito. Impecable. ¡Salú!
ResponderEliminarMuy bueno! al fin se oyen algunas voces con respecto a este tema! (además de tu post lei algo medio tímido en Brecha y una contratapa de Constanza Moreira en la República), pero en general todo el mundo está bastante calladito; y ahora nos controlan la presión!!
ResponderEliminarComo tantas veces la cuestión está entre lo libertario y lo autoritario. Alguien hizo este test?
http://www.politicalcompass.org/
es bastante interesante porque pone izquierda-derecha en un eje y en el otro libertario-autoritario
Aunque me parece que esta vez la ley antialcohol no sale, ya estamos demasiado cerca de las elecciones no?
Cambiando de tema, con respecto al post anterior, anoche estaba viendo canal 5 y me sorprendió un spot anunciando la próxima emisión de Capusotto!!! La verdad es que me alegró la noche, y en forma doble, por un lado por poder verlo sin tener que esperar que descargue youtube, pero más que eso por el hecho que una iniciativa de este tipo haya tenido éxito.
Comparto con ustedes una frase muy curiosa que leí en un afiche de la UJC que hasta hace unas pocas semana estaba pegado en muchos muros de Montevideo: "Si a la lucha por una vida digna. No a las drogas."
ResponderEliminarMuy bueno el post.
Saludos.
Dear Benny, tus cuentos ya son pasado.Son las memorias del abuelo.La gente ya experimentó y ya sabe de lo que va.Hoy los jovenes no se drogan, ni fuman tabaco, porque saben que eso no les aporta nada, aparte que es jugar con la libertad, física y principalmente mental, les quita calidad de vida. Las drogas enganchan.
ResponderEliminarHoy los pibes saben lo que es ser libre. Vos y yo somos de la misma generación, por lo que leo y en los años post dictadura, vivimos nuestro mini destape coqueteando con las drogas, y el rock, y que eramos?, unos tontos de 17 años dopados, que pensaban que estaban haciendo historia. Hoy los pibes de clase media y media alta de colegios privados, pasan de las drogas. So, las drogas deben ser ilegales porque su publico es mas peligroso hoy en día, a diferencia de aquellos años hoy drogarse es marginal.Ya pasó el momento en que era de unos pocos darse la viaba y hay que aceptarlo, y el que quiera meterse algo hoy que pase las que pasamos nosotros, que se jodan.Que haya razzias, que te lleven a la DNI, antes en la calle San José y Cuareim (?) hoy en el Prado y te jodan la marrana.
Todo progre peca de lo mismo:es una maquina de crear derechos, al aborto, a una muerta digna, a las drogas, derechos , derechos y mas derechos y vos no desentonás,y la pifias muy gordamente al exaltar el submundo de lo "libertario" como modus vivendi,o filosofía de vida. Quedas como un trasnochado. Las drogas ya fueron, y el haber probado mdma cristal,speed,
extasis,cocaína,ghb,ketamina,heroína, no te va a hacer un mejor tipo ni un sabihondo, ni te da mas razón en nada, tan solo deja claro que sos un drogata que no se aguanta la mente , que tiene baja autoestima y tendencia autodestructiva, todo un ejemplo, el orgullo de la familia.
Conozco al hijo de Antonio Escohotado y es un cheto informatico que cada tanto se mete algo cuando esta de juerga y nada de cruzadas pro drogas.Eso es cosa de papá, que sabe hacerlo y ademas le es rentable.
Todo eso forma parte de un negocio del cual vos participás sin agarrar un peso. Son posturas muy simples y despreocupadas,sin tener en cuenta las consecuencias y que vienen en racimo, por ejemplo el aborto te salvaría del dolor de ver como un hijo tuyo se hunde en la heroína y queda tarado, inutilizado, teniéndolo que aguantar colgado hasta que te mueras, o ver como tu pibe se la pasa de porros y no te salva una materia ni a palos y vos pagandole los estudios sin decir ni quisquis.
Las drogas son cosa muy seria y que vos hayas tenido la suerte por x motivo de recibir una educación proveniente de gente que no se drogaba,no quiere decir que todos entiendan las drogas de la misma manera.Tener hijos enseña mucho, y seguro que muchas de tus posturas se verian desmanteladas, y te volverías un conservador que dejaria a mc cain a la altura de la diarrea de un yonki.
Las drogas ya fueron y defenderlas es necrofilia !!
Me asombra lo habitual que es que alguien en total o parcial disenso con lo que digo , opte por botijearme con diminutivos y la familiaridad de quién se supone me conoce mucho (y me dio algunas lecciones, claro), pero que al mismo tiempo opta por un "Anónimo" total en lugar de usar al menos un nick que me indique por qué tanta confianza.
ResponderEliminarPero mejor no tener confianza cuando se van a contestar semejantes pelotudeces. Me parte un poco los huevos el que nuevamente se me considere un adepto al canon progresista por ser libertario en temas como el aborto, la droga o la eutanasia. Te tengo noticias Anónimo tan obsesionado por la actualidad o no de las ideas -como si las ideas fueran un peinado y como si las actualmente en boga no estuvieran acabando con el mundo-: los progres de hoy en día abandonaron hace tiempo la mayoría de las causas libertarias y de hecho es más fácil encontrar adeptos a las mismas entre los liberales coherentes o incluso en la derecha no religiosa.
Como es más fácil suponer lo que dice un post tan largo en lugar de leerlo, Anónimo se pasa por los huevos todo mi escepticismo y mi prudencia en relación a las drogas y su uso, saltándose el hecho de que yo no sólo leí sobre las cosas horribles que se puede hacer una persona a sí mismo con drogas, sino que también lo he visto, y termina aleccionándome sobre la revelación de la paternidad y mi incapacidad para opinar sobre drogas por no haberla vivido.
Bueno, antes que nada, andá a cagar porque no sabés un sorete al viento acerca de mi situación familiar en particular y mis responsabilidades actuales sobre la misma. Pero además en lugar de predicar como cura choto sobre la lucidez que viene envuelta en placenta, te convendría revisar el estado familiar de la mayoría de los adictos a las drogas y comprobar el altísimo índice de paternidad que hay entre ellos, entre los usuarios realmente problemáticos. Hacer padre no convierte a los pelotudos en sabios y por eso mismo debería ser algo tan poco recomendable como tomar drogas, porque es un asunto de responsabilidad, el tema sobre el que escribí en el post.
Es mentira que los pendejos de hoy en día hayan aprendido a no drogarse; se drogan más que nunca y nunca hubo una generación más drogada en EE.UU. que la que produjo la campaña extensiva de propaganda contra las drogas. La diferencia es que ahora no saben por qué lo hacen, y como se han vuelto totalmente dóciles, ni siquiera lo defienden. Esos modelos de jóvenes que estudian como locos y no toman drogas para poder recibirse, volverse unos hijos de puta como sus padres y jefes y comprarse el I Phone antes que sus coetáneos, me resultan más despreciables que los peores junkies callejeros y pienso que es una pena que sus madres no hayan considerado más seriamente el aborto.
Sí el hijo de Escothado (qué ambientado que es conocer al hijo de Escothado) es más careta que Nancy Reagan, me parece bárbaro. De hecho es normal que los hijos inquietos desafíen y pongan en entredicho el modus vivendi de sus padres. Si Escothado hizo guita con sus libros, viva su cara, hay cosas sensatas en ellos.
Yo no estoy a favor de consumir drogas, estoy en contra de un concepto pelotudo de calidad de vida que para vos te parece inobjetable porque supongo que crées que vas a vivir para siempre. Allá vos, es comodísimo comprarse el modelo -sobre todo en esa España actual que parece la Escuela Horizonte llevada a categoría de nación- pero para botijearme hablame a la cara o cerrá el orto. Porque yo sé que no sé nada y que vos ni eso.
los progres de hoy en día abandonaron hace tiempo la mayoría de las causas libertarias y de hecho es más fácil encontrar adeptos a las mismas entre los liberales coherentes o incluso en la derecha no religiosa.
ResponderEliminartambién he notado eso, pero es algo mas de percepción, no tengo muy claro las causas, para vos cuáles son?
Esos modelos de jóvenes que estudian como locos y no toman drogas para poder recibirse, volverse unos hijos de puta como sus padres y jefes y comprarse el I Phone antes que sus coetáneos
síntesis sublime jej.
qué post, salú!
Creo que el que haya -en ocasiones, no creo que de para generalizar- una mayor tolerancia hacia las conductas personales en los liberales se debe simplemente a la identificación (que yo no comparto) de todas las libertades, ya sea económicas como personales. En el caso de alguna derecha no religiosa parte simplemente del no-humanismo, del no considerar al ser humano como el fin de todos los medios, lo que implica desdramatizar las conductas individuales. Pero qué se yo...
ResponderEliminarHoy leía una nota a la colorada Glenda Rondán despotricando acerca de que los progres prohibieron más cosas que todos los conservadores, y tiene razón; en el pensamiento de izquierda forjado hace dos o tres décadas hay como una autorización implícita y totalmente paternalista (en el mejor de los casos) a decidir sobre las conductas privadas de los demás, en aras de hacer un poquito de ingeniería social, un pequeño empujón para acercarse al "hombre nuevo", que si llegara a existir sería el rey de los pelotudos.
Grande, Benito. Me pareció un post excelente y de una lucidez destacable, como casi siempre.
ResponderEliminarLo del último comentario anónimo no da ni para contestarlo, porque parece no haber leído el post. Creo que la apelación a la libertad individual es la guía de todo el tema. Que cada cual haga con su vida y su organismo lo que se le canta el orto. Incluso el hijo de Escohotado.
Estoy terminando de ver The drug years -me falta Just say no, el cuarto capítulo, que probablemente sea el mas nefasto- y me sorprende mismo encontrar un documental que se posicione tanto sobre la ética, y no la moral, en unos años que facilmente podrian calificarse de neomedioevo.
ResponderEliminarUna de las cosas que toca el documental y que me obsesiona particularmente es el fin del summer of love, cómo la historia misma se encargó de dar un brochazo tan oscuro como el del clan Manson en una época donde todo parecia proclamar en cantos lo contrario.
Esta contraposicion, como una mutacion maligna de un mismo gen, me recuerda en cierto modo al aparentemente plácido final de Terciopelo azul, con el pajarito devorándose al bicho luchando en vano en su pico.
No por nada, me fascina Death Valley 69', de las mejores cosas que he visto que han sabido captar este claroscuro.
Benito: los dos anónimos anteriores, referentes a Venezuela, son míos (y no de personas diferentes, y soy uruguayo, no venezolano).
ResponderEliminarVuelvo a aclararte el asunto. No niego que Chávez alguna vez haya caído en una pataleta contra el consumo de alcohol en este país, que junto con el nuestro tiene los mayores índices de alcoholismo del continente. Sería bueno saber -ya que la cita parte de tu post- cuándo y en qué circunstancias lo dijo, y si efectivamente fue al principio de una campaña puntual de control de automovolistas alcoholizados y de fiscalización de licorerías, previo a la Semana Santa de 2006 o 2007.
Están muy bien los argumentos sobre la Ley Seca de EE.UU. de la década del 20, o el reaganiano Just Say No, y los previsibles resultados contrarios a los buscados.
Pero este no es el caso en Venezuela. Allí efectivamente se pusieron en funcionamiento las campañas. Aquí no. Es como cuando Bush anunció que se comenzaría a explorar y extraer petróleo de los parques nacionales y reservas forestales de Alaska. Eso finalmente no ocurrió por presiones en el Congreso, y no me voy a poner a despotricar contra Bush por esa razón, sencillamente porque no se produjo ni la deforestación ni la contaminación petrolífera consiguiente en esa región.
A eso iba cuando te decía que es absurdo decir que hay "una desquiciada persecución de los bebedores en la Venezuela chavista". No la hubo ni la hay (ni en estos tres años en que estuve aquí, ni en los anteriores de este Gobierno, según me informan buenos amigos), y por eso tampoco corresponde el argumento de la "resistencia" o "desobediencia" que esgrimís.
Saludos y adelante
una duda hay que me carcome y sé que no es el lugar para plantearla, pero me permito el atrevimiento... todas tus direcciones de mail rebotan benito?
ResponderEliminarmi ignorancia total al respecto me impide darme cuenta si recibís más tarde los correos o no, y simplemente quedan dando vueltas por ahí.
abrazo
a.
Che, benito, si te das la papa un poco menos capaz que se te arregla el problema del habla ese que tenés.. ;P un sano consejo de un compatriota.
ResponderEliminarR E S P E K
Ahora Maradona es técnico de la Selección Argentina, y la opinión de muchos es “tomo drogas, no podemos confiar en el”. Si bien el Diego no es el mejor ejemplo de consumo responsable, la mayoría de la gente no lo quiere por algo que hizo en su vida privada, algo que ya hacia cuando gano el mundial y que comenzó a hacerse evidente cuando se lo alejo del futbol por el simple hecho de consumir una sustancia recreativa. Si eso no es de trogloditas, no se que será.
ResponderEliminarSin embargo, respek, tu novia entiende perfectamente todo lo que le pido. Así que mi problema no debe ser tan grande.
ResponderEliminarmaxi: en realidad el de Maradona me parece un pésimo ejemplo de consumidor de drogas. No sólo por el evidente descontrol que tuvo -y que estuvo a punto de matarlo un par de veces- sino por la hipocresía con la que ha vivido en relación a sus hábitos. Cuando Maradona se enfrenta con AFA y FIFA por no haber barrido bajo la alfombra su adicción a la cocaína, no lo hizo en nombre de los consumidores de cocaína, ni siquiera desde su derecho individual a hacer lo que quiera con su cuerpo, no se enojó con las leyes anti-droga sino que se enojó porque las mismas no se torcieran a su favor, que no hubiera una excepción para el Diez.
Particularmente mi desprecio hacia Maradona como persona surge de su aceptación de una subvención de Menem -el hombre que se encargó más que nadie de hacer crecer las villas miseria en las que Maradona creció- para hacer una lacrimógena propaganda anti-drogas en momentos en que su adicción estaba en su punto más alto (lo cual no le impedía afirmar públicamente que estaba limpio, y jurarlo por sus hijas).
Yo no creo que la oposición a Maradona venga tanto por su antigua adicción a las drogas, sino simplemente por motivos de clase.
Hola, leí todo el texto y muchos de los comentarios y me pareció muy interesante este asunto, así que deseaba compartir algunas cosas en las que me quedé pensando como modo de agregar a la discusión.
ResponderEliminar1- Me quedó rondando ese pensamiento de "no podemos legislar en base a la actitud de una minoría", cosa que creo que es cierta. Pero ¿aquellas personas que pueden hacer un uso sensato y razonable de algunas drogas duras, como modo de expandir el ancho de la experiencia y sin derivar en cierta clase de adicción y desviación indeseable de la conducta, serán la norma? ¿o no serán también una excepción, el otro extremo de las excepciones? Ojalá que no, yo desearía que no lo fuera porque siempre veo como algo valioso toda posibilidad de expandir la experiencia, pero me temo que tal vez no sea así.
2 y más importante- quisiera poner de relieve lo que en mi opinión es la discusión de fondo: la defensa de la libertad o la defensa de la vida. Quiero aclarar desde ya que no es mi intención defender la postura del gobierno, no me interesa siquiera hablar de ello. En cambio, sí me quedé pensando bastante en la posición de Benito: una airada defensa de la libertad a ultranza. Varias veces mientras leía el artículo, me vino a la cabeza un viejo refrán que escuché alguna vez: “prefiero morir de pie que vivir arrodillado”. La verdad es que si a mí me dan a elegir, yo prefiero vivir arrodillado, pero vivir. No lo pienso dos veces. Siempre me parece más importante vivir, incluso frente a la posibilidad de “morir con libertad” (sólo con excepción, tal vez, de ciertos casos muy extremos de privación de las ibertades). No estoy diciendo con esto, que no se me confunda, que considere el uso de drogas como un modo de ir en contra de la vida, por el contrario, las drogas son parte del quehacer humano, y una parte importante, pero sí existen ciertos casos en los cuales el uso de ciertas sustancias viene asociado a un deseo de eliminación. No sé si podemos evitarlo, pero nunca deberíamos incentivarlo. Yo no sé si podemos defender la libertad del individuo en esos casos, cuando viene asociada a un deseo de eliminación. El hombre ha enasanchado muchísimo sus ámbitos de experiencia, y la vida humana se ha transformado en una actividad riquísima, que incluye inclusive ciertas actividades que pueden ir en contra de la salud, pero por más variado e interesante que sea el conjunto de actividades humanas, el imperativo final del hombre como el de cualquier especie es el de vivir. Y especialmente en el caso del hombre, un animal tan atípico y excepcional. Yo no sé Benito, sos un tipo muy inteligente y no es mi intención aleccionarte, pero permitime decirte que si tal vez pensaras algo más detenidamente en cuan excepcional y fantástico fue el paciente trabajo de la evolución biológica, no dirías tan resueltamente frases como “de la piel pa´dentro mando yo”. Nos tocó ser, dentro de un universo mayormente vacío y muerto, materia viva, de la materia viva, que es una abrumadora minoría en el cosmos, nos tocó ser organismos pluricelulares, dentro de estos, somos de los poquísimos que cuentan con un cerebro, y de estos, no más de una decena de especies entre todo lo conocido, somos los únicos animales que conozcamos capaces de generar un lenguaje articulado. Es decir, somos una verdadera maravilla extremadamente excepcional y única. Y que conste que esto lo digo a pesar de todas las atrocidades de las que por cierto somos capaces, entre ellas, la de quitarnos la vida.
Hola, leí todo el texto y muchos de los comentarios y me pareció muy interesante este asunto, así que deseaba compartir algunas cosas en las que me quedé pensando como modo de agregar a la discusión.
ResponderEliminar1- Me quedó rondando ese pensamiento de "no podemos legislar en base a la actitud de una minoría", cosa que creo que es cierta. Pero ¿aquellas personas que pueden hacer un uso sensato y razonable de algunas drogas duras, como modo de expandir el ancho de la experiencia y sin derivar en cierta clase de adicción y desviación indeseable de la conducta, serán la norma? ¿o no serán también una excepción, el otro extremo de las excepciones? Ojalá que no, yo desearía que no lo fuera porque siempre veo como algo valioso toda posibilidad de expandir la experiencia, pero me temo que tal vez no sea así.
2 y más importante- quisiera poner de relieve lo que en mi opinión es la discusión de fondo: la defensa de la libertad o la defensa de la vida. Quiero aclarar desde ya que no es mi intención defender la postura del gobierno, no me interesa siquiera hablar de ello. En cambio, sí me quedé pensando bastante en la posición de Benito: una airada defensa de la libertad a ultranza. Varias veces mientras leía el artículo, me vino a la cabeza un viejo refrán que escuché alguna vez: “prefiero morir de pie que vivir arrodillado”. La verdad es que si a mí me dan a elegir, yo prefiero vivir arrodillado, pero vivir. No lo pienso dos veces. Siempre me parece más importante vivir, incluso frente a la posibilidad de “morir con libertad” (sólo con excepción, tal vez, de ciertos casos muy extremos de privación de las ibertades). No estoy diciendo con esto, que no se me confunda, que considere el uso de drogas como un modo de ir en contra de la vida, por el contrario, las drogas son parte del quehacer humano, y una parte importante, pero sí existen ciertos casos en los cuales el uso de ciertas sustancias viene asociado a un deseo de eliminación. No sé si podemos evitarlo, pero nunca deberíamos incentivarlo. Yo no sé si podemos defender la libertad del individuo en esos casos, cuando viene asociada a un deseo de eliminación. El hombre ha enasanchado muchísimo sus ámbitos de experiencia, y la vida humana se ha transformado en una actividad riquísima, que incluye inclusive ciertas actividades que pueden ir en contra de la salud, pero por más variado e interesante que sea el conjunto de actividades humanas, el imperativo final del hombre como el de cualquier especie es el de vivir. Y especialmente en el caso del hombre, un animal tan atípico y excepcional. Yo no sé Benito, sos un tipo muy inteligente y no es mi intención aleccionarte, pero permitime decirte que si tal vez pensaras algo más detenidamente en cuan excepcional y fantástico fue el paciente trabajo de la evolución biológica, no dirías tan resueltamente frases como “de la piel pa´dentro mando yo”. Nos tocó ser, dentro de un universo mayormente vacío y muerto, materia viva, de la materia viva, que es una abrumadora minoría en el cosmos, nos tocó ser organismos pluricelulares, dentro de estos, somos de los poquísimos que cuentan con un cerebro, y de estos, no más de una decena de especies entre todo lo conocido, somos los únicos animales que conozcamos capaces de generar un lenguaje articulado. Es decir, somos una verdadera maravilla extremadamente excepcional y única. Y que conste que esto lo digo a pesar de todas las atrocidades de las que por cierto somos capaces, entre ellas, la de quitarnos la vida.
Debo correjir un error de tipeo. Cuando dije que sólo una decena de especies tienen cerebro, debí decir: sólo una decena de especies tienen un cerebro capaz de "self awareness", es decir, conciencia de sí mismos.
ResponderEliminarPor supuesto que son más de diez las especies con cerebro.
pah, me quedé con la duda de cuáles son las otras nueve especies con self awareness, porque hasta ahora sólo conozco una y no quiero hacerme vegano.
ResponderEliminarEl asunto es qué es lo que predomina en la utilización de drogas; si una pulsión tanática o una erótica. Yo no niego que uno de los atractivos del consumo de drogas es lo autolesivo, y que -en el caso de las drogas visionarias- el carácter de "pequeña muerte" es parte mismo de la experiencia iniciática, pero creo que socialmente -en estas sociedades occidentales- los aspectos de muerte en vida relacionados con las drogas se han magnificado hasta hacerlos más reales de lo que son. Es decir, son como esos fantasmas que sólo existen porque se cree en ellos.
ResponderEliminarLos fríos números dicen que -incluso partiendo de un grupo de gente con menor tendencia al autocuidado que los demás, ya que tan sólo la decisión de probar una droga una sóla vez implica el que uno no es un fundamentalista de la salud- los usuarios no problemáticos de prácticamente todas las drogas son muchos más que los problemáticos. Y en los casos en que los segundos superan a los primeros generalmente es un fenómeno relacionado con la cultura (con la falta de) en la que dicha sustancia es consumida.
Todos los años mueren muchos más jóvenes en Uruguay arrojándose desde ventanas que consumiendo drogas. ¿Esos números no alentarían a la prohibición de ventanas altas?
Yo qué sé, en todo caso yo soy de la opción de la vida, pero para mí la vida no es la casi anulación de la misma por miedo a la muerte.
Dos comentarios dos:
ResponderEliminar-che, benito. Viste lo de los muchachos de NTVG firmando por la anulacion? No se merecerian algun saludo con dedito pa arriba desde la tribuna? No digo que Fuck You Tiger vuelva desde las tierras de la parca para hacer una guiñada complice, pero...
-Dejo una perlita reciente de nuestro monseñor: Cotugno indicó que las nuevas leyes impulsadas por la actual administración. Como la unión concubinaria o la adopción de niños por parejas homosexuales forma parte de “una crisis antropológica de la que se desprenden consecuencias que todos estamos constatando a diario: la violencia, la droga que destruye”.
Hay que reconocerle creatividad en sus ataques al tipo.
Horacio
Anónimo: Te cito:
ResponderEliminar"Yo no sé si podemos defender la libertad del individuo en esos casos, cuando viene asociada a un deseo de eliminación."
(...)
"el imperativo final del hombre como el de cualquier especie es el de vivir."
(...)
"todas las atrocidades de las que por cierto somos capaces, entre ellas, la de quitarnos la vida."
Sí, claro que podemos y debemos defender la libertad del individuo en esos casos. La libertad de autoeliminación es uno de los derechos fundamentales de cada quién.
La supervivencia a toda costa podrá ser un imperativo biológico, un impulso del hombre en tanto especie, pero cada individuo tiene el derecho a elegir dejar de sobrevivir.
Quitarnos la vida no es ninguna atrocidad. Además de ser, como dije, un derecho individual inalienable, en última instancia no es más que adelantar el final inevitable.
Walter:
ResponderEliminarSí, de acuerdo, el individuo tiene libertad incluso para decidir quitarse la vida, y nadie es quién para administrar esa decisión ni es capaz de prohibirla en ningún caso. Tomadas así mis palabras da la sensación de que pensara lo contrario, pido disculpas si no fui suficientemente elocuente al respecto pero no es así, no me expresé con claridad: pienso como tú que el hombre tiene el derecho inalienable a discontinuar su vida.
Lo que a mí me pareció interesante traer a la discusión es la perspectiva de qué implica en última instancia esa decisión libre que alguien puede tomar. Y lo traje a colación no porque estuviera en contra de las cosas que ya se habían referido sobre el tema en el foro, sino simplemente porque nada al respecto se había dicho aún.
En lo personal soy un defensor de la vida (por cierto no un defensor de la vida inocua, sin “roce” por llamarlo de alguna manera, sino que más bien tiendo a suponer que la vida es más interesante cuanto más se expande hacia a lo ancho, ya que hacia lo largo, como bien decís, el final es inevitable tarde o temprano, y por cierto, cuanto más tarde mejor), por lo tanto, aunque comprendo que una persona es libre de autoeliminarse, me preocupa, más que simplemente aceptar ese hecho, aportar elementos que pudieran ser útiles para eventualmente contrarrestarlo, o tal vez solamente atenuarlo o postergarlo, por supuesto que sin prohibirlo ni ir en contra de ninguna libertad. En este sentido, consideré que tal vez pudiera ser de alguna utilidad no perder de vista que la vida es el fruto de una largo y paciente proceso, del cual deberíamos maravillarnos aún en el caso de que no sintiéramos especial cariño por nuestra existencia en particular, nuestra circunstancia, o lo que sea.
Vinculado con el tema de las drogas pienso algo similar, me parece que tal vez el mejor camino para consumirlas es el de hacerlo buscando una manera de expandir la vida, de ensanchar las posibilidades de la experiencia, y cuando el uso de drogas se asocia a un deseo de autodestrucción o a una intención de minimizar la experiencia en vez de maximizarla, por supuesto que las personas siguen siendo libres de hacerlo, pero en mi opinión no es lo deseable.
Por último, no sé Walter, tal vez te parezca demasiado fuerte la palabra “atroz”, pero la verdad es que mi experiencia con la muerte en general y con el suicidio en particular, nunca está relacionada con la alegría y ni siquiera con la simple apatía, sino siempre con la tristeza y el desánimo, aún cuando se trata de una decisión libre.
Anónimo: Sí, coincido en que "la vida es el fruto de una largo y paciente proceso, del cual deberíamos maravillarnos aún en el caso de que no sintiéramos especial cariño por nuestra existencia en particular, nuestra circunstancia, o lo que sea".
ResponderEliminarAhora bien: por maravillosa que sea la vida en general, como fenómeno inexplicable, y por más maravillosos momentos que pueda haber en cualquier vida individual y concreta (la mía, la tuya, o la de quien sea), te digo que ese tan conocido eslógan de "Sí a la vida", o simplemente el declararse a favor de la vida, me parece algo tan amplio que, en el fondo, carece de sustancia.
En cuanto a lo de estar "a favor" de la vida, ¿qué significa? ¿Qué la vida, en general y en su sentido más amplio, es cosa buena y debe existir siempre y a toda costa? No sé, pero se me antoja bastante futil. "La vida" existe y va a existir, en este planeta y en otros, al margen de que estemos "a favor" o "en contra".
Ahora, hablando de vidas concretas, quizá algún día no muy lejano terminemos por extinguir la vida de la especie humana, e incluso, aunque bastante menos probable, antes de liquidarnos a nosotros mismos logremos hacer del ambiente algo tan hostil que hagamos desaparecer toda forma de vida. Pero seguimos hablando de un planeta entre una cantidad astronómica, en muchísimos de los cuáles debe haber formas de vida. Desde un punto de vista cósmico, que haya vida en la Tierra o no la haya carece de la más mínima importancia. Si la vida humana en este planeta se extinguiera, no habría nadie para lamentarlo, valga la perogrullada.
En cuanto a las vidas humanas terrestres en particular, las individuales, creo que la longevidad está muy sobrevalorada. Acerca del inevitable final decís que "cuanto más tarde, mejor". Pero yo no estoy tan seguro. Creo que eso depende de la circunstancia de cada cuál, cosa que también mencionabas, pero a la que me da la impresión de que no le concedés la importancia debida. Quiero decir que lo único que para cada uno hace deseable o lamentable el estar vivo es, precisamente, su circunstancia. Y así como hay circunstancias contingentes (hoy puedo estar deprimido y con ganas de matarme, y mañana puedo estar eufórico y feliz de estar vivo), hay circunstancias que, dado un lapso de vida lo suficientemente prolongado, son inevitables; por ejemplo, la enfermedad, la decadencia, la vejez. Y cualquier persona puede estar anímicamente bien y decidir que no está dispuesta a sufrir esa etapa final de una vida longeva. Y no olvidemos que la vida, el estar vivo, es requisito del sufrimiento. Y tampoco dejemos de tener en cuenta que si la alegría, la felicidad y el bienestar son, para cualquier ser que nace, meras posibilidades, el dolor es una certeza. No en vano se ha dado en llamar a la vida un "valle de lágrimas".
Creo que no se debe confundir el instintivo pánico a la muerte, característica de la naturaleza animal (incluso el animal humano, claro), ni las neuróticas fantasías que hacen del estar muerto algo temible, con una supuesta deseabilidad de la vida en cualquier circunstancia.
El asunto da para mucho más, claro, pero por ahora ya me extendí demasiado (o al menos lo suficiente).